Cuentesía

Tachas 531 • Depresión • Sergio Inestrosa

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Sergio Inestrosa

Es una mañana de domingo, enero de 1912, un joven se mira fijamente los dedos, preso en las redes de su depresión.

Aunque afuera cae una lluvia lúgubre, una lluvia que parece que llega de la mismísima eternidad, aquí adentro todo es un apacible silencio, tanto que se podría, si uno pusiera la debida atención, escuchar los mecanismos de la producción del pensamiento y así darse cuenta del sufrimiento de aquel joven que un día será mi abuelo, de la frialdad de su alma, de esa sensación creciente de no pertenecer a ningún lugar.

 

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