miércoles. 09.10.2024
El Tiempo
Es lo Cotidiano

EL HOMBRO DE ORIÓN

Tachas 406 • Psycho, una pieza de arte atemporal • Juan Ramón V. Mora

Juan Ramón V. Mora

Juan Ramón V. Mora
Psycho de Alfred Hitchcock
Tachas 406 • Psycho, una pieza de arte atemporal • Juan Ramón V. Mora



No se puede sobreestimar la influencia de Alfred Hitchcock. Sus películas, a pesar de haber estado insertadas en el centro de la maquinaria hollywoodense, tratan conceptos de humanidad profunda con una maestría sin paralelo hasta nuestros días. De entre todas sus cintas, la que ha tenido una influencia más notable en un género (el horror), ha sido Psycho de 1960.

Psycho es admirable, entre otras muchas cosas, por lo valiente de su propuesta. En esos días el cine era un medio cuya mojigatería institucional era vigilada muy de cerca. Hitchcock ponía al arte por encima de la industria y tomó aventuradas decisiones artísticas para subvertir las expectativas de la audiencia. En una época dominada por el star system era impensable deshacerse del nombre principal en cartelera durante el primer tercio. Hitchcock lo hizo sin considerar ninguna otra cosa aparte del funcionamiento de la narrativa. Después de eso nuestra simpatía se mueve naturalmente hacia Norman Bates, con resultados devastadores.

La idea de adaptar la violenta novela de Robert Bloch (destacado discípulo de Lovecraft que se inspiró en Ed Gein para escribir su libro) era un hueso demasiado duro para los productores californianos, así que Hitchcock tuvo que financiarla él mismo, utilizando al equipo de su programa de televisión ‘Alfred Hitchcock Presents’ y película en blanco y negro para abaratar costos.

Fue una apuesta arriesgada que pagó muy bien. Psycho, a pesar de lo chocante de su propuesta (o quizá por eso mismo) fue un enorme éxito. Ahora sigue siendo considerada una de las más grandes obras maestras del cine mundial. Todo parece encajar a la perfección: el tantas veces imitado score de Bernard Herrman, la meticulosa construcción de todas sus escenas, la actuación de Anthony Perkins, etcétera.

El rastro de Psycho puede localizarse en todo el cine de horror contemporáneo. La sombra del cuchillo de la señora Bates está muy presente en ‘Halloween’ (Carpenter, 1978). Halloween, a su vez, engendró el subgénero slasher, que le debe todo a Hitchcock y a Carpenter sin jamás haber estado siquiera cerca de sus alturas.

Las décadas han pasado y el shock no puede seguir siendo el mismo que en 1960. Por desgracia nos hemos acostumbrado a la violencia omnipresente. Pero la grandeza de Psycho no está fundada en el mero sobresalto o un sorprendente giro de la trama. Si es reverenciada hasta hoy, es más bien por su valía como pieza de arte atemporal que sigue estrujando a los espíritus atentos. Alfred Hitchcock tejió una red de símbolos que no ha perdido su capacidad de atrapar víctimas incautas, para quienes tomar una ducha nunca volverá a ser lo mismo.

 



***
Juan Ramón V. Mora (León, 1989) es venerador felino, escritor, editor, traductor y crítico de cine. Ganó la categoría Cuento Corto de los Premios de Literatura León 2016 y fue coordinador editorial en la edición XXII del Festival Internacional de Cine Guanajuato. Escribe sobre cine en su blog El hombro de Orión.


[Ir a la portada de Tachas 406]