viernes. 19.04.2024
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Tachas 516 • Dos filmes sobre la revuelta francesa • Alejandro Badillo

Alejandro Badillo

Imagen creada con IA
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Tachas 516 • Dos filmes sobre la revuelta francesa • Alejandro Badillo

En los años recientes Francia ha protagonizado las noticias internacionales por las protestas populares contra el presidente Emmanuel Macron y el auge de la ultraderecha representada, en la política, por el partido Agrupación Nacional cuya figura más visible es Marine Le Pen. La cobertura de los medios occidentales, curiosamente, no han reflejado la complejidad de la crisis francesa y difícilmente entrevistan a los líderes de las manifestaciones. Lo único que se ve en las pantallas y canales de YouTube es una turba que incendia las calles y rompe escaparates de las tiendas en París y otras ciudades francesas. 

El vacío informativo que se ha formado alrededor de Francia tiene un contrapeso en algunos filmes estrenados desde que comenzaron las manifestaciones. Hay dos, en particular, que exploran miradas diferentes al fenómeno de la revuelta y sus implicaciones. La primera obra, estrenada a finales del año pasado en la plataforma Netflix, es Atenea de Romain Gavras. El ejercicio del hijo del director Costa-Gavras aborda, desde la ficción, la creación de pandillas organizadas que controlan, de facto, suburbios enteros de la capital francesa. Atenea –el nombre de una colonia tomada por los rebeldes– usa las herramientas del cine bélico como secuencias largas y coreografías en el frente de batalla para crear la sensación de asistir a una experiencia en tiempo real. Incluso, la cámara siguiendo por atrás a los personajes principales recuerda la estética de un videojuego. Los diálogos, como sucede en cualquier producto audiovisual que explota la violencia, están en un segundo plano, pues la pirotecnia de la imagen tiene casi todo el protagonismo. La historia empieza cuando un joven de ascendencia árabe es asesinado por la policía. A partir de ahí, el ritmo frenético de la trama hará que las palabras parezcan innecesarias, pues las explosiones y la violencia cargan con todo el peso de la narrativa. La venganza de los franceses de origen árabe se muestra como un monstruo que tiene cada vez más poder y que pone en jaque a la policía. 

Hay ciertos matices entre los protagonistas de Atenea –hermanos de la víctima– pues el director establece perfiles de los migrantes árabes y sus descendientes nacidos en Francia: aparece el militar defensor de las instituciones y atrapado entre defender a su familia o cumplir con su deber; el rebelde que quiere destruir el Estado a partir de la violencia; por último, el pragmático que aprovecha el tráfico de drogas para enriquecerse y que, por supuesto, no tiene ideal alguno. Sin embargo, a pesar de estas diferencias, la película rehuye cualquier intento de politizar los motivos de los rebeldes y, claro está, aprovechando la ficción, evita poner sobre la mesa los nombres de políticos o mostrar, al menos, personajes que representen a la élite francesa. De esta forma, el ejercicio –más cercano a un escenario distópico que a uno real– presenta a los desheredados como sujetos irracionales que reaccionan quemando todo en lugar de establecer demandas a la sociedad que los ha segregado. Esta mirada, repetida cientos de veces en películas de diversos temas, promueve la idea del “mal menor”, es decir, presenta de una manera tan radical las opciones que intentan reformar o reaccionar contra el statu quo, que el espectador prefiere preservar la sociedad corrupta en la que vive antes que perderlo todo. 

El segundo filme, A place in the sun, es un documental de bajo presupuesto estrenado en 2019 y ahora puesto a disposición para los suscriptores de la plataforma MUBI. El director François Ruffin y el documentalista Gilles Perret visitan los campamentos ocupados por los “Chalecos amarillos”, ciudadanos franceses que comenzaron su protesta en el año 2018 cuando el gobierno aumentó el precio de los combustibles. Uniformados por los chalecos de protección que deben tener los automovilistas en caso de accidente, tomaron las calles y protestaron en diferentes actos oficiales. A pesar de la importancia del movimiento, hay poco material fílmico que muestre, a ras de tierra, la vida de los manifestantes. Ruffin y Perret entrevistan a decenas de ciudadanos franceses para saber cuáles fueron los motivos que los llevaron a acampar en rotondas y espacios públicos. Sin el uso efectista de la música u otros artificios dramáticos usuales en documentales que retratan movimientos sociales, los creadores de A place in the sun parten de la simple curiosidad por el otro para ofrecer un retrato honesto de personas abandonadas por su país y víctimas de las políticas de choque económico implementadas por el gobierno de Macron. En algunos momentos, intercaladas en las entrevistas, aparecen escenas de los medios franceses y declaraciones de los políticos que demonizan a los Chalecos amarillos. También, aparecen la vida repleta de lujos de la élite francesa.

Quizá uno de los momentos más interesantes de A place in the sun es cuando el periodista le pregunta a sus interlocutores qué es lo que le dirían si tuvieran al presidente francés frente a ellos. Hay, por supuesto, una suerte de catarsis en los entrevistados que se transmite muy bien frente a la cámara. También es un reflejo de la nueva pobreza que avanza en Europa y que ha popularizado un nuevo término: “working poor”, gente que no deja de trabajar y cuyos ingresos apenas les alcanzan para no ser desalojados de sus casas. Incapaces de remediar su situación han encontrado en la comunidad de inconformes una salida a sus inquietudes y diversas formas de manifestación. El documental muestra a estas nuevas organizaciones, carentes de experiencia política, descubrir las cosas que tienen en común más allá del enojo contra una élite que los estafa de maneras cada vez más cínicas. Para estos nuevos pobres –muchos de ellos profesionistas que antes podían soñar con un futuro parecido al de sus padres– salir de vacaciones en su mismo país es un placer inalcanzable. Alguien objetará que los “Chalecos amarillos” son un movimiento desperdigado que, llegado el 2023, no se ha convertido en un contrapeso político ante las medidas cada vez más autoritarias del gobierno francés. También se podrá evidenciar que algunos manifestantes pueden cruzar la línea que los acerque a la ultraderecha de su país. Sin embargo, es valioso el hecho de ir a contracorriente de la narrativa oficial que demoniza cualquier protesta.

Atenea A place in the sun son dos buenas representaciones culturales de la revuelta francesa que, por supuesto, encuentran fenómenos similares en todo el mundo. Por un lado tenemos una superproducción que, después de su estreno en Netflix, estuvo en el ranking de las películas más vistas de la plataforma. Por otro lado está una mirada mucho más cercana que refleja, de una manera compleja, lo que caricaturiza la ficción. A la postre, A place in the sun tuvo muchas dificultades para su distribución. Los filmes que cuentan las historias de las insurrecciones del siglo XXI también reflejan las realidades disímbolas que viven dos sectores de la sociedad cada vez más enfrentados.   

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Alejandro Badillo (CDMX, 1977) es narrador, ha publicado tres libros de cuentos: Ella sigue dormida (Fondo Editorial Tierra Adentro/ Conaculta), Tolvaneras (Secretaría de Cultura de Puebla) y Vidas volátiles (Universidad Autónoma de Puebla); y la novela La mujer de los macacos (Libros Magenta, 2013).


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