jueves. 23.01.2025
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La necedad del futuro

Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal

La necedad del futuro

 

Es prácticamente imposible saber si al hombre de las cavernas, ese que aún somos de cuando en cuando, le preocupaba imaginar el futuro. Entre la euforia y el desencanto; es decir, entre la utopía y la distopía, se construye el principal indicio de nuestra necedad. La culpa la tendrá acaso el pensamiento religioso y la obsesión de creer bajo cualquier circunstancia en la existencia de una vida futura, particularmente más allá de la vida. Cuando el futuro no se imagina como algo más allá de lo terreno (en este sentido la imaginación religiosa y la ciencia ficción cumplen funciones semejantes), se le suele contemplar desde la comodidad de lo remoto, como si el futuro a corto plazo no existiera, como si la imaginación tuviera el mismo estatus que la memoria.

Algo similar nos hace ver William Gibson cuando afirma en Todas las fiestas de mañana que "Lo pasado es pasado, el futuro informe". Lo distópico en Gibson, como elemento esencial de su ciberpunk, asume la imposibilidad del futuro imaginándolo. De hecho no es gratuito que el título de la novela provenga directamente de la emblemática canción de Velvet Underground, esa que Lou Reed tuvo a bien grabar con una guitarra ostrich y un piano preparado, reminiscencias del inicio de la modernidad que el propio Gibson señala (http://www.aintitcool.com/node/5140) que fue atisbada por Virgina Woolf en 1911, por lo que optó por asimilar la fecha en la novela como uno de sus “puntos nodales”.

Desde esta perspectiva, la gran tragedia del futuro es la imposibilidad de imaginarlo desde el presente; es decir, exclusivamente a partir de los referentes del pasado. ¿Tendría noción el hombre de las cavernas del concepto de memoria a corto plazo? En El nacimiento de la tragedia, Nietzsche apunta que “Eurípides [...] fue alabado sin cesar: más aún, la gente se habría matado para aprender aún algo más de él, si no hubiera sabido que los poetas trágicos estaban tan muertos como la tragedia. Al abandonar a ésta, sin embargo, el heleno había abandonado la creencia en su propia inmortalidad, no sólo la creencia en un pasado ideal, sino también la creencia en un futuro ideal."

La necedad, que lleva también su dosis de tragedia, consiste en pretender ubicar en el tiempo aquello surgido de la imaginación sin percatarnos de que todo recuento del futuro imaginado no es más que un ejercicio de la memoria. En un punto medio, al menos temporal, entre Virginia Woolf y Velvet Underground, Octavio Paz escribió en El laberinto de la soledad que "El tiempo deja de ser sucesión y vuelve a ser lo que fue, y es, originariamente: un presente en donde pasado y futuro al fin se reconcilian." Partiendo de esta perspectiva, resulta más que posible saber si al hombre de las cavernas que fuimos le preocupaba o no imaginarnos pensando en el futuro.

 

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Carlos Adolfo Gutiérrez Vidal es poeta y doctor en Estudios del desarrollo global. Es director del Colegio de Comunicación de la Universidad del Claustro de Sor Juana y Coordinador de Investigación del Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación. Cobija sus proyectos musicales bajo el alias de Drugs Made Me Smarter.