CUENTO
Tachas 495 • Fundar una ciudad• Juan José Podesta
Juan José Podesta

1. Deseo fundar una ciudad. No quiero ser Dios, sólo yo mismo. Sólo requiero de imaginación, lápiz y ganas, muchas ganas.
2. Deseo fundar una ciudad, como esos exploradores que recorrían largas extensiones de tierra y cuando encontraban el sitio exacto, clavaban ahí la bandera de su rey.
3. Deseo fundar una ciudad, y enamorarme de la cocinera que alimente a los extenuados soldados, hacerle el amor entre las ollas ennegrecidas por la grasa, el fuego y la tierra. Hacerle el amor en medio de un vendaval atroz. Hacerle el amor en medio de una lluvia torrencial, mientras los lobos husmean y esperan que todos se acuesten para comer los rastrojos de comida. Y luego escapar por el monte, aullando.
4. Deseo fundar una ciudad. Y nada más.
5. Deseo fundar una ciudad. La estableceré acá, en medio de la nada, limitando al norte con esos montes atroces, al sur con esas aguas negras, al este con ese lugar de indios y bandidos, y al oeste con ese bosque innombrable.
6. Deseo fundar una ciudad: constará inicialmente de cinco casas, un ayuntamiento, una bodega para vinos y jamones y una miserable plaza. Que así sea.
7. Deseo fundar una ciudad. El terreno es inhóspito, las aguas negras, el clima insoportable, los lobos más salvajes que he visto, los indios los más implacables, los bosques oscuros y fríos. Pero acá fundaré una ciudad: sólo necesito imaginación, lápiz y ganas, muchas ganas.
8. Deseo fundar una ciudad. Una ciudad parecida de la que provengo, pero aún falta mucho. Deseo establecerme acá, desposar a una buena mujer, criar hijos sanos, imponer mi voluntad, castigar cuando sea necesario, y ser piadoso cuando haya que serlo. Pero sobre todo, imponer mi voluntad.
9. Deseo fundar una ciudad. Mi casa será austera, como corresponde a alguien como yo. La cocina será grande para que mi mujer prepare los caldos más exquisitos, tendrá un patio sencillo para que mis cuatro hijos correteen felices. El comedor estará decorado sencillamente, y en general mi hogar será el hogar de un hombre piadoso. El hogar de un hombre bueno, con una familia pía, temerosa de Dios. Feliz.
10. Deseo fundar una ciudad. La haré a mi imagen y semejanza: pía, tranquila, bienaventurada, austera. Una ciudad con dos corazones: uno mirando al cristo, y otro de acero refulgente, como mi espada.
11. Deseo fundar una ciudad: del techo de mi cocina colgarán los mejores jamones, y en las ollas se guisarán los caldos más condimentados. En la plaza, los ancianos conversarán sobre sus mejores años. Las parejas caminarán temerosas de Dios, y los niños serán tan risueños como en sus casas. Deseo fundar una ciudad.
12. Quiero fundar una ciudad. Desde este monte supervisaré el trabajo de los alarifes, y desde este monte entregaré instrucciones a los peones de a peso que laboran para nosotros. Si se resisten, unos huascazos y después tan amigos como siempre.
13. Quiero fundar una ciudad. Desearía llamarla como mi madre, pero no todo depende mí.
14. Quiero fundar una ciudad. Quiero enfrentarme a los naturales, encerrarlos, masacrarlos.
15. Quiero fundar una ciudad. Probablemente perezca en el intento.
16. Pero quiero fundar una ciudad. El furor de la naturaleza, la misericordia de los dioses y la piedad de los reyes me protegen.
17. Quiero y deseo fundar una ciudad. Hay una extraña violencia en sus playas, en la forma en que el sol quema la piel de mis huestes, en la manera en que ciertos misteriosos animales se pasean por sus orillas al caer la tarde, pero nada me impedirá fundar una urbe gigantesca en este lugar alejado de la mano de Dios.
18. Deseo fundar una ciudad. A pesar de las sombras malidicentes que miran a los lejos, y desde el cerro, nuestro campamento, silbando extrañas armonías. Sin embargo, estoy decidido: acá fundaré una ciudad.
19. Fundaré una ciudad, y cuando haya que escapar del peligro, diré como escribió siglos después Carlos Droguett que dijo el mínimo conquistador Juan Núñez de Prado. “… me llevaré la ciudad, dejaré las calles peladas, descuajaré las casas, esta noche arrancaré las puertas (…) Esta noche contaré las carretas, contaré los indios, en un día largo debiéramos estar cambiados, llevarnos la ciudad hasta las raíces, lo haremos por la noche, cuando la luz no sea tan violenta y la mudanza sea menos trágica y más novelera”.
