La Cultura y el Arte, crónica de una muerte sin cuarentena
Vidal Berrones Murillo
La pandemia por la que muchos países están pasando en estos momentos, en este caso por el COVID-19, es un pretexto para reflexionar sobre las consecuencias económicas por las que atraviesan algunos sectores.
En nuestro país, aunque aún no lo reconozca la federación, el sector mas golpeado es el de la industria del entretenimiento, entiéndase, en la recreación, la cultura y el arte y, por supuesto, el turismo cultural.
Las disposiciones que gobernadores y ayuntamientos han dispuesto para prevenir el contagio masivo del COVID-19, dañan severamente a los bienes y servicios culturales de algunos estados y municipios hasta el día de hoy.
El cierre de bibliotecas, la cancelación de eventos masivos, el cierre de galerías y museos, la cancelación de ferias del libro, así como de salas cinematográficas, dejan a millones de personas que viven el día a día con sus creaciones, producciones y comercialización de sus obras de arte.
Para dimensionar la situación, sepamos que en México en 2019 la industria aérea civil aportó el 2.9% del PIB. En cambio, la industria cultural aportó el 3.2 por ciento del PIB, y por esta industria nadie marcha en luto.
Otro dato: la industria automotriz, por ejemplo, generó 839 mil 571 empleos en 2019, mientras que la cultura empleó a 1 millón 384 mil 161 personas. A esto habría que agregar que tan sólo hay una diferencia de 0.5% del PIB entre ambas, con la automotriz contribuyendo un 3.7% en el mismo año.
El sector cultural “oficial” en este país es continuamente castigado, reduciendo año con año su presupuesto, pero se verá afectado como nunca por esta pandemia.
Un ejemplo de proteger a las industrias creativas como motor de desarrollo es lo que hizo Tony Blair cuando fue Primer Ministro del Reino Unido. Inteligentemente puso a la cultura al centro de su proyecto de gobierno. El modelo británico que creó es ahora producto de exportación, pues no sólo fortaleció a la industria, sino que impulsó la imagen de su país a nivel internacional, impactando también en otros sectores, como el turismo.
En nuestro país los artistas, creadores, pintores, escultores, bailarines, gente de teatro, etc. no cuentan con seguridad social, no tienen seguros de vida y diversas prestaciones, puesto que no tienen “patrón”.
La supervivencia de un creador artístico en este momento dependerá de la duración de las disposciones del sector salud y de nosotros como comunidad. Hagámosle caso a las medidas preventivas. Cumplamos con la cuarentena debidamente.
Y lo mas importante es que al día siguiente de que todo vuelva a la normalidad, ayudemos a la actividad cultural, elevando el consumo cultural, asistiendo a los teatros, a las salas cinematográficas, a las librerías, exposiciones y jardines de arte y compremos música, bellísma música.
Vidal Berrones Murillo, primavera en cuarentena 2020
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