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Tachas 532 • Lo erótico y lo lúdico • Omar de Felipe

Omar de Felipe

Cuentos de Escarnio de Hilda Hilst
Cuentos de Escarnio de Hilda Hilst
Tachas 532 • Lo erótico y lo lúdico • Omar de Felipe

Cuentos de Escarnio, Hilda Hilst, Malpaso editorial, primera ed. noviembre 2019

 

A través de los años y de tantas lecturas, se hacen evidentes las deficiencias que cada uno tiene como lector. En lo particular, tiendo a confundir el placer con el interés, probablemente por cuán entremezcladas se encuentran en mi persona. El placer que me produce un libro suele estar subordinado a cuán llamativo me parece el tratamiento de su trama, o bien la línea de pensamiento que se plantee. Seguramente se le puede leer como un síntoma de un panorama más amplio: una mezcla de practicidad y productividad que domina sobre el ocio, algo que se confunda con el jugueteo. 

Doy este pequeño rodeo sencillamente para resaltar cuán divertida ha sido la lectura de Cuentos de Escarnio de Hilda Hilst. Sería un understatement decir que, desde hace varios años ya, no me había reído tanto con una novela. Cuentos de Escarnio es una obra ambientada en Brasil del siglo XX; su protagonista, Craso, es un hombre entregado fervientemente al deleite carnal y la palabrería profusa. Aunque la obra se nombra a sí misma dentro del género de cuento, se le puede leer como una novela híbrida, en tanto que combina cuento, teatro y algunas prescripcionesabsurdas. A través de once capítulos, conoceremos al abanico de personajes, desde depresivos filosofantes hasta diletantes de la sonrisa vertical, que acompañarán a Craso en su obcecada curiosidad por la carne. 

Si bien el humor suele utilizarse como una herramienta para la crítica y la desacralización, la erosión de los valores y los dogmas del pensamiento en Cuentos de Escarnio es más bien un efecto secundario del carnaval paradigmático que propone Hilst. Su enfoque parece más bien la vitalidad, la explosión de manifestaciones del sexo y sus alrededores. En una fiesta privada, Craso repasa, discreto, los muslos y sexo a una de sus amantes, Josete: “Yo decía”, comenta Craso “con la polla dura y apretada entre los pantalones: ¿nos vamos, amor? -me lo estoy pasando tan bien amor -lo sé Josete, pero mira mi polla - no seas vulgar, Craso”. En este aspecto, se distancia del humor que propone autoras que comparten el campo de lo erótico, como Anais Nïn: si en ambas existe el refinamiento del humor -aunque por supuesto que tal cosa está sujeto a juicio - existe una palpable concentración  diferencial en la prosa Hilst. 

El párrafo anterior no debe leerse como si la obra fuese indolente en cuanto a sus fundamentos, como si fuese un libro de chistes superficial. Al contrario, se entiende que el pensamiento, la reflexión están al servicio de lo lúdico. En este aspecto, se puede leer Cuentos de escarnio como un ensayo que entiende muy bien el aspecto juguetón, descomprometido y al mismo tiempo curioso, de la exploración narrativo; en este caso, la exploración de lo erótico. Y se sirve bien de ello, pues mientras Craso y demás personajes transitan por su propio carnaval delirante, también realizan una evaluación del mundo que les rodea. Por ejemplo, el vello púbico sirve de excusa a Craso para plantear una observación sobre cómo se vive la sexualidad en Brasil, pues “primero, no quedan vírgenes. Y segundo, si fueran vírgenes, serían impúberes y por lo tanto si vello púbico, lampiñas”. 

Finalmente, el sentido carnavalesco en la obra no se limita a las aventuras de Craso y compañía. Tanto el formato de los distintos capítulos como el mismo lenguaje resultan en una auténtica luminosidad. No es difícil abrir el libro en una pagina cualquiera y que la prosa explote en imágenes: “La verga de Liló era un tallo duro y goteante. Una de las putas se tumbaba a su lado y empezaba a chuparla. Él [Liló] lamía a Bina igual que una perra lame a sus crías, con la lengua fuera [...] Las mujeres sujetaba la cabeza de la que estaba siendo lamida y algunos hombres le besaban la boca, otros los senos…”. En cuanto al formato, cuentos incompletos, cartas, teatrillo, prescripciones “médicas” son algunos de los que se presentan en la obra, sin ninguna aviso o justificación. Esta aparente falta de continuidad entre los capítulos puede ser confusa. Sin embargo, se entiende como parte de la propuesta, una que se divierte y pone en manifiesta su búsqueda por el placer, el suyo, y el del lector.




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Omar de Felipe Solís (Orizaba, 1997), licenciado en ingeniería en computación y sistemas en UPAEP. Ha publicado ficción en la revista Mula Blanca, en el suplemento cultural El Confabulario de El Universal. Cuenta además con reseñas en El Popular de Puebla, el portal Pez Banana y una publicación en Rio Grande Review, journal de arte contemporáneo de la University of Texas at El Paso.

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