Disfrutes Cotidianos

Tachas 544 • Cuatro novelas mexicanas • Fernando Cuevas

Tu sueño imperios han sido (Anagrama, 2022)

Fernando Cuevas

 

Un cuarteto de consolidados autores mexicanos nacidos en los sesentas y setentas del siglo XX, publicaron sendas y muy disfrutables novelas en el 2022. Épocas bien definidas por las que transitan personajes que no terminan por pasar de largo, más bien se enmarañan en sus propios orígenes y buscan, de maneras por momentos lejanas a la lógica pronta, seguir hacia delante con rumbo por conocer. Un breve comentario de cada una, como sigue.

En El peso de vivir en la tierra (Alfaguara, 2022), David Toscana (Monterrey, 1961) nos conduce con enorme naturalidad por la inequívoca y convencida transmutación de un oficinista mexicano en aspirante imaginario a cosmonauta soviético, justo cuando la carrera espacial y la guerra fría estaban en pleno apogeo, con el priismo en estado crudo dominando el país; así, su nueva personalidad implica el cambio de nombre propio para que suene ruso y la búsqueda de aliados para cumplir con una misión asumida fuera de este mundo pero dentro de una realidad que parece ajena, distante y fuera de la cotidianidad, entre deliciosos recorridos por la literatura rusa y los signos clave de los tiempos que corren: asumirse como un personaje literario en una búsqueda que a primera vista resulta estrafalaria pero que en el fondo denota esa posibilidad de reinventarse y encontrar resquicios de libertad identitaria. 

Nos sentamos a la mesa para respirar, comer y sorprendernos con los platillos mientras gira una conversación en la que estamos entrometidos, junto con los intérpretes, para intentar buscar migajas de comprensión; entramos a los distintos aposentos y de pronto nos observamos metidos en un encuentro fascinante, muy humano pero con tintes mágicos y dejos de humor ante la sorpresa. Tu sueño imperios han sido (Anagrama, 2022) imagina, documenta y reinventa la entrada de Cortés a Tenochtitlan con sus capitanes, un fraile y su amante, para encontrarse primero con la hermana-esposa de Moctezuma y algunos sacerdotes, y después con el mismísimo emperador: Álvaro Enrigue (Guadalajara, 1969) nos pasea deliciosamente entre una tarde pausada de mutuos descubrimientos, siestas grandilocuentes y sueños de los que será difícil huir, a partir de una prosa envolvente y un lenguaje que se vuelve extrañamente cercano, onírico y a la vez palpable, justo cuando nos sumergimos en el sueño de la cotidianidad, extraviados entre la ficción y el hecho histórico como si hubiéramos respirado esos hongos ancestrales.

Por su parte y desde una perspectiva autobiográfica, Emiliano Monge (Ciudad de México, 1978) plantea un trayecto desde la posguerra hasta mediados de la segunda década del siglo XX, a través de dos miradas que transitan de lo íntimo y familiar hasta lo global y de influencia social: una vital mujer inseparable de sus contextos, próximo y distante, sobrevive con una fuerza a la altura de los eventos padecidos, mientras las transformaciones científicas, tecnológicas y culturales se agolpan en las definitivas décadas abordadas: notable es cómo Justo antes del final (Random House, 2022) entrevera ambas narrativas encontrando conexiones entre el acontecer individual y los cambios sociales, de la memoria materna a la locura familiar y comunitaria, mientras que el apunte documental nutre en definitiva la comprensión acerca de cómo se reconstruye una vida entre las adversidades y los resquicios de luz, resultando tan empática como transparente.

Antonio Ortuño (Zapopan, 1976) aprovechó su gusto y amplia comprensión de la cultura metalera, considerando los significados permenentes que impregna este género musical en el corazón de intérpretes y fans, para componer a punta de guitarrazo limpio y base rítimica inclmente, La armada invencible (Seix Barral, 2022), relato sobre el ineludible final de una etapa que se avecina y la búsqueda de cómo darle vuelta, acaso volteando a un pasado con intenciones de revivirlo y, ya entrados en gastos, volver a darle esos riffs necesarios al sentido de seguir adelante, si bien el cuarentón protagonista sabe de antemano que nada será igual. Al estilo de Simon Pegg en The World’s End(2013), la crisis de la mediana edad se busca sobrellevar reuniendo a la prometedora banda que terminó sus días sin los merecimientos esperados y, acaso, sin concluir lo que había empezado: divertida, cuestionadora y punzante.

 

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