Reseña

Tachas 529 • Los intersticios de la violencia y el gore como arma para entenderla • David Caleb Acevedo

IA

David Caleb Acevedo

 

El gore como género, se enfoca en el destripamiento del cuerpo, en la sangre volando, para discursar sobre la fragilidad del cuerpo, su vulnerabilidad, y lo teatral de la mutilación. Si suscribimos a Gary Slutkin y su teoría de que la violencia es un asunto de salud pública y debe ser tratada como una enfermedad, como un virus, entonces, podríamos ver el gore como el microscopio que nos adentra a ese espacio de reflexión viral: el género nos lleva a los intersticios de la violencia, o los microespacios entre el lugar de calma, la violencia y el periodo posterior de lo ya violentado.

La poesía de Ángel Ortuño muy bien nos da ese recorrido. Su poemario Turbo Girl: historias de la mamá del diablonos lleva, ya de plano en el primer poema “¿Cómo ha cambiado tu vida después del porno?”, a ese espacio de aparente calma (“Definitivamente ahora doy mejores mamadas [risas]./Digamos que no todo es color de rosa y que aquí/todos somos ladrones por igual.”) para luego abalanzarnos a lo violento (“descubrir que mi novia era hombre, matarla, cocinarlo/[tampoco diría que soy celosa o temperamental]/o reunir firmas para que la casa del caníbal/se vuelva un restaurante vegano.”) Finalmente, los poemas terminan con un final sarcástico, o acaso cínico, como la sonrisa de Groot en la escena de Guardians of the Galaxy, luego de matar a múltiples Sakaarans en la nave Dark Aster. Cabe entonces dilucidar por qué el gore hace esto. ¿Cuál es su propósito? ¿Y por qué escribir de esta forma en un mundo ya de por sí plagado de terrorismo?

Me suscribo al tercer poema, “La Policía de California busca a un payaso que se hace fotos siniestras”. El poema juega con la versión de los sucesos de los medios de comunicación en masa versus la versión real, hasta que llega un punto en que como lectores no sabemos ni sabremos cuál versión es verdadera. Entiendo que aquí estriba el punto clave para entender el poemario y el gore como género que lo cobija. ¿Es la violencia verdaderamente virulenta? ¿O la hacen virulenta los medios? ¿Es posible la diseminación de una información sobre violencia sin propagar la violencia misma? El gore apuesta a que sí, sumergiéndonos, como curso de verano de total inmersión en la lengua francesa, en la violencia. Después de todo, solo es posible entenderla sumergiéndonos en ella. 

Asimismo, el poemario, tanto como el gore mismo, nos enfrentan a viejos prejuicios del cuerpo, como las enfermedades del sueño en África, en su poema “Informes aquí”, o las prácticas sexuales de más alto tabú, como en el poema “El beso negro intergeneracional”, poema que nos deja ver que las grandes luchas activistas se ganan en los mismos círculos elitistas que se oponen desde su conservadurismo. Igual el sector liberal y el conservador son dos jugadores de ajedrez y nuestra vida como pueblo es su tablero blanco y negro. Luego llega la burla al cuerpo neonazi en el poema “Fotografía sexy con temática nazi”, que dice: “Me dicen que mataron a ese cerdo de Lennon. Vladimir Illich no/envenena ya el aire./Larga vida en bikini al cuarto reich.

La burla aquí consiste en la brutalidad del lenguaje, en el sinsentido del discurso. En la teatralidad y lo ensayado del extremismo.

En fin, estamos ante un poemario sumamente gráfico y violento. Pero, ¿dónde estriba realmente su violencia? ¿Acaso se da en la diseminación sin filtro crítico de imágenes violentas, una detrás de la otra, sin parar, o existe una intención en usar el gore para dejarnos ver algo? ¿Existe un tipo específico de violencia cuyo único efecto sea aleccionador? ¿Es violencia dejarnos ver la violencia tal cual es? ¿Es violenta la verdad? ¿Es la verdad un asunto de salud pública? Este poemario muestra que la poesía puede ser ese vehículo de entendimiento.

 

 

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David Caleb Acevedo (San Juan, Puerto Rico. 1980), Acevedo ha publicado en varias revistas literarias, tales como Poui, The Caribbean Writer, Pastishe, Tonguas, L'Antesala, El sótano 00931, Ceiba, Esencia y palabra, Boreales, Periódico Hojas Sueltas y Corpus Literarum, y en portales cibernéticos como Letras Salvajes, En la Orilla.net, Cinosargo y Aurora Boreal. Los libros publicados son: Bestiario en nomenclatura binominal Editorial Aventis, 2009 ISBN 978-0-98210-194-0, Empírea o Saga de la Nueva ciudad Erizo Editorial, 2011 ISBN 978-1-61887-079-7, Diario de una puta humilde Erizo Editorial, 2012 ISBN 978-1-61887-238-8, El Oneronauta Boreales, 2014 ISBN 978-1-49367-664-4


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