Metáforas de tu silencio
Tanya Frausto

Te encontré de madrugada.
Entre el dolor y la prisa.
Entre la incógnita y el letargo.
Al voltear la vista algo conocido se reveló en la aparente primera impresión.
Tu hermosura y mi fascinación eran más que evidentes.
Tu silencio y tu atormentada visión son lo que siempre he soñado.
Compartimos la jornada entre cales y pigmentos.
Entre historias y realidades materiales.
Entre el frío y el calor.
A partir de ese día te convertiste en mi cómplice y en la respuesta a mis primitivas preguntas.
En el hermano Sol y la hermana Luna (que eclipsé erróneamente).
En la sonrisa súbita.
Complicidad irónica y cruel que hizo que desaparecieras inesperadamente.
Las velas incendian tu accidental imagen.
La historia pigmenta tu reaparición.
Las teorías se multiplican al infinito.
Ya nada importa.
Ya nada te quita de mí porque siempre estuviste adentro.
Eres la espiral que siempre quise, la sucesión de círculos que reta al destino.
La gran metáfora que apenas comienza.