UN RATITO DE 'TENMEALLÁ'
Manual para héroes o canallas: "Man on wire" de James Marsh
Juan Francisco Camacho Aguilar
Maybe I just want to fly
I want to live I don't want to die
Maybe I just want to breath
Maybe I just don't believe
Maybe you're the same as me
We see things they'll never see
You and I are gonna live forever
Live Forever, Oasis
Yo también he sido un hombre sobre el cable; pendiendo de la precisión milimétrica de la que se vale mi fuerza. Con vértigo de vaciarme ciento diez pisos más abajo, casi temor, descalzo entre dos torres que cayeron hace más de doce años en New York, o en Notre-Dame; aquí y en todas las partes que me han visto roer la incertidumbre. Por perseguir más que la sensación de sentir los pies en el aire.
Man On Wire (2008) es un documental dirigido por James Marsh sobre Phillipe Petit, funambulista, y la travesía que transcurre junto con sus compañeros en 1974 para cumplir el sueño de cruzar las torres del World Trade Center caminando a través de un cable. Con particular gracia, el hombre nos platica, alternando grabaciones y fotografías, cómo va la idea desde la gestación hasta su desarrollo. Ganador de varios premios, incluyendo el Oscar a mejor documental largo, está basado en el libro de Petit, To Reach The Clouds.
He sido también un enfant terrible que la gente ve para pensar “qué cree que hace jugando así con su vida”, pero no importa si me caigo, it’s such a heavenly way to die cantaba Morrissey; el placer, el privilegio es mío si me voy de acá haciendo lo que me place, si soñar pesa más que el miedo a que mi cuerpo se derrumbe. Habrá tiempo, de cualquier modo, para sentarme sobre el viento que golpea, en medio de la gente que ve desde abajo, recostar la espalda y sentirme flotando, hablar con el cielo aunque la policía me amenace con llevar un helicóptero para bajarme de ahí con vida.
Si algo tiene que decirnos el documental, es que lo imposible es una mera convención, Phillipe es la persistencia de sus ambiciones; un payaso, si quieres, pero al fin y al cabo un tipo que se juega la vida para tocar el cielo con los pies. Ni tú, ni yo, ni Phillipe somos tan diferentes.