15 de octubre de 2020, el general Salvador Cienfuegos Zepeda es arrestado en Los Ángeles entre otros cargos por conspirar para importar desde un lugar fuera de los Estados Unidos a) una sustancia que contiene heroína b) cocaína c) metanfetamina y d) mariguana en grandes cantidades, mientras fungía como Secretario de la Defensa Nacional bajo el gobierno de Enrique Peña Nieto. La noticia fue una gran sorpresa tanto para los mexicanos de a pie, como para su gobierno que, a pesar de cooperar con las organizaciones de antidrogas del vecino país, nunca fue notificado con antelación que tenían un caso armado en contra de quien apodaban “El Padrino”. 

Jesús Esquivel, corresponsal durante décadas en los Estados Unidos de varios medios mexicanos, teje un gran reportaje que deja al descubierto los resquemores, desconfianzas y contradicciones de los entes encargados del gobierno, la seguridad y procuración de justicia en ambos lados de la frontera. Con un estilo directo, que a veces puede rayar en lo árido, presenta sus indagaciones con una amplia gama de funcionarios de muy altos niveles, en activo y retirados, para poner de manifiesto el doble discurso empleado durante las semanas de cautiverio de Cienfuegos y el pulso que ganó el gobierno de López Obrador en las últimas semanas de las era Trump. 

El general no sólo fue repatriado y exonerado de todo cargo por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos; poco después la Fiscalía General de la República (FGR) determinó el no ejercicio de acción penal en su favor. A lo cual acota uno de los entrevistados: la mimetización aplicada por la FGR para el caso Cienfuegos Zepeda será una mancha política e histórica que acompañará siempre al legado de Gertz Manero en la Fiscalía y al de López Obrador en la Presidencia. 

William Barr, fiscal general de Trump, aparece como uno de los grandes villanos al entregarlo y echar por la borda cinco años de pesquisas y recolección de pruebas. La del general mexicano está entre las investigaciones más consolidadas que se hayan llevado a cabo en la historia del combate al narcotráfico transnacional. Teníamos todo para procesarlo, las evidencias, los testimonios: todo. Afirma un informante cuya identidad se reserva. Las pruebas de más peso del caso nunca se presentaron a la contraparte mexicana y obran en los archivos del Departamento de Justicia. Según afirman, incluyen grabaciones directas de conversaciones con el general y miembros del cártel de Sinaloa. Habrá que esperar décadas a que se desclasifiquen para poder acceder a ellos.

Al apoyo recibido de su gobierno, no obsta mencionar que también expolíticos y empresarios importantísimos salieron a abogar en la defensa del general Cienfuegos Zepeda. Uno de ellos fue Alberto Bailleres González, presidente de grupo Bal. 

De ese tamaño la información del libro, de esas dimensiones el pantano en que nos hallamos metidos. Hay que leer a Jesús Esquivel. 

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