Inmortal Afrodita
Safo
Inmortal Afrodita de colorido trono,
hija de Zeus, artificiosa, te suplico
que no sometas a infortunios ni dolores,
oh soberana, mi corazón.
Y ven, como otras veces
que abandonaste la casa de tu padre
cuando a lo lejos mi voz oías,
luego que dorada
carroza preparabas: te conducían hermosas
ágiles aves cruzando la tierra oscura,
batiendo fuertemente sus alas en medio
de los cielos y del éter.
De inmediato llegaban. Y tú, dichosa,
con rostro inmortal sonriendo,
preguntabas con qué sentimiento ahora sufría,
la causa porque te invocaba,
que anhelaba por sobre todo
mi enloquecido ser: “¿A quién deseas ahora
que mi persuasión atraiga hacia tu amor? ¿Quién,
oh, Safo, te atormenta?
Haré que pronto te siga, si te huye;
que si tus regalos rechaza, él te los ofrezca,
y que de inmediato te ame, si no te ama,
aunque no lo desee”.
Ven también ahora para librarme del peso
de mis penas; todo cuanto satisfacer
mi ser anhela, cúmplelo; oh, mi aliada,
sé tú misma.