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Tachas 491 • ¿soy un acaso, recuerdos? • Juan Romero Vinueza

Juan Romero Vinueza

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Tachas 491 • ¿soy un acaso, recuerdos? • Juan Romero Vinueza

traveling across an imaginary texas

entonces, miro el desierto, viento cadáver, carretera sin final, 

terreno irresoluto, irascible e infinito, donde toda la verdad se 

presenta a sí misma como una muerte sin fin, como un espiral

de arena, de sed, de destierros involuntarios, pero así me uno 

y así huyo de ti y de mí, porque en el fondo lo único que he

querido ser es un columpio de mimbre perdido entre la arena, 

aunque también he querido repensar lo que unos cactus o un 

mar silente, lúgubre y feo, podrían significar en la vida, esta vida, 

que se ubica detrás de un mapa que me guía pero me pierde más, 

que me difumina sobre la tierra y que me dice que no existo aún, 

que no importo en lo más mínimo porque soy lo mismo que otro

nombre cualquiera que se ha perdido y se ha convertido en otro

cesto de mimbre que sigue columpiándose sin cesar, sin cesárea,

y, entonces, me miro, búfalo sin ilusiones, esperando la caída, 

y pienso qué más podría decirme el desierto que no trate sobre

el conocimiento de los cráneos que estoy pisando, de los cuerpos 

que escapan de mi memoria, ave frágil, voz horrísona, porque 

no hay manera de que exista el tiempo más que en el frío de mis 

huesos, en mi piel roja quemada por un sol solitario, solipsista, 

prófugo de la noche y de la palabra amanecer, amante disecado, 

como yo y mis manos cansadas, como yo y mi jeta sin líquido,

como yo y este poema imaginario, como el desierto, mar sin

retorno, con olor a caballo y nopal, como yo mismo, mal de 

todos mis males, que me muero sin saber por qué y que vivo 

porque desespero en la búsqueda de una verdad, dibujada en el 

brillo de la arena que destroza mis ojos, ojos, tan tiernos mis ojos

***

thoughts of dead horse point state park

para bruce batts, in anti-memoriam

qué es realmente un punto ciego, qué es realmente la memoria

de un ciego, de un punto, de un parque o de un caballo, qué es

realmente un poema, qué soy yo, qué es lo que recuerdo de mí

mismo, ¿soy mis recuerdos, acaso?, ¿soy un acaso, recuerdos?,

busco siempre los puntos ciegos, ocultos, hermosos y tenaces,

porque solo desde ellos puedo observar, ser panóptico, cruel

o dinamita, solo desde ellos conozco mis limitaciones reales, 

y acaricio, quizás, un sentido de pertenencia mucho mayor que

el de mis pasos, mucho mayor que el de mis palabras, porque

las cenizas esparcidas en el desierto son las dunas que miras, 

y las ruinas que ves soy yo, yo y todos mis cuerpos, cuerpos que 

han sido entregados por vosotros para el perdón de mis pecados, 

para exhumación, distinción y recuerdo, porque este punto ciego 

desde donde miro no me deja saber quién es el caballo muerto 

que da paseos por las noches, sumando sus palabras a las mías, 

en otro idioma, por su puesto, en uno que comprendo pero que 

no domino del todo, en uno que me ata, cabizbajo e hirsuto,

cada noche, en cada nicho, en cada búsqueda de un sabueso, 

en cada hueso salubre, en cada sabor a hueso, y que no huele

a residuos de memoria, porque lo que recuerdo de ese caballo

no es verdad, porque los caballos muertos son lugares en los 

poemas, porque los poemas son caballos muertos que vagan

por los ríos, por los desiertos, por los parques estatales, por los 

cielos estrellados, para encontrar algún rastro de sus cenizas, 

y poder reconstruirlas, y armarse a sí mismos como los relatos

maravillosos que son, donde sus patas y sus crines tengan mil 

colores, donde sus colores tengan miles de palabras, donde sus 

palabras tengan toda mi ceguera, recuerdos, poemas y cenizas, 

porque un caballo muerto es una canción en el desierto, pero

el recuerdo de un caballo muerto es el desierto de este poema

*

Esta selección forma parte del libro lírica fracturada para traductores tristes, ganador de la Convocatoria Editorial 2021 de la Dirección Municipal de Cultura de Cuenca.

***

Juan Romero Vinueza (Quito, Ecuador, 1994)

B.A. en Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (Ecuador). M.A. en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Guanajuato (México). Co-editor de Cráneo de Pangea. Ha colaborado con las revistas: POESÍA de la Universidad de Carabobo (Venezuela), Jámpster (Chile), Transtierros (Perú), La Presa (EE. UU. – México) y Elipsis (Ecuador). Ha publicado en poesía: Revólver Escorpión (La Caída, Ecuador, 2016), 39 poemas de mierda para mi primera esposa (Turbina, Ecuador, 2018; Ed. Liliputienses, España, 2020; Mantra, México, 2020) y Dämmerung [o cómo reinventar a los ídolos] (Ed. Liliputienses, España, 2019; La Caída, Ecuador, 2021), que obtuvo la Mención de Honor del Premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade 2019. La primera antología de su obra es Ínfimo territorio kamikaze(Municipalidad de Lima, 2021). Compiló, con Abril Altamirano, Despertar de la hydra: antología del nuevo cuento ecuatoriano (La Caída, Ecuador, 2017), obra ganadora del incentivo de los Fondos Concursables 2016-2017, organizados por el Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador. Compiló y tradujo, con Kimrey Anna Batts, País Cassava / Casabe Lands (La Caída, Ecuador, 2017). Fue uno de los ganadores del Certamen de Ensayo Luis Alberto Arellano y su texto forma parte de Erradumbre (Mantis, México, 2021). Resultó ganador de la Convocatoria Editorial 2021 del Municipio de Cuenca en la categoría de Poesía con su poemario lírica fracturada para traductores tristes

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