Paráfrasis de vinilo
Isaac Raúl Zepeda Romo
Te extraño: Todavía te quiero pero no te lo puedo decir.
Puedo: No quiero.
No quiero: Me duele.
Me duele: Es que con una chingada, te fuiste.
(Nota: posible corrección, no te fuiste, allí estás en la esquina.)
Todavía: Extensión (por decirlo así) de esa existencia, perpetua y previa a la conciencia, de la posibilidad.
Te quiero: El decir esto, cuando me arañaste y rompiste la olla, única que teníamos, en la frente. Mi mamá se va a enojar, si bien me la encargó. // El no extender esto, porque podría, igual podría divagar, eso del querer es sólo eso.
Pero: Confortable recurso para no: bailar, disfrutar un helado, correr, llorar, enlistar verbos con una jerarquización basada en la memoria, irse, decirte que no sé quererte si no es por tu violencia y tus agresiones, quedarte. // A veces uno está tan drogado que no respeta ni a los Stones, tú entiendes, tiene uno que patear y se atraviesa Calígula, que te llevaste aún cojeando. ¡Ah sí!, te dejé moretones y magulladuras.
Decir: Mandártelo por correo, como siempre quisiste que fuera la vida, por cartas. Para agotar todos los recursos de formas de lograr tu vuelta. La confesión también es un recurso. Preguntar cuáles son los pinches datos que lleva una carta y cómo y dónde. Nunca escribí alguna, no sé si un día enviaré esto.
Te: Casi tú, casi té. De limón. Sigo sorbiendo. Miro a escondidas por la ventana porque veo una silueta y no saldré si estás tú. La sombra se tambalea o parpadea. La sangre ya secó en mi frente. Es la sombra del alumbrado público sobre sí mismo. Entonces sí te fuiste. Extraño.