Es lo Cotidiano

CUADERNO DE NAVEGACIÓN

Abstinencia [LXVI]

José Luis Justes Amador

T. S. Eliot en 1923, por Lady Ottoline Morrell
T. S. Eliot en 1923, por Lady Ottoline Morrell
Abstinencia [LXVI]

Diciembre, 17
Me mantengo en los diez cigarros al día, me mantengo en la meta a mediano plazo y no en la real, todavía estoy a tiempo de asumir que cumplir una meta es suficiente. Lo complicado es asumirlo. Lo que me pregunto es cuál es la diferencia entre una adicción y la otra. Entre un vicio, entre comillas, claro, y otro.
 
Diciembre, 18
No hay ninguna. Todas las adicciones, supongo, deben ser iguales. Una atracción hacia una sustancia que no se puede evitar. NO SE PUEDE EVITAR. No quiero entrar en la profundidad del “evitar”, también entre comillas, porque estoy citando. Todo se puede evitar, excepto lo inevitable.  
Se supone que lo anterior era una frase profunda. Tras casi un año me he dado cuenta de que las frases no sirven de nada.
 
Diciembre, 19

Otro día. Otros diez. ¿Un desastre o un triunfo? No lo sé. Lo que me pregunto es si hay manera de saberlo. ¿Basta con convencerse de que algo sea real para que lo sea? ¿Basta que alguien haya pensado que ha cumplido su meta, para que se haya cumplido realmente? ¿Realmente quise dejar de fumar?
Empecé este diario con seguridades. Lo acabo con preguntas. ¿Dónde está la verdad, suponiendo que haya una? ¿En la seguridad o en la incertidumbre? ¿Escribo este diario para conocerme o para explicarme?
 
Diciembre, 20

Me preocupa la falta de certezas. Me preocupa no tener ni una sola a la que aferrarme. Me preocupa que ni siquiera la certeza que tuve hace un año vaya a cumplirse. Me preocupan demasiadas cosas. Miro la foto, una de las pocas fotografías de T. S. Eliot fumando. Hace apenas un par de días he terminado de leer la traducción de José Emilio Pacheco de los Cuatro Cuartetos. Esa es la paz a la que aspiro. Pienso en ellos. En Pacheco, en Eliot, en mí al final de la lista. Me pienso. Pienso en ellos. Pienso en los once días que faltan.
 
Diciembre, 21

Queda poco tiempo y queda muy poco qué decir. No creo poder cumplir el propósito. No creo cumplir con el pacto que hice conmigo mismo. Releo los Cuatro Cuartetos. “En mi principio está mi fin”. Y sí.
 
Diciembre, 22

Sigo pensando en José Emilio. Él, hasta donde yo sé, hasta a donde a mí me consta, tenía mil defectos, los dos menores el amor por la literatura y la gran memoria, pero creo que la nicotina no estaba entre ellos. Quién sabe qué hubiera pasado.
 
Diciembre, 23
Me despierto a las seis de la mañana gracias a la mercadotecnia de los clubes de futbol europeo. Yo me despierto, ella sigue dormida. Sabe que estoy viendo futbol. No la despierto. No me atrevo a fumar. Ésa es la demostración de que el cigarro, la obsesión por el cigarro, la necesidad del cigarro, la adicción al cigarro, es, sobre todo, mental. En la primera parte nadie marca. En otras circunstancias hubiera estado fumando uno tras otro hasta que mi equipo marcara. Pero no lo hago.
Marco por teléfono. Son las siete de la mañana. Si estuviera hablando de futbol, cosa que estoy haciendo, fumaría. Pero no lo hago. En la segunda parte mi equipo, el equipo al que le voy, marca tres goles. Vuelvo a marcar por teléfono. Debo ir al baño para fumar.
Han ganado, eso es lo importante. El entrenador del equipo ganador, en la rueda de prensa posterior al partido, dice que lo importante no es la posesión sino el resultado.  
No importa, pienso, lo que haga, la posesión mía sobre el cigarro o la que él tenga sobre mí, sino el resultado, y el resultado está lejos.

[Ir a la portada de Tachas 237]