Editar es suplantar | Entrevista con León Plascencia Ñol
Francisco Rangel
Platicar con León Plascencia Ñol es disfrute. Las veces que lo he hecho siempre me quedo con ganas de preguntar más; de saber más para preguntar más.
Esta vez les comparto una charla donde abordamos cómo construye sus textos. Sus gustos y como tal el deleite; y una de sus pasiones más arraigada: la Edición. Así como su nueva pasión, que nos da más combinaciones para su relectura: el Mezcal.
La filosofía de la composición
LPÑ: La construcción de mis textos o artefactos verbales o poemas o cuentos o crónicas o algo anfibio que va de un lado a otro, parte siempre de tonos y ritmos, de tensión y movimiento, de imágenes muy precisas. En realidad nunca pienso en una estructura específica: muchas veces, mejor dicho, siempre, el mismo texto me marca o indica la estructura. Aunque ahora mismo me contradigo porque hay algunos materiales que sí surgieron de una búsqueda de una estructura determinada. Mis poemas largos, por ejemplo, parten de estructuras precisas. Mejor: de investigaciones que me interesan sobre estructuras específicas o tonos o registros o ritmos. También es cierto que corrijo mucho. Como publiqué demasiado cuando era muy joven, ahora me aterra dar mis textos a revistas o publicar libros —aunque no lo parezca— y me obsesiono con el fraseo, con el tono, con la tensión que marca la frase, con el rompimiento musical, es decir, con una cantidad de cosas que me hacen más llevadera y disfrutable la construcción de textos y por eso muchas veces no quiero dejarlos ir.
Importancia de la forma o el contenido
LPÑ: En mis textos, y te contestaré con una respuesta de Perogrullo, importan ambas. Creo en la unión de las dos como un todo. Pero, como te decía anteriormente, no estoy pensando necesariamente en una forma específica a la hora de escribir o pintar. Para mí siempre hay una intención gestual —como en la pintura— de donde parte todo: puede ser una repetición de palabras, una imagen, un color, una escena, un ritmo.
Los narradores en los artefactos verbales
LPÑ: Cuando hablas de los diversos “yoes” de mis crónicas, creo que también están o aparecen en los poemas de manera mucho más consciente. Supongo que vienen de mi lectura de la obra de Ashbery: siempre hay una primera persona hablando ahí pero no sabemos a quién pertenece. Eso me gusta, que se pierdan las fronteras entre las voces, pero también entre los géneros.
El trabajo de Plascencia Ñol
LPÑ: ¿De dónde nace todo? no lo sé. ¿Cómo se llega ahí? por curiosidad. Me interesa mucho lo que pasa a mi alrededor y mis gustos son heterogéneos. Todo proviene de un espíritu curioso: me gusta ir de un lado a otro, buscar la relación que podría existir, por ejemplo, entre un plato, digamos, peruano, y un texto de Montalbetti, por decir algo. Luego eso me lleva a una pieza de jazz y ella a un cuadro o una película o una fotografía o un paisaje o un platillo: me gusta gozar de lo que tengo a mi alrededor, de la vida, de tal manera que encuentro un enorme placer en cada cosa que realizo o descubro, desde cocinar a pintar o escribir un texto. Por eso mi obsesión por encontrar un mezcal extraordinario, o un lugar donde preparen un tiradito o unos tacos de carnitas o un buen corte o un gran libro. No lo sé. Ya estoy perdiéndome.
Sobre el gusto
LPÑ: Pienso que aprendí desde muy joven a buscar cosas nuevas, a tener una mirada curiosa —llamémosla así— quizá por las lecturas que hice de Octavio Paz. Un poeta que siempre estaba mostrando y compartiendo sus lecturas y descubrimientos del mundo. Quizá porque veía a mi padre disfrutar de la comida, de la bebida, del ajedrez, de los viajes.
