domingo. 26.01.2025
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Tachas 472 • Hacete cargo, o cómo una mujer se adueña de su vida • Xanath García

Xanath García

Xanath García-
Tachas 472
Tachas 472 • Hacete cargo, o cómo una mujer se adueña de su vida • Xanath García

Mañana de abril del 2020. En calzones y playera negra, una mujer sube y baja las escaleras de su casa, acomoda cajas, ropa, utensilios de su mudanza y los clasifica, se escucha música a lo lejos a lo lejos. Graba audios para si en su celular.

Pocas veces se habla de la migración, de los cambios que implica, de los ajustes que hacemos para transitarlas, lo complejo que es dejar la casa, amigos, familia y mudarse por un tiempo lejos o no tan lejos, algunos volvemos, pero como dicen las frases trilladas “nunca vuelve el que se fue”. Cuando la experiencia es internacional creo que es más fuerte pues se adquieren otras costumbres por necesidad o bien adaptación a los modos del lugar donde se encuentra, la alimentación cambia, los olores, los colores, los sabores no son los mismos, aunque uno lo sea y eso no te deja volver igual.

En mi caso, me he mudado en diferentes ocasiones, de niña comencé cambiándome de colonias dentro de la Ciudad de México, de Aeropuerto a Benito Juárez, de ahí a Iztapalapa y de regreso, cada mudanza era cambiaba de amigos, de escuela y hasta de peinado; la tecnología no era la misma y era más difícil mantener relaciones personales.

Desde hace 16 años mis padres viven en esta casa y a pesar de eso me mudé 6 veces de cuarto rotando con mis hermanos, eso implicaban cambiar color de las paredes y muebles hasta que un día nos cansamos y acordamos ya no movemos los muebles, en ese entonces pensé que se acabarían los cambios, pensé que era una persona que podía adaptarse fácilmente y hasta cierto punto es verdad.

Cuando comencé a estudiar me cambié de universidad y de ciudad, me mudé a Puebla, estando allá viví en la 25 en una casa de estudiantes, después llegó mi pareja y buscamos un departamento, nos mudamos a la 8, de la 8 a la 3 en el Carmen porque queríamos un mejor espacio y de la 3 a Argentina porque quería un cambio y busqué un intercambio.

Había llegado a Puebla con dos maletas y para poder irme del país deje mis cosas en CDMX en casa de mis padres, les dejé una camioneta repleta, además traía cargando a Tramoya-ya mi gatita negra de la suerte. En mi antiguo cuarto metí las cosas a cajas para que no se empolvasen, armé dos maletas y me lancé a Buenos Aires, llevaba ropa, dos libros, unos cuadernos, mi celular, un abrigo y mole para la fiesta de despedida de mis amigos.

Allá, viví primero en un hostal, luego en casa de una señora que amaba a los mexicanos y finalmente en casa Laberinto donde aprendí de amistad, esta no va a lastimarte ni herirte, ni siquiera va a jugarte una broma pesada maliciosa, te va a apoyar en todos tus estados de ánimo, tus miedos, tus talentos, tus fantasmas y tus monstros siempre y cuando no se traicione. Cohabitar con 3 mujeres en un cuarto de 6x 6 en dos literas te puede transformar la vida.

El último mes de intercambio viajé y una mochila se convirtió en mi hogar, el resto de mi vida estaba en dos maletas, ciudadana del mundo y sentía que no necesitaba nada más. No había divisado que en los viajes se van acumulando cosas, experiencias y vivencias.

Regresé del intercambio, atareada por el inicio de clases en Puebla, desempaqué y empaqué, busqué una casa. llegue a vivir con una amiga a El Alto, un barrio de Puebla, de ahí me mudé a zona Crystal a un residencial con 30 cuartos donde rodeada de gente experimenté el duelo por la muerte de mi papá, tiempo después me mudé a San Manuel y la calle esta era más bien una especie de escape pues salía mucho a caminar.

Durante algunos meses en el proceso de tesis viajaba de CDMX a Puebla constantemente me acostumbré a cargar una maleta, mi computadora, mi celular y a mi gatita @, esto eran lo esencial para cambiar de lugar sin problema. Pero ahora regresé a vivir a CDMX de planta, vivo con mi familia y anhelo mi soledad.

Me enfrenté a un cuarto repleto, me “obligué” a depurar porque me sentía saturada en la pausa por el Covid-19, ahora veo cosas que ignoré por mucho tiempo, me enfrenté a mí misma y a la incertidumbre de elegir qué guardar y qué tirar, no es lo mismo decidir un día meterte al mar a saber que vas a hacer de tu vida, sobre todo a mitad de una pandemia cuando proyectos se han cancelado, los teatros están cerrados, las fechas de estreno se recorrieron, se cancelaron ponencias y se está en casa en un espacio de 4x4.

La mujer rotula las cajas con cosas por guardar, cosas que regalar, donaciones y cada que deja algo, agradece. Se envía audios con las instrucciones

Realmente no tienes que elegir un único camino, pero tienes que decidir porque si no te arrastra la corriente y te va a llevar a donde ella quiere sin importarle si no quieres o no, te va a arrastra… camarón que se duerme…. Por ello es mejor decidir, tomarse el tiempo de apapacharse, perdonarse y decir está bien, lo importante es tomarlo con calma hasta cierto punto y continuar en medida de lo posible dentro de la “nueva normalidad”.

Es dejar entrar y salir cosas, balancear todos los eventos que ocurren, es dejarse habitar con todo el camino recorrido y el propósito, es dejar regenerarse tal vez, es aceptar esta pausa obligada y tratar de llevarla de la mejor manera, dejarse transitarla, llorar si es necesario, respirar cuando sea momento y seguir, es también elegir sabia y conscientemente con lo que vas a cargar y con lo que ya no, saber si decides establecerte o ser un judío errante, poner tu raíz en un lugar o no, es dejar de poner en otros lo que te toca a ti. Como una mudanza es saber que se va, que es delicado, que se queda, que se regala y que te hace feliz.

¡Basta de darle a otros el poder de decidir, apodérate de tu vida ya chingá!
Deja de mentir para mantener una fachada mi amor, dale
Es momento de agarrar maletas, sé la dueña de tu vida.

Se pone unos jeans, tenis, blusa blanca, cubrebocas, lentes y carta, toma su mochila color menta y se va.




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Xanath García.  Nació en Ciudad de México en febrero de 1994. Egresada ad honorem de la licenciatura en Arte Dramático de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP, 2020), realizó un intercambio académico en la Universidad Nacional de las Artes (UNA) en Buenos Aires, Argentina en 2016. Últimamente se ha interesado por la creación tecno feminista y la autoficción, por lo cual ha cursado talleres relacionados en relación con estos temas.

Ha participado en creaciones transdisciplinares audiovisuales, montajes escénicos y ponencias en México, Argentina y Marruecos. Directora de dos cortos documentales “H20. La cotización de la vida” (mención honorífica del Festival Virtual Itsï, 2021) y “Hombre de letras” (Red nacional de Polos Audiovisuales- IMCINE, Puebla 2018), participó en la obra “La mujer que cayó del cielo” invitada al coloquio nacional “Pensar la escena 2018”, Yucatán, como actriz y la 29na edición de Festival Internacional de Teatro Universitario de Casablanca, Marruecos (2017) obteniendo el reconocimiento como mejor performer femenina y mejor obra. Cuenta con una publicación indexada en CONACYTEP (2020) y una en Medeas. Red de Jóvenes Investigadoras de la Escena (2020).

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