Tachas 577 • La etnografía chiapaneca • Andrés Medina
Andrés Medina
La discusión acerca de las características y las diversas implicaciones de las cosmovisiones entre los pueblos mesoamericanos tiene indudablemente en la muy rica información etnográfica de las comunidades de los Altos de Chiapas una de sus más sustanciosas vetas; no sólo se han publicado siete de las diez monografías dedicadas específicamente a la cosmovisión, sino también se han explorado diversas cuestiones que aluden de una manera u otra a los temas que están en la base de toda la discusión.
Protagonista de una parte de la historia de las investigaciones antropológicas en Chiapas, en lo que puede considerarse la profesionalización, el lapso que comienza en 1940, y más particularmente con la llegada de los antropólogos de la Institución Carnegie, de la Universidad de Chicago y de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, Calixta Guiteras hace diversas y valiosas contribuciones a la etnografía antes de involucrarse en el proyecto de Redfield sobre la visión del mundo.
El punto de partida es la «expedición etnográfica» que realiza Sol Tax al municipio de Zinacantán, en 1942, con un grupo de estudiantes de la ENAH, a la que había llegado como profesor visitante. Tax era de los discípulos de Radcliffe-Brown formados en la Universidad de Chicago durante la estancia del fundador del funcionalismo británico; incorporado al equipo de trabajo de Redfield, realiza diversas investigaciones en las comunidades indias de Guatemala y, dentro de los proyectos para abarcar a los pueblos mayenses de Chiapas, dirige una temporada de trabajo de campo como parte del entrenamiento para la formación de investigadores. Entre los alumnos que le acompañan a Chiapas en esta expedición estaban Anita Chapman, Barbro Dahlgren, Ricardo Pozas, Fernando Cámara y la propia Calixta Guiteras, todos ellos de las primeras generaciones de la recién fundada Escuela Nacional de Antropología.
La experiencia de trabajar con Tax en el campo fue fundamental para la mayor parte de dichos alumnos, pues aprendieron tanto los rigores de la investigación de campo, como la exigencia de realizar cotidianamente su diario de campo, de organizar sus notas, bajo la dura disciplina impuesta por su preceptor. Del grupo inicial tres estudiantes regresaron, dos años después, para llevar a cabo investigaciones intensivas en las diferentes comunidades de los Altos de Chiapas, orientando cada uno su proyecto hacia diferentes temáticas, definidas de acuerdo con los intereses teóricos del momento y con la indudable asesoría de Tax.
Así, para estudiar la organización político-religiosa Fernando Cámara trabaja en Tenejapa, en tanto que Ricardo Pozas se centra en la economía y la tecnología de San Juan Chamula. Calixta Guiteras se dedica al campo de las relaciones de parentesco y la organización social, para ello trabaja en tres comunidades: Cancuc, Chalchihuitán y Chenalhó. El trabajo de Cali Guiteras en Cancuc produce uno de los primeros ensayos que muestran la presencia de linajes patrilineales y clanes en Chiapas (Guiteras 1947); en Chalchihuitán describe una comunidad organizada en cinco calpules y con una terminología de parentesco del tipo Omaha (Guiteras 1951). Hace además una síntesis de la organización social de tzeltales y tzotziles (Guiteras 1948) y una todavía de mayor amplitud que abarcaba el espacio mesoamericano (Guiteras 1952). Años más tarde, haría un trabajo comparativo entre los sistemas de parentesco de varias comunidades tzotziles, aprovechando los valiosos materiales reunidos (Guiteras 1966).
Calixta Guiteras Holmes era integrante de una familia comprometida con la lucha revolucionaria en Cuba, tanto ella como su hermano Antonio fueron dirigentes destacados, formaban parte de la generación de Fidel Castro, con quien compartieron la utopía revolucionaria. Es a consecuencia de los conflictos políticos que se vivían en Cuba que Calixta llega a México en los años treinta. Cuando se inscribe en la ENAH tenía ya un doctorado por parte de la Universidad de La Habana.
