viernes. 19.04.2024
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GUÍA DE LECTURA 460

Tachas 483 • Una historia de la lectura, de Alberto Manguel • Jaime Panqueva

Jaime Panqueva

Una historia de la lectura de Alberto Manguel
Una historia de la lectura, de Alberto Manguel
Tachas 483 • Una historia de la lectura, de Alberto Manguel • Jaime Panqueva

Disculpen que regrese por la impronta del formidable ensayo de Irene Vallejo, El universo en un junco; como otras lecturas, algunas de ellas ya reseñadas en este espacio, tomé nota de otro texto que complementa de forma excepcional la exploración alrededor del fenómeno del libro y sus lectores. Editado originalmente en 1996, Una historia de la lectura de Alberto Manguel, nos habla del fenómeno de la palabra hablada, escrita y leída, desde que existe memoria hasta los finales del siglo XX. Es decir, complementa en muy buena medida el espacio que dejó pendiente Vallejo en su ensayo, desde la Alta Edad Media hasta nuestros días. 

Manguel inicia su libro con un ensayo personalísimo sobre cómo se dejó prendar desde la infancia por los libros y cómo en su adolescencia llegó a ser uno de los lectores en voz alta que su compatriota Jorge Luis Borges requería para continuar con su oficio tras perder las vista. Y de esta experiencia se progresa, a través de poderosas analepsis, para visitar momentos fundamentales en la historia, como los comienzos de la lectura silenciosa, esa que no pronuncia el nombre de las palabras, y que se le atribuye a San Ambrosio de Milán, contemporáneo de San Agustín, quien la describió entonces como una extravagancia. 

De aquí a allá, viajaremos a los lectores de las fábricas cubanas; a las cortes de los califatos abasíes y omeyas; de allí a las lecturas organizadas por sus autores en tiempos de Plinio el Joven o un poco más cercanas como las que hicieron aún más famoso a Charles Dickens; conoceremos ladrones de libros como Guglielmo Bruto Icilio Timoleone, conde Libri-Carucci della Sommaia, para quienes se redactaron curiosas formas de intimidación como ésta: 

El nombre de mi dueño puedes verlo aquí,

Cuídate, entonces, de robarme a mí;

Porque si lo haces, sin dilación

Pagarás con el cuello mi desaparición.

Mira más abajo y la imagen verás

De la horca de donde colgarás

Toma buena nota y contente,

No sea que por ese árbol ¡muy alto trepes!

Aderezado con una muy buena pinacoteca que corre paralela a la historia del arte, zambullirse en el mundo de la lectura a través de la lectura, puede parecer un pleonasmo, pero de la mano de Manguel resulta un placer estético e intelectual. Y para calentar a los tibios e incitar a los indecisos, cierro con esta cita (de las decenas que extraje del libro):

“La verdad es que nuestro poder, como lectores, es universal, y es universalmente temido, porque se sabe que la lectura puede, en el mejor de los casos, convertir a dóciles ciudadanos en seres racionales, capaces de oponerse a la injusticia, a la miseria, al abuso de quienes nos gobiernan.” Nada más cierto y necesario en los tiempos que corren.

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