CUENTO
Tachas 473 • Jazz • Amelia Domínguez
Amelia Domínguez

Ni siquiera puedo darme el lujo de ser original: lo de siempre, lo de todos. Bueno, tal vez la única variación sea la cinta de jazz que está puesta, ¿qué te parece? La compré especialmente. Es una música que escuché en un concierto al que entré al azar y me salí antes de que prendieran las luces porque no tenía ganas de ver a nadie. Después me fui a pie hasta tu casa pero no te encontré. No sabes las ganas que tenía de hablar contigo; de contarte todo lo que estaba sintiendo. Y al no hallarte no tuve más que venir a encerrarme en mi hoyo y sólo salí en la mañana a comprar la cinta. La he puesto como cincuenta veces, está muy gastada; guárdala o tírala, como prefieras.
En el aparato, un solo de sax emite sus notas. Le subió el volumen y se metió al baño.
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Amelia Domínguez tiene tres pasiones: la antropología, el periodismo y la literatura, alternadamente y en ocasiones al mismo tiempo, a ellas ha dedicado sus afanes desde hace más de tres décadas. Sus primeros cuentos aparecieron publicados en 1981, en el cuadernillo Tiene que haber olvido, editado por la Revista Punto de Partida de la UNAM; después vendrían el colectivo Al vino vino, de la misma editorial y de manera individual: Después de tanto silencio y En la boca del incendio, este último con dos ediciones y una reimpresión en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Textos suyos han sido incluidos en seis antologías, la mayoría de ellas publicadas en Puebla. Además, tuvo el privilegio de publicar minificciones en El Cuento, revista de imaginación (1997), antes que desapareciera.