De tal suerte que, cuando Cali se compromete con la investigación que Redfield le ofrece, tenía ya una excelente experiencia de campo y un conocimiento de las discusiones teóricas vigentes; esta es una de las razones por las que posiblemente Tax le sugiere el nombre de Cali a Redfield, entusiasmado en esos días de 1952 por enviar a sus estudiantes a realizar investigaciones sobre la cosmovisión. A esto hay que añadir la propia personalidad de Calixta, una mujer cuya belleza han referido todos aquellos que la conocieron, pero además poseedora de una gracia y de una inteligencia notables; de no menor magnitud eran sus atributos para el trabajo de campo, en donde desplegaba su calidez y su tacto para lograr no sólo excelentes relaciones con sus informantes, sino también para ganar amigos y compadres, como lo muestra su relación con Manuel Arias Sojom, el personaje central de su trabajo en Chenalhó.
Estas son las razones que establecen una evidente y marcada diferencia entre el trabajo de Calixta Guiteras y los de Michael Mendelson y Charles Leslie. No sólo se trataba de interpretar las indicaciones y las propuestas teóricas que hacía Redfield, había que conocer bien el campo de investigación, y lo que implica penetrar en la cultura de una región que posee una extraordinaria complejidad, una gran antigüedad y ha desplegado una estrategia para resistir la dura presión colonial; para ingresar en sus vericuetos es necesario ir de la mano con las propias lenguas amerindias.
Para apreciar la importancia del trabajo de Cali Guiteras en Chenalhó y con Manuel Arias Sojom es necesario hacer una referencia al trabajo de Alfonso Villa Rojas, quien aporta numerosas y valiosas pistas sobre cuestiones muy relacionadas con la cosmovisión, como lo muestra en el célebre ensayo que publica en American Anthropologist (Villa Rojas 1947).
Villa Rojas era un destacado discípulo y amigo de Robert Redfield, hemos señalado antes su condición de asistente y colega durante las investigaciones en Yucatán, en los años treinta; esta cercanía fue decisiva para la formación profesional de Villa Rojas y su incorporación como investigador de la Institución Carnegie, puesto desde el cual realiza sus investigaciones dentro del programa dirigido por el propio Redfield. Como parte de dicho programa Villa Rojas hace una primera incursión en Chiapas en el año de 1938, en la que cruza las montañas visitando diversas comunidades indias (Redfield y Villa Rojas 1939). Posteriormente se instala en Yochib, un paraje del municipio de Oxchuc, en el que realiza una larga investigación que le lleva de 1942 a 1944, años en los que llega Tax con su parvada de alumnos de la ENAH quienes entran en contacto con Villa Rojas. En su estancia en Oxchuc, Villa Rojas reúne una voluminosa información etnográfica que pone a disposición de los estudiosos que trabajan en la región; en ella vierte toda una experiencia de campo y atisba diversos temas de trascendencia teórica. Esto lo muestra brillantemente el citado ensayo de 1947.
Con este artículo Villa Rojas da a conocer la presencia de clanes y linajes en los pueblos mesoamericanos, así como la organización del sistema dual en el que se funda la organización político-religiosa. Pero lo que, en mi opinión, anticipa cuestiones de importancia teórica en nuestros días es en la relación entre control social y nagualismo, lo que alude a las bases cosmológicas de la autoridad tradicional. Cuando se refiere a la posesión de un alma poderosa por parte de las autoridades, lo que en tzeltal se conoce como lab, o nahual, sienta las bases para investigar las implicaciones cosmológicas de las relaciones políticas.
Es decir, apunta que las autoridades de las mitades, o calpules, poseen un nahual poderoso, un doble que puede ser animal, enano o bola de fuego; es una entidad que reside en el corazón de su dueño durante el día, pero que sale del cuerpo en la noche, para castigar a quienes han violado las normas comunitarias. Es entonces cuando, en