Es lo Cotidiano

Poemas

Marco Antonio Gabriel García

Mi abuelo también era un desgraciado
tenía esa soledad agónica
de quien tiene un perro negro
y hambreado en lugar de espíritu.

Sí, era un ebrio a sus 72 años,
hablaba lúcidamente en una lengua que no entendíamos.
En una lengua que me quemaba el pecho.

No tenía amigos
ni semejantes cercanos.
Era un desolado cerro salvaje,
tenía cientos de historias inventadas
como dinamita a punto de amar.

Me miraba con su cara de macaco amargo
me miraba, como quien no ve nada:
­—Cásate con tu prima hijo, cásate con ella.
—Abuelo, soy el último primogénito de tu blasfemia,
     el último de esta sangre de hiel.
    Cumpliré tu deseo
   de agujero negro
  en el universo.


Es un buen tipo
un muy buen tipo.
Todos los días despierta temprano
usa su traje de buena gente
calza sus zapatos
de santo
e ilumina la mañana
con sus buenas acciones.
Se mira al espejo complacido
y entrena su sonrisa sincera.
Es, lo que es,
un buen tipo.
Toma sus pinceles felices
y no sale a la calle
teme, que algún mal pensamiento
cruce su prístina fachada.
Este día
tampoco podrá mostrarse en público
todavía
debe amaestrar
sujetar
verificar
sonrojar
mariconear
su buen tipo.
Alabado seas…
Tenía tantas ganas de llorar el chamaco
que se construyó un lloradal

tenía tanta sed de su sed
tanta risa contenida
tanta tarántula entre ojo y ojo

que se construyó un templo
para sus lágrimas caídas en tristeza

Ah,
horrendo monstruo el de la cobardía
horrendo monstruo que se esconde
bajo la cama
y te pide cobija

horrendo sapo
croando quedamente en tu oído más diestro

horrenda llorona
que se esconde bajo tu manto

y el llanto que no acaba
y el lloradal

con el horrendo monstruo
y el llanto que no acaba

en la noche descobijado
y el llanto que no acaba
y el lloradal

tenía tantas ganas de llorar el chamaco

que mejor se compró una botella
para reír sobre el lloradal.

Gracias por la muerte
por esa intensidad de olas en el cuerpo
por el olvido
el silencio
el vuelo de las alas
el miedo callado
la intempestiva valentía de los muertos
el cansancio
de los ojos cerrados
por la amenaza del tiempo
el puño cerrado
el puño abierto

Gracias
por la vejez
por la falta de sinapsis
por la falta
de huesos
el viaje al mar de la escases
la ausencia de sentidos

y la muerte

gracias.
 

***

Marco Antonio Gabriel García
Guadalajara, México. 1977.
Director del grupo de promoción y difusión cultural El viaje. 
Miembro del Antitaller de Poesía César Vallejo, coordinado por Raúl Bañuelos.
Ha sido editor y miembro del consejo editorial de publicaciones como Che Araña, La urbe, Hongos a la Hermana Luna y Espejo humeante.