POESÍA
Tachas 474 • Sobre Chatarras • Manoel de Barros
Manoel de Barros
Esto porque fuimos criados en un lugar donde no había
juguetes fabricados. Esto porque teníamos que
fabricar nuestros juguetes: eran vaquitas de hueso,
pelotas de media, automóviles de lata. También
hacíamos de cuenta que un sapo es una vaca ensillada y andábamos en sapo.
Otra era oír en los caracoles los orígenes del mundo.
Me sorprendí mucho cuando, más tarde, tuve que vivir
en la ciudad. En la ciudad, un día, le conté a mi mamá
que había visto en la Plaza a un hombre montado en un caballo de
piedra mostrando un cuchillo largo en lo alto. Mi
mamá me corrigió que no era un cuchillo, era una espada.
Y que el hombre era un héroe de nuestra historia. Claro
que yo no tenía educación de ciudad para saber que
un héroe era un hombre sentado en un caballo de piedra.
Ellos eran personas antiguas de la historia que algún día
defendieron nuestra Patria. Para mí aquellos hombres
encima de la piedra eran chatarra. Serían chatarra de la historia.
Porque me parecía que una vez en el viento, esos
hombres serían como trastos, como cualquier pedazo
de camisa en el viento. Yo me acordaba de los espantapájaros
vestidos con mis camisas. El mundo era una
cosa complicada para un chico que había venido del campo.
No vi nada más lindo en la ciudad que
un pajarito. Vi que todo lo que el hombre fabrica
se convierte en chatarra: bicicleta, avión, automóvil. Sólo lo que no
se convierte en chatarra es ave, árbol, rana, piedra. Hasta una nave espacial
se convierte en chatarra. Ahora pienso que una garza del pantano
es más linda que una nave espacial. Pido disculpas
por cometer esa verdad.
***
Manoel Wenceslau Leite de Barros fue un poeta brasileño del siglo XX, cercano de la vanguardias europeas de principios del siglo y del primitivismo vanguardista de la «Poesía Pau-Brasil» y la «Antropofagia» de Oswald de Andrade. Era una de las grandes voces de la poesía brasileña contemporánea. Este poema pertenece a De Memorias inventadas (Griselda García Editora, 2021). Traducción de José Ioskyn.