viernes. 19.04.2024
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Noche

David Navarro Tapia

Pedro salió a caminar un rato, eran alrededor de las 10:00 pm; el aire soplaba fuerte y todo estaba oscuro, era uno de esos días en que a uno le da por pensar y mirar al cielo. El comenzó con una idea en su cabeza: ¿qué hago aquí?, y siguieron otras: ¿qué es la vida?, ¿esto es vivir? Trató de responderse: la vida es crecer, luchar, ganar reputación, estatus, envejecer, dejar descendencia, ser bueno, ser malo... En realidad, la vida son momentos y decisiones; pero ¿qué hay más allá? Con su cuestionamiento existencial en medio del tráfico citadino, luz de neón y vapor de sodio iluminando la oscuridad, llegó a un jardín, se acostó en el pasto y miró al cielo. Le pareció que este lo devoraría. Y sin darse cuenta , Pedro se fue hundiendo en la noche: se vio flotando entre las estrellas, en cuestión de minutos pudo ver como nacía una de estas, alcanzaba su madurez y moría. Sin embargo entendió que la vida de una estrella era fundamental en el cosmos y parte de un mecanismo perfecto llamado universo. Siguió su viaje y vio cosas incomprensibles, sintió calor y frío en los huesos... Trascender, llegó a su cabeza la palabra, hay que trascender, y él lo comprendió todo. Lentamente fue despertando, sintió algo extraño en su cuerpo; abrió los ojos lo más que pudo, tocó sus manos, las descubrió arrugadas; tocó su rostro... era el de un anciano y llorando lanzó este grito desgarrador: trascendeeeeeeeeer.