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POESÍA

Tachas 512 • Poesía • Dolores de Viernes • Velio Ortega

Velio Ortega

Dolores de Viernes
Dolores de Viernes
Tachas 512 • Poesía • Dolores de Viernes • Velio Ortega

Guanajuato es una ciudad mexicana de costumbres y rituales, y uno de sus más emblemáticos momentos de intensa vida religiosa y profanamente cristiana es su celebración de Viernes de Dolores.

Lo que debe ser momento de reflexión para honrar y venerar a la madre de Jesús, se transforma en una hereje jornada de amores y placeres, vestidos de gula y libación, que comparten su existencia con altares montados en honor a esa mater dolorosa que en unos días más le llorará al amado fruto de su vientre.

El Viernes de Dolores es día de amanecer con la resaca de la batalla etílica, fruto del baile popular de la noche de jueves que se prolonga hasta que aparece el sol. Entonces el centro de la vieja ciudad virreinal, de nombre purépecha y sangre mestiza y española, se convierte en romería de bocadillos, juguetes y figuras hechas con huevo de gallina, en Pascua de formas multicolores.

Como símbolo de que la virgen ha llorado la muerte de su hijo, en casas, minas y negocios regalan helados y aguas de sabores. Pero lo más característico es la venta de flores que los varones adquieren para regalar a las damas, sólo a cambio de una sonrisa, un beso o una promesa.

Es día de amores cuando se tienen o se encuentran, pero también de desamores cuando rechazan o se van.  

En este último supuesto surgió mi canto en ese Viernes de Dolores que no es de gozo mundano de honor a eros, sino doliente, con sabor a Tánatos.

El primer dolor se inspira en el jueves de pasión, previo al Viernes de las Flores.

Madre do-olorosa

Perfume de mil colores,
humores que te veneran.

Hueles a colonias
de lavanda intensa
y gardenia pura.

Destilas sudores
de cuerpos humanos
forjados 
en noche de danza
y flujos mezclados.

Feromonas que aman
olores del odio.

Eres do-olorosa,
madre de profanos
disfrutes malsanos.

El segundo dolor alude al viernes por la mañana, al ceremonial del ligue y el amor a través del regalo de flores.

Madre amor-rosa

Eres beso en pétalo rojo,
eres croma que derrama aroma.

En tu nombre aman,
en tu nombre matan,
en tu nombre braman,
en tu nombre cantan.

Decoras los cuerpos,
nervudos, violentos;
te vuelves estampa
en morenas pieles;
adornas las bardas
de barrios tomados
por hordas de resentimiento.

Madre del amor, madre de la rosa
que se entrega envuelta
en papel estraza.

Mi deseo te abraza,
entrego la flor,
eres el pretexto
para la pasión.
 
Amorosa rosa, amor-rosa, amor osa.

El tercer dolor es la referencia a la advocación de la Dolorosa, su origen mariano y sus predecesores prehispánicos.

Madre pía-diosa

Ruega por nosotros
aboga por ellos
salvaguarda a ellas
protégenos toda 
apiada de mí.

Tu manto nos cubra
bañado de estrellas,
forjado con barro,
lavado con llanto.

Misericordiosa
Máter Dolorosa,
Madre del Consuelo,
Matrona del Duelo.

Coatlicue llorosa,
Tonanzin dorada,
María venerada.

Eres fantasía
donde eras peñasco;
te hicieron de yeso,
te plasman en muros,
te enmarcan y envidrian.

Matriarca del Dios
que murió en la cruz,
madre de los dioses
en piedra tallada;
eres esperanza
y fuente de luz.

Pía entre las pías,
diosa entre las diosas:
conduela de mí,
sálvanos del mal,
aparta el dolor,
acerca al amor,
enséñame a amar,
muéstrame pasiones
y, por ti y por mí:
líbrame de Edipo.

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