Cocina para pobres, de Alfredo Juderías
Jaime Panqueva
Dice un famoso libro que no sólo de pan vive el hombre y, digo yo, no sólo de literatura vive este espacio dedicado a los libros. Esta vez le ha tocado el turno a un libro de cocina, pero no uno cualquiera. Como el buen Ricardo de Bury, que le cantaba a sus ejemplares en su Filobiblión (ver guía 151), yo aprovecho para contar sobre un formidable compendio gastronómico que compré en mi primer viaje a España y que arrastré durante años de mudanzas hasta tenerlo cómodamente instalado en mi biblioteca.
En Sevilla, por ahí por la Pascua de 1999, cuando era un estudiante pobre y apachurrado por los calores que ablandaban el asfalto de las calles, entré en una librería que además de sombra ofrecía el refresco de los libros. Me atrevería a decir que fue amor a primera vista. Tras picar aquí y allá indeciso, el título, Cocina para pobres, y la portada con dos indigentes cocinando sonrientes bajo un puente, fueron el golpe de rayo del que hablan los franceses. Al hojearlo y encontrar recetas escritas a mano, con términos en tan perfecto castellano como los caldibache, los hartalunos, el zaranguillo, la pepirrana o las collejas enchorizadas; potajes rescatados de mesones del siglo XVIII; o postres de los conventos de franciscanas clarisas, confirmé que aquella debía ser la primera piedra de algo que podía devenir en una biblioteca del paladar. Lo compré sin considerar que todavía debía mochilear buena parte de la península, y todavía no me arrepiento, pues sus recetas han sido luz en tierras inhóspitas y espero sean legado para las tripas de mis hijos.
Aún derramo bendiciones sobre su autor, Alfredo Juderías, de quien leí a posteriori que era médico eminente y amigo –entre otros- de García Lorca, y compilador de la obra de otro célebre médico, pensador e historiador, Gregorio Marañón, que también fuera su maestro.
Por aquel año de su compra, el libro, publicado originalmente en 1980, llevaba once ediciones. Hoy, compruebo que Casa del Libro de Madrid aún lo ofrece en una edición del 2010.
Para cerrar y con el ánimo de contrastar las opiniones de algunos entendidos sobre el autor y su “excursión por la gastronomía marginal [que] le ha dado posteriormente gran fama”, incluyo este fragmento de Camilo José Cela, publicado en su columna del diario ABC por el año del primer tiraje: “Cocina para pobres es un generoso y nutritivo monumento de sana y muy honesta literatura capaz de sacar la panza del mal año y el espíritu de la mala conciencia.” No sé, creo que de pocos libros se pueden escribir tan acertadas palabras.
Comentarios a mi correo electrónico: panquevadas@hotmail.com
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