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GUÍA DE LECTURA

Borges en la universidad de Columbia

Jaime Panqueva

Borges en la universidad de Columbia

Me entero que en febrero del presente año falleció el norteamericano Norman Thomas di Giovanni, traductor al inglés de una parte importante de la obra de Jorge Luis Borges. Encuentro, por ventura y azar, El aprendizaje del escritor (Sudamericana, 2015), compuesto por la transcripción de las conferencias que dictaron al alimón di Giovanni y Borges en la Universidad de Columbia en 1971. Esta edición la agradecemos los admiradores de uno de los grandes de la literatura mundial del siglo XX, pues permite conocer más sus opiniones en torno a tres ámbitos esenciales en su trabajo: el cuento, la poesía y la traducción. El material fue tomado de las sesiones grabadas, que se estructuraron alrededor de la lectura en voz alta de algunos textos escogidos, por entonces de reciente escritura y traducción, glosados con gran generosidad por los autores. Al terminar aquella, se debatió con los estudiantes alrededor de la creación de los textos, y se dio paso a los consejos y comentarios del argentino. La versión original, en inglés, se publicó bajo el título Borges on writing.

Quizás no está de más decir aquí que la mayor parte de la formación literaria del autor se realizó en lengua inglesa y que a los diez años publicó su primera traducción de un texto de Oscar Wylde en un diario argentino.

Por aquellos años de las conferencias, di Giovanni, con su gran celo como traductor, había ayudado a acercar la obra de Borges al mundo anglosajón, y fue pieza clave, debido a la ceguera de Borges, en la escritura de su autobiografía (Autobiographical essay, 1970). La colaboración entre ambos, al parecer, creó un vínculo fraterno que sólo quebrantarían primero la muerte y, luego María Kodama. O viceversa. Sólo al respecto, cabría aclarar que tras la muerte del escritor, su viuda renegoció todos los derechos de traducción al inglés, para dar por terminado el que habían mantenido Borges y di Giovanni.

Al margen de estas truculencias, encuentro en el El apredizaje del escritor una excelente puerta de entrada para quienes desean acercarse a la monumental obra de Borges, y debo advertirles que no deben sorprenderse por la humildad o el sentido del humor del maestro, que se devela en la mayoría de sus respuestas. Cierro con un fragmento de sus charlas:

Pensemos en los aún anónimos poetas, aún anónimos escritores, a quienes debiéramos reunir y mantenerlos juntos. Estoy seguro de que es nuestra responsabilidad ayudar a estos futuros bienhechores a alcanzar ese descubrimiento final de sí mismos que hace a la gran literatura. La literatura no es un mero juego de palabras; lo que importa es lo que no queda dicho, o lo que puede ser leído entre líneas. Si no fuera por este profundo ímpetu íntimo, la literatura no sería más que un juego, y todos nosotros sabemos que puede ser mucho más que eso.

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