Calaveritas de escritores (y amigos)

Carlos Vicente Castro

1

Calaverita con pájaros

 

La perseguían los pájaros,

todos los días y noches,

esqueletitos de pájaros

le robaban hilos, broches,

resucitaban cual Lázaros

dibujos a medianoche,

miles y miles de pájaros

se estrellaban en su coche,

alados huesitos bárbaros,

parvadas que eran un bosque

feroz llegado del tártaro:

Amaranta guardó doce

garras y alitas de pájaros.

 

(Amaranta Caballero)

 

 

 

2

Con una fractura expuesta

mal andaba Luis Vicente:

la Parca, que es indecente,

le ganó una cruel apuesta.

 

(Luis Vicente de Aguinaga)

 

 

 

3

Con gran amor a los santos,

la Catrina invitó a Ortuño

en el inocente Sanborn’s

veneno por desayuno.

 

(Ángel Ortuño)

 

 

 

4

Yace en esta playa Sisi:
por una grande ilusión
de buscar al Tiburón
se metió al mar con su bici.

 

(Xitlalitl Rodríguez)

 

 

 

5

La Catrina entró al Palacio,

hizo entre libros espacio

por beber con Maldonado

dos tequilas añejados

de su reserva especial

llamada Fatalidad.

 

(Palacio de la Fatalidad)

 

 

 

6

Llegó la Muerte a Padilla
sin usar sus muletillas:
pasó en un rojo Ferrari
con gracia de Mata Hari.

 

(Eduardo Padilla)

 

 

 

7

Bebió un café muy cargado,

luego fumó su cigarro:

la Parca no se echó atrás

ni Juan José Rodinás.

 

 

 

8

Aturdida, Luis Eduardo,

andaba del tingo al tango

la Flaca: quería un facsímil

luego de leer a Simic.

 

(Luis Eduardo García)

 

 

 

9

Ese llamado Ismael

brindó con Richard Brautigan:

de balas era el coctel,

nos digan lo que nos digan.

 

(Ismael Velázquez Juárez)

 

 

 

10

La Flaca estaba aburrida
y escribió a Juan Desiderio:
“No te llevo al cementerio
si hoy me lees La zanjita”.

 

 

 

11

Cocinaba una paella
la Flaca de blancos dientes
y hacía falta laurel
–un capricho de ingrediente:
como estaba cerca de ella
se lo dio Paco Rangel.

 

 

 

12

Se probaba la Catrina
otro bolso Louis Vuitton,
no muy lejos Catalina
le preparaba un Bourbon.

 

 

 

 

13

La Catrina, que no espera,
le mandó hacer a Marcela
un pastel azucarado
con huesitos decorado.

 

(Marcela Preciado)

 

 

 

14

Ni lo rasguñó el ciclón
al vate Toño León,
se le escondió a la Catrina
bajo tupida llovizna:
ataviado de travesti
la jugó mejor que Messi.

 

 

 

15

La Flaca como epidemia,

de chaleco, boina y moño,

enseñaba en la Academia

versos a Daniel Bencomo.

 

 

 

16

Estrenaba peluquín

cuando consultó la Muerte

el frío pulso ya inerte

del vate Álvaro Luquín.

 

 

 

17

Estoica desde las ramas
buscó guerra la cruel Parca
con su negra cantinela:
“Ven conmigo, Maricela”.

 

 

 

18

Baila conmigo otro poco,

–pidió la Huesuda a Vitoco–

ni para qué detenerte

si hay Guía para perderse…

 

(Víctor López Zumelzu)

 

 

 

19

Confiado Jorge Posada

en que no habría aluvión,

andaba como si nada:

la Huesuda le dio el avión.

 

 

 

20

Tenían un buen acuerdo:

iban juntas al gimnasio,

tomaban su café negro

y plátano con potasio.

Ady portaba una máscara,

la Catrina su mascada.

 

(Adriana Navarro)

 

 

 

21

Cithlali bailaba tango

al toparse con Patricia.

No contó allí su pericia:

la llevó la que la trajo.

 

(Cithlali Rodríguez)

 

 

 

22

Platicó largo Lumbreras
con la Huesuda en Oaxaca,
entre muchos otros temas,
que a Ella nadie se le escapa.

 

 

 

23

Era su día de suerte:

la comedia de la Muerte

miraba en la tele Mónica.

De pronto un infomercial

irrumpió la negra crónica

con verborrea espacial:

el mejor swing en la vida

de su vate consentida.

 

(Mónica Hernández)

 

 

 

24

Llegó a Filodecaballos

la Calaca por León,

él mejor tomó un avión

para no pasar trabajos.

 

(León Plascencia Ñol)

 

 

 

25

Un cancionero Picot
a la Flaca obsequió Jors,
asegurando triunfante
el penúltimo cacahuate.

 

 

 

26

No hizo fila La Catrina,
atrapó al Antonio Ortuño
sin que le llegara el turno:
así se las da de fina.

 

 

 

27

Para armarse de valor
–superar el mal humor–
y actuar su fino decoro,
la Flaca fumó Marlboro:
quería llevarse a Abril
con su sonrisa gentil.

 

(Abril Medina)

 

 

 

 

Carlos Vicente Castro (Guadalajara, 1975) es autor de los libros de poemas Raíces temporales (Paraíso Perdido, 2000) y Carcoma (Paraíso Perdido-Écrit des Forges, 2006). Poemas suyos están incluidos en las antologías Anuario de poesía mexicana 2004 (FCE, 2005) y Un orbe más ancho. 40 poetas jóvenes (1971-1983) (UNAM, 2005). Fue becario del Fonca en la categoría Jóvenes Creadores, en el área de poesía, en el periodo 2006-2007