martes. 24.06.2025
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En enero, la lección de historia

Laura Fernanda Meraz

En enero, la lección de historia

Apenas inició el año y en León ya nos sumergimos en la tradicional y famosa Feria Estatal de León con un programa en todo lo alto, de acuerdo con los cánones que validan su fama desde agosto de 1875, cuando don Manuel García Moyeda asumió la iniciativa de festejar la fundación de nuestra ciudad, fecha que se limitaba a la imprescindible misa del 20 de enero en honor de San Sebastián, santo patrono de León de los Aldamas.

Pero acaso merece la pena hacer una breve capitulación sobre esta ciudad en la que moramos, convivimos, trabajamos y protagonizamos nuestra propia historia y esfuerzo social, aproximadamente un millón 900 mil mexicanos, quienes en mayoría no sabemos que nuestra ciudad es la quinta más importante de México, después del Distrito Federal, Guadalajara, Monterrey y Puebla.

Muchos también pasamos por alto que, además de nuestra gran industria del cuero, sustento del desarrollo desde los años 40 del siglo pasado, ahora León ha reorientado su economía a los sectores de servicios e industria automotriz. Que contamos además con el mayor nivel en materia de salud de alta especialidad y diagnóstico, educación superior e investigación, turismo de negocios y que a pesar de que no es la capital política de Guanajuato, es de facto, capital social, comercial y de servicios.  

Este 2015 que iniciamos, lo hacemos en una ciudad que en marzo de 2012 fue premiada como Ciudad Campeona del Agua, con Buenos Aires, Argentina, Róterdam, Holanda y Lyon, Francia, entre otras ciudades, por el Consejo Mundial del Agua con sede en Marsella, Francia, por haber mostrado los mayores avances en saneamiento y reutilización de aguas residuales y generación de energía a partir de biogás.

Quizá a muchos nos levantará el ánimo y nos dará alientos para seguir trabajando y realizando el mejor de nuestros esfuerzos cada día, tras enterarnos que desde su fundación, el crecimiento de nuestra ciudad ha sido exponencial. En 2011 recibió mención de honor del Sustainable Transport Award, junto con Guangzhou, China, superando a San Francisco, California y a Zúrich, Suiza, y haber ganado tercer lugar en América Latina por su mayor red de ciclovías.

En esta ciudad se respira un ambiente positivo, hospitalario, empeñoso. Pese a que estos días sopla sobre nosotros uno de los inviernos más fríos de la historia, los leoneses no nos arredramos, menos cuando sabemos que el estudio sobre Ciudades del Futuro realizado por el diario británico Financial Times, León tiene primer lugar en Latinoamérica, como una de las ciudades en donde mejor se desarrolla la ecuación costo- beneficio.

Esto no es nuevo, pero sin duda, sobre los agoreros y pesimistas que ya se lamentan de supuestos infortunios en este año, solo hay que revisar nuestra historia para beber de su esencia, viva y refrescante, desde aquel 12 de diciembre de 1575, cuando el Virrey de Nueva España, Martín Enríquez de Almanza expidió el decreto para fundar nuestra ciudad en el llamado Valle de Señora, en tierras de Juan Jasso. Mandato que se cumplió el 20 de enero de 1576 por el Capitán Juan Alonso de Torres, Juan Bautista de Orozco y un grupo de españoles e indígenas que fundaron la Villa de León, bautizada con este nombre en honor del Virrey, nacido en el Reino de León, en España.

Después, estas calles y plazas fueron escenario de la Guerra de Independencia, tras la cual León siguió creciendo. Si de crisis hablamos, nuestros antecesores padecieron y salieron adelante desde aquella epidemia de cólera que se registró el 25 de abril de 1833 y en junio de 1888 sufrieron una inundación que provocó gran  pérdida de vidas humanas y destruyó 117 manzanas con dos mil 232 casas, dejando en la miseria a más de cinco mil familias. Tras superar las tragedias, los leoneses en 1896 inauguraron el Arco de la Calzada dedicado a los Héroes Patrios y primero y definitivo emblema de identidad.

Hoy, cuando todavía saboreamos los recalentados, los ponches, tamales, buñuelos,  

y roscas de Reyes, valdría la pena recordar también que en esta ciudad se inició la generación de energía eléctrica a fines del siglo XIX, con la primera planta instalada en México por la fábrica de textiles de La Americana en 1879. Con ello  inmediatamente se extendió esa forma de producir electricidad, inicialmente para la minería y luego para alumbrado público e iluminación residencial.

Ciudad del futuro, ciudad de cambios y superación, en León cobró auge la industria zapatera en los años de 1930, como eje supletorio de la economía, hasta entonces cifrada en la industria textil y la rebozería. Cuando esta decayó por razones sociales y económicas, los leoneses de aquel tiempo no se sentaron a lloriquear. Una década más tarde nuestra ciudad era el centro de la industria nacional del calzado.

Todo esto, querido lectores, no es gratuito. Viene del magnetismo y coraje que se vive en esta ciudad colonial, que de acuerdo con su tradición, tiene su propia simbología, a manera de consejo, de legado para las nuevas generaciones. Por eso acaso, León fue el primer municipio de Guanajuato que izó oficialmente su propia bandera: de color verde obscuro tiene justo al centro el escudo municipal, con  borde en oro, con el lema EL TRABAJO TODO LO VENCE, en la parte inferior dice Municipio de León.

El escudo oficial de León fue adoptado en el pasado siglo XX; tiene en la parte superior un torreón, símbolo de la ciudad. Dividido en cuatro, en su primer cuartel una imagen de San Sebastián, santo patrono cuya festividad se celebra el día el 20 de enero, día de la fundación. El segundo, un león, símbolo del Reino de León en España, cuyo nombre lleva el municipio. En el tercero, el escudo del Virrey, don Martín Enríquez de Almanza, autor del decreto fundacional y en el cuarto un panal y abejas en punta, símbolo del esfuerzo y laboriosidad de su población. En la parte inferior el lema de la ciudad, Labor Omnia Vincit en latín o el trabajo todo lo vence, en español.

Así, con este breve, pero sustancioso repaso de nuestra historia, no quiero poner punto final de esta entrega, sin antes desear a todos y cada uno de mis coterráneos un feliz y venturoso 2015, con el consejo de seguir el ejemplo de nuestros padres fundadores y dedicarnos, con fe y empeño, al trabajo que, de verdad, todo lo vence.