SHAKESPIRIANAS [XXX]
Shakespeare desconocido [III]
José Luis Justes Amador
139.
William Shakespeare escribió tres obras basadas (libérrimamente) en Plutarco.
139.1. Antony and Cleopatra,
139.1.1. Conocida, aunque no tan leída, sobre todo por sus protagonistas.
139.1.2. Conocida porque el motivo de la muerte de los protagonistas corresponde al esquema Romeo y Julieta.
139.1.2.1. Porque pensando que Cleopatra ha muerto, Antonio intenta matarse y falla aunque queda herido gravemente y se entera de que Cleopatra vive y al verla muere en sus brazos. Cleopatra después, arrepentida, muere.
139.1.3. Conocida por la definición femmefatalesca que hace Shakespeare de su protagonista.
139.1.3.1. “other women cloy
The appetites they feed: but she makes hungry
Where most she satisfies; for vilest things
Become themselves in her: that the holy priests
Bless her when she is riggish”.
139.1.3.2. “Las demás mujeres sacian los apetitos a que dan pasto; pero ella, cuanto más satisface el hambre, más la despierta; pues infunde en cosas más viles tal atractivo, que los santos sacerdotes la bendicen cuando está rijosa”.
139.1.3.2.1. Atención especial en la traducción merece es “riggish” (rigurosa) convertido en “rijosa”.
139.1.4. Conocida por esa interpolación shakespiriana en La Tierra Baldía.
139.1.4.1. “The Chair she sat in, like a burnished throne / Glowed on the marble” (Eliot).
139.1.4.2. “The barge she sat in, like a burnished throne, / Burned on the water” (Shakespeare).
140.
Julius Caesar,
140.1. Recordada, más aun que por la propia obra de teatro, por la (aunque breve) perfecta actuación de Marlon Brando en la película de Joseph L. Mankiewicz de 1953.
140.1.1. Que le hizo ganar el Oscar al mejor actor aun sin ser el protagonista de la obra.
140.2. Y por los dos discursos, el de Bruto y el de Antonio, modelos de cómo han usado siempre los políticos las palabras.
(140.2.1. Y aunque el fragmento es largo, vale la pena citarlo casi completo)
140.2.2. “BRUTO. — Tened calma hasta el fin. ¡Romanos, compatriotas y amigos! Oídme defender mi causa y guardad silencio para que podáis oírme. Creedme por mi honor y respetad mi honra, a fin de que me creáis. Juzgadme con vuestra rectitud y avivad vuestros sentidos para poder juzgar mejor. Si hubiese alguno en esta asamblea que profesará entrañable amistad a César, a él le digo que el afecto de Bruto por César no era menos que el suyo. Y si entonces ese amigo preguntase por qué Bruto se alzó contra César, ésta es mi contestación: «No porque amaba a César menos, sino porque amaba más a Roma.» ¿Preferiríais que César viviera y morir todos esclavos a que esté muerto César y todos vivir libres? Porque César me apreciaba, le lloro; porque fue afortunado, le celebro; como valiente, le honro; pero por ambicioso, le maté. Lágrimas hay para su afecto, gozo para su fortuna, honra para su valor y muerte para su ambición. ¿Quién hay aquí tan abyecto que quisiera ser esclavo? ¡Si hay alguno, que hable, pues a él he ofendido! ¿Quién hay aquí tan estúpido que no quisiera ser romano? ¡Si hay alguno, que hable, pues a él he ofendido! ¿Quién hay aquí tan vil que no ame a su patria? ¡Si hay alguno, que hable, pues a él he ofendido! Aguardo una respuesta. (…) ¡Entonces, a nadie he ofendido! ¡No he hecho con César sino lo que haríais con Bruto! Los motivos de su muerte están escritos en el Capitolio. Su gloria no se amengua, en cuanto la merecía, ni se exageran sus ofensas, por las cuales ha sufrido la muerte.
(Entran ANTONIO y otros con el cuerpo de CÉSAR.)
Aquí llega su cuerpo, que doliente conduce Marco Antonio, que, aunque no tomó parte en su muerte, percibirá los beneficios de ella, o sea un puesto en la república. ¿Quién de vosotros no obtendrá otro tanto? Con esto me despido, que, igual que he muerto a mi mejor amigo por la salvación de Roma, tengo el mismo puñal para mí propio cuando plazca a mi patria necesitar mi muerte.
(…)
BRUTO. — Queridos compatriotas, dejadme marchar solo, y en obsequio mío, quedaos aquí con Antonio. Honrad el cadáver de César y oíd la. Apología de sus glorias, que, con nuestro beneplácito, pronunciará Antonio. ¡Os suplico que nadie, excepto yo, se aleje de aquí hasta que Antonio haya hablado!
(Sale.)
(…)
ANTONIO. — ¡Amigos, romanos, compatriotas, prestadme atención! ¡Vengo a inhumar a César, no a ensalzarle! ¡El mal que hacen los hombres les sobrevive! ¡El bien queda frecuentemente sepultado con sus huesos! ¡Sea así con César! El noble Bruto os ha dicho que César era ambicioso. Si lo fue, era la suya una falta, y gravemente lo ha pagado. Con la venía de Bruto y los demás —pues Bruto es un hombre honrado, como son todos ellos, hombres todos honrados— vengo a hablar en el funeral de César. Era mi amigo, para mí leal y sincero, pero Bruto dice que era ambicioso, y Bruto es un hombre honrado. Infinitos cautivos trajo a Roma, cuyos rescates llenaron el tesoro público. ¿Parecía esto ambición en César? Siempre que los pobres dejaran oír su voz lastimera, César lloraba. ¡La ambición debería ser de una sustancia más dura! No obstante, Bruto dice que era ambicioso, y Bruto es un hombre honrado. Todos visteis que en las Lupercales le presenté tres veces una corona real, y la rechazó tres veces. ¿Era esto ambición? No obstante, Bruto dice que era ambicioso, y, ciertamente, es un hombre honrado. ¡No hablo para desaprobar lo que Bruto habló! ¡Pero estoy aquí para decir lo que sé! Todos le amasteis alguna vez, y no sin causa. ¿Qué razón, entonces, os detiene ahora para no llevarle luto? ¡Oh raciocinio! ¡Has ido a buscar asilo en los irracionales, pues los hombres han perdido la razón! ¡Toleradme! Mi corazón está ahí, en ese féretro, con César, y he de detenerme hasta que torne a mí...
(…)
ANTONIO. — ¡Ayer todavía, la palabra de César hubiera podido hacer frente al universo! ¡Ahora yace ahí, y nadie hay tan humilde que le reverencie! ¡Oh señores! Si estuviera dispuesto a excitar al motín y a la cólera a vuestras mentes y corazones, sería injusto con Bruto y con Casio, quienes, como todos sabéis, son hombres honrados. ¡No quiero ser injusto con ellos! ¡Prefiero serlo con el muerto, conmigo y con vosotros, antes que con esos hombres tan honrados!”
141.
Y Coriolano.