Dan O’Bannon
Gerardo Mares
Para el cinéfilo promedio, la tutoría sobre la mitología del zombie moderno le pertenece a George A. Romero, sobre todo por la importancia de su tetralogía apocalíptica iniciada a partir del estreno de La Noche de los Muertos Vivientes (1968).
Pero en la década de los ochentas, Dan O’Bannon escribe y dirige una desopilante parodia que toma a chunga el asunto de los muertos caníbales y da un vuelco a las características del ente cinematográfico, sin perder de vista la alegoría política y la crítica social, elementos comunes en ambas propuestas fílmicas. Con El Regreso de los Muertos Vivientes (1985) arranca lo que se conoce formalmente como la “otra trilogía zombi”.
Dan O’Bannon, junto con Ronald Shusett, fueron los escritores de un guión en principio titulado Space Beast que sirvió de base para la elaboración del argumento final de la película Alien, dirigida por el inglés Ridley Scott, con la que tuvieron una serie de altercados con Walter Hill, productor de la película.
A diferencia del estimable maestro del terror oriundo de Pittsburg, la dramaturgia del escritor estadounidense posee una mirada más amplia o diversa que abarca guiones para filmes de acción (Blue Thunder, 1983); Ciencia Ficción (Dark Star, 1974) y hasta el género de la animación (Heavy Metal, 1981) en clave de fantasía guarra.
Aún en el ámbito genérico del terror, donde se desempeñó con una imaginería por encima de la norma y desarrollando una buena cantidad de temas de interés e inquietud, se puede afirmar que gran parte de su labor literaria se concentró en desarrollar una obsesión particular que marcó a varias de las películas en las que participó a destajo: la despersonalización del individuo, ya sea por contagio de una plaga vampírica espacial a nivel de hecatombe (Lifeforce, 1985), por intervención de la magia negra y brujería (Dead & Buried. 1981), por suplantación del ser humano por una entidad alienígena (Invasores de Marte. 1986) y, finalmente, por técnicas de lavado de cerebro perpetradas por un estado totalitario y tiránico (Total Recall. 1990).
Sus últimos trabajos fueron asesorías o pequeñas participaciones en producciones de estudio con directores como Neill Blomkamp o Ridley Scott, para las revisitaciones del universo de Alien. Finalmente fallece a los 63 años de edad en su hogar en Santa Mónica, California.