El resucitado
Jeremías Ramírez Vasillas
Lo aprehendieron esa noche. No era noticia, cada año era lo mismo. Al otro día, después del juicio, lo iban a crucificar. Y lo crucificaron. Lo triste fue que el joven que habían elegido como Cristo murió: no saben si estaba enfermo o por la insolación, que este año había sido más severa, o debido al gran esfuerzo que tuvo que hacer para cargar una cruz tan pesada. Lo llevaron al anfiteatro pero esa noche no pudieron hacerle la autopsia pues todos los médicos forenses estaban de vacaciones y los de guardia llegaban hasta el día siguiente. Lo acomodaron en una plancha y cerraron con llave. Ahora había que encontrar quién hiciera la escena de la resurrección. Al día siguiente, cuando llegaron los médicos de guardia, no estaba. Lo encontraron, horas después, caminando tranquilamente por el parque de la colonia. Iba vestido con su ropa de siempre. Lo aprehendieron de nuevo y sin juicio lo crucificaron. En esta nueva ocasión todo debía salir como estaba escrito.