No sé qué es el gusto. Es algo que se aprende y se modifica con el tiempo. Algo que cambia. Algo vago y algo certero. También tiene que ver con la intuición. Me gusta dejarme llevar por mi intuición. Claro, es una intuición engañosa, hay que decirlo. Te voy a contar una historia. Desde hace algunos años me metí al mundo del mezcal. Lo hice por accidente. Siempre he sido más bebedor de whisky. Entré al mundo del mezcal, te decía, por accidente. Mi pareja es chilena y vive en Oaxaca, así que voy constantemente a esa ciudad y ahí paso semanas. Ella, mi pareja, bebe mezcal, le gusta el mezcal, así que comencé a beberlo realmente —no cuenta lo que había bebido años antes— en su casa; con mucho respeto. Ahí comencé a preguntarme más sobre los tipos de agaves y una cosa me llevó a otra: un día salimos a buscar palenques —quería ver el proceso de producción de mezcal: conozco el del tequila muy bien y quería ver las diferencias— y luego eso me llevó a buscar maestros mezcaleros. Así inició todo. Ahora creo que ahora sé un poco más que hace unos años. Creo que quizá puedo diferenciar un arroqueño de un espadín o un cuixe o un tobasiche o un ramírez. Creo, pero no me hagas mucho caso. Parece un esnobismo esto, pero creo que mi curiosidad y luego mi gusto, surgen por la pasión que decido ponerle a lo que me entusiasma.
La edición
LPÑ: “Editar tiene que ver con un estado de esquizofrenia. Dices a través de la voz de otros”, escribí en un texto sobre la edición. También: “editar es suplantar al otro, ser el autor no visible”. O “editar es el arte de la suplantación”.
“Los editores somos suplantadores. Cada libro que he publicado en filodecaballos me hubiera gustado haberlo escrito. Aposté por ellos. Me volví su espejo. También —de alguna manera— su autor. La esquizofrenia pura”. Se edita porque hay una pasión por las palabras, por el libro como objeto; se edita porque quieres compartir con tus amigos —los lectores— libros o autores que descubriste y leíste con placer. Se edita por locura. Yo edito los libros que me gustan, los que me causan alegría o me hacen dialogar con ellos. No me interesa que un autor me proponga un libro. Prefiero ir al paso, buscando, hurgando, escuchando.
¿Qué libros te hubiera gustado editar? La fantasía del editor
LPÑ: Me hubiera gustado editar Il capitano di lungo corso de Bobi Bazlen; Galaxias de Haroldo de Campos; cualquier libro de Borges; La nueva novela de Juan Luis Martínez; un libro de apuntes de Chillida, que presté y nunca más me lo regresaron. Y la lista podría seguir con muchos más.
Novedades en filodecaballos para este 2014
LPÑ: Un libro de Antoine Volodine, quizá otro de Ramuz y hay otros más que estamos cerrando, pero no puedo aventurarme a nombrarlos hasta que no estén firmados los contratos.
Los videos de filosdecaballos
LPÑ: Seguirá pero desafortunadamente no hemos podido avanzar con ellos. En algún momento de este año estarán listos todos los que faltan.
Sobre León Plascencia Ñol
Poeta, narrador, editor y artista visual. Dirige filodecaballos, editores. Becario del Fonca en dos periodos; disfrutó de residencias artísticas otorgadas por el Ministerio de Cultura colombiano (2004) y el Instituto de Traducción de literatura Coreana (2007 y 2012). Entre sus premios se encuentran el Nacional de Cuento Agustín Yáñez 2008, el Nacional de Literatura Gilberto Owen 2005 y el Álvaro Mutis (México-Colombia) 1996. Algunos de sus libros son Enjambres, El árbol la orilla, Apuntes de un anatomista de ciudades, Zoom, Satori, Seúl es una esquina blanca, Tratado sobre la infidelidad (en colaboración con Julián Herbert) y Revólver rojo. Obtuvo el Premio Iberoamericano de Poesía Jaime Sabines para obra publicada 2010 por Satori. Está traducido parcialmente al francés, inglés, coreano y portugués. Es miembro del Sistema de Creadores de Arte de México.