20. Deseo y quiero fundar una ciudad: ¿Qué nombre llevará? ¿el de mi madre? Eso quisiera. Pero podría ser el de mi hijo, que está en tierras lejanas. Sí. El de mi madre está bien. Algún sujeto cuyo nombre aún no logro descifrar en las acaloradas noches de este tierral con playas, llamará complejo de Edipo a lo mío. ¿Será eso? No comprendo nada.
21. Necesito fundar una ciudad. No sé cómo ni cuándo, pero la fundaré. Me intimidan esas sombras, mas sé que no son diabólicas. Recorrí, he recorrido trescientos años -más quizás- para decir esto: una ciudad será fundada por mí. Ahora lloraré. Perdón.
22. Quiero fundar una ciudad: la llamaré como mi madre: ella se llama como tú quieras. Llevará el nombre de tu madre.
23. Perdón la tristeza. Pero quiero fundar una ciudad.
24. Tengo ganas de fundar una ciudad: esa casa de adobe edificada por el alarife Gamboa después del Mapocho, es decir, entre el Mapocho y el sur, esa será mi casa. No esa, sino acá, en la ciudad sin nombre. Tengo ganas de llorar. La otra fue Santiago. No tengo palabras para decirles cómo terminará todo aquello. Esta es otra ciudad.
25. Quiero fundar una ciudad, pero el uso de los verbos y adjetivos me vuelve loco.
26. El calor de esta ciudad que deseo fundar me vuelve loco. Esas playas extrañas me intimidan.
27. Tengo ansias de fundar una ciudad. Mi casa está a punto de levantarse. Mientras, duermo con la mujer que no amo y unos niños que desconozco. Esas playas extrañas me dan miedo. ¿Un año es algo atroz?
28. ¿Fundar una ciudad vuelve loco?
29. Tengo ganas de fundar una ciudad. Como lo han hecho otros de los que aún no sé el nombre.
30. Sin embargo, estoy decidido a fundar una ciudad. No sé cómo se llamará.
31. Mi patio tiene unos naranjos marchitos, unas higueras mustias, unos chanchos terribles.
32. ¿Puedo fundar una ciudad borracho? Sí, se puede.
33. Mis dudas son atroces. ¿Fundo o escribo una ciudad? Es lo mismo.
34. Deseo fundar una ciudad. Esa ciudad soy yo.
35. Quiero, deseo, puedo y tengo que fundar una ciudad. Esa ciudad llevará mi nombre.
36. Tengo ganas de fundar una ciudad. Evitaré que mis hombres violen a las mujeres, efectuaré fiestas que se convertirán siglos después en algo típico, los mendigos me verán pasar como gran señor. Los miraré con ponderación. Soy justo.
37. Deseo fundar una ciudad. Antes que las luces lo invadan todo, que en ciertos locales de moda se escuche música estridente y monótona, fundaré una ciudad. Llevará mi nombre. Mi nombre es el de mi madre. Yo soy mi madre.
38. Quiero fundar una ciudad. Los alarifes proyectarán las calles y avenidas que alguna vez serán fatigadas por inmensas máquinas con ruedas, y sobrevoladas por jotes gigantes de metal y ruido.
39. Tengo ganas de fundar una ciudad: será edificada a imagen y semejanza mía, y a imagen y semejanza de mi ciudad, allá, lejos, en donde los salvajes no escasean, mas no abundan, como acá. En esta nueva ciudad los vinos no escasearán, y el hombre que adivine la belleza secreta en una mujer desconocida, tendrá derecho a desposarla.
40. Quiero fundar una ciudad. Crecerá lenta y perezosamente, pero llegará un momento en que el polvo no se levante cuando mis habitantes caminen por sus calles. Habrá un momento en que las avenidas no dejen rastro de la naturaleza que aquí ya está siendo maltratada.
41. Una rara inquietud me agobia. Quiero fundar una ciudad, sin embargo sé que todo es perecedero, y deseo que mi urbe sea eterna. Yo quiero ser eterno.
42. Tengo unas inmensas ganas de fundar una ciudad. Tantas, que mis peones y subalternos creen que me estoy volviendo loco. Yo no lo creo así. No se puede estar loco para fundar una ciudad. ¿O sí?
43. Fundaré una ciudad: construiré túneles por los que pasarán grandes máquinas que alivianarán las carreteras que están siendo proyectadas, desde los montes más altos se elevarán aparatos que acortarán distancias entre esta tierra lejana y mis pagos originales.
44. Fundaré una ciudad y me amará una mujer. Fundaré una ciudad, y luego moriré.
45. Fundaré una ciudad. Esa ciudad soy yo.
46. Edificaré una ciudad. Me internaré en su noche, en las sábanas de los lenocinios, en las callejuelas perdidas, probaré sus drogas y alcohol, me perderé en ella como los pocos perros que trajimos a esta costa negra, insana, maldita. Luego, si El de Arriba así lo consiente, moriré desconocido, pobre, olvidado por los libros y maldecido por una interminable caterva de descendientes tan aborrecibles como yo.