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Kino pop (III/III)

Esteban Cisneros

Kino pop (III/III)

Musicópata, cinéfago. Va por su tercera entrega una serie de películas cuya clasificación genérica me importa poco y que duran entre 1 y 1,000 minutos y que me han hecho pedazos en los últimos años. Como buen obsesivo, llevo un registro más exhaustivo que el de una cárcel acerca de lo que veo, escucho y leo, mis verbos favoritos. Hoy presentamos otro pequeño recuento extraído de los cuadernos actuales de su servidor y pana. No siguen un orden específico:

Pop Gear (1965) de Frederic Goode

Describir Pop Gear como una especie de programa de revista en filme que contiene algunos éxitos de la época es un despropósito. Con todo, es el tipo de información que se encuentra en la red. Pop Gear es un derroche de entusiasmo y oportunismo grabado en diciembre de 1964 y que, con el pretexto de mostrar lo mejor que sucedió ese año en la música popular, vende al público un videoclip de una hora y media. La cuestión es que los grupos de ese año eran The Animals, The Spencer Davis Group, The Rockin’ Berries, Sounds Incorporated, Herman’s Hemits, The Honeycombs, Billie Davis, The Fourmost, The Four Pennies, Peter & Gordon, The Nashville Teens, Tommy Quickly & The Remo Four, y aparecen filmados en sets de televisión bastante ridículos y haciendo lip-sync, pero todos con su mejor aspecto sabiendo que dominaban las listas de popularidad y, por tanto, el mundo. Es el documento de un momento beat impresionante que estaba a punto de extinguirse; los sobrevivientes, pocos, entrarían de lleno en músicas que reescribirían la historia para bien y para mal. Se cuela por ahí un insoportable Matt Monro que ni siquiera reseñaré. Mucho menos hablaré del deleznable presentador del programa. Y, claro, los productores metieron pietaje de los Beatles filmado en concierto, para al menos poderlos colocar en el cartel. Imagino que era una manera grandiosa para que los chicos de provincias vieran a sus grupos favoritos “en vivo.”

Kontakt (1978) de Vladimir Tarasov

Es un cortometraje de 10 minutos. Es una maldita maravilla. El animador soviético Vladimir Tarasov logró un improbable coctel con un mucho de la estética beatle de Yellow Submarine, extraterrestres lisérgicos y la música de Nino Rota para El padrino. La anécdota es mínima: un tipo parecido al John Lennon etapa Hey Bulldog se encuentra con un extraterrestre amorfo y fluorescente. Al principio le teme, pero al final se hacen amigos al lograr tararear juntos el Tema de amor de la película de gánsteres más famosa del cine. Tarasov aprovechó que tanto El padrino como Yellow Submarine eran productos prohibidos por el régimen y robó casi descaradamente de uno y de otro. Pero, eso sí, logró un producto originalísimo, emocionante, alucinante. Tremendo.

Love You Till Tuesday (1969) de Malcolm J. Thompson

David Bowie es un mutante. No digo algo nuevo. Sus inicios, sin embargo, han sido largamente ignorados y no creo que se lo merezca. Eso, o tal vez soy demasiado clavado de la estética mid-sixties y, por alguna razón que no encuentro, siempre me ha encantado este Bowie. No lo sé. Pero este filme promocional de media hora lo muestra impecable, pulcro, desbordante, sharp. Su versión de Space Oddity aquí es la gran ganadora, aunque la canción titular merece aplausos de pie. Tiene toda la teatralidad de Bowie y toda la ingenuidad de la época. No voy a cansarme de este vídeo, jamás. Creo.

Poor Cow (1967) de Ken Loach

Wow. Suelo regresar a Poor Cow y cada vez me gusta más. Kitchen sink drama a color con gran música de Donovan (de lo mejor que hizo en toda su errática carrera) basado en una novela de Nell Dunn. Es una película triste, nostálgica, de puño cerrado y vista en alto. Ken Loach en su máxima expresión. Carol White está fenomenal. Terence Stamp a lo suyo, demuestra por qué era uno de los grandes actores y tipos cool de los sesenta tardíos. Poor Cow tiene muy mala fama y no logro entenderlo. Es la gran película anorak de los 60. Salió en el año 7 pero es todo menos año 7: nada que ver con Pepper ni con psicodelia ni con caprichos burgueses. Absolutamente todo lo contrario. Sí, entiendo que tiene sus fallas pero, ¿quién o qué no las tiene?

Decoder (1984) de Muscha

Burroughs, cyberpunk, música industrial. Esta especie de Blade Runner de la Alemania occidental es un verdadero film de culto, usando la definición de los años 90 cuando aún significaba algo. De circulación limitada, hubo un tiempo en que la única manera de verla era en VHS de tercera o cuarta generación. Pero valía la pena. Decoder, además, es extrañamente profética: una multinacional se dedica a controlar a las personas por medio de muzak, sonidos programados para mantenerlos en un estado de sopor en el que no pueden cuestionar nada. Es un viaje de ochenta minutos por submundos oscuros y tétricos a ritmo de The The, Soft Cell y Einstürzende Neubaten. Fue dirigido por Jürgen Muschalek, lumbrera de la contracultura germana y es una adaptación libre del texto de William Burroughs La revolución electrónica. Por si fuese poco, hay Genesis P.Orridge en el filme. David Lynch, hazte a un lado.

Reflections On Love (1966) de Joe Massot

No estoy seguro si es un documental, un anuncio o un montaje. O un poco de todo. Dirigida por el genial Joe Massot (Wonderwall, Dance Craze), es un bonito documento del Swinging London, frívolo y liviano. Es cine puro: es lo que hay, velo, no entiendas. La música está fenomenal, por supuesto. Jenny Boyd se ve fantástica. Es una máquina del tiempo idealizada, escapista, que se ve con gusto.

C/S.

 

 

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Esteban Cisneros
(León, Guanajuato) es panza verde, músico de tres acordes, lector, escritor, dandi entre basura. Cuanto sabe lo aprendió entre surcos de vinilo y vermú. Cree con fervor que la felicidad son los 37 minutos que dura el primer disco de Dexys Midnight Runners. Procura llevar una toalla a todos lados por si hay que hacer autoestop intergaláctico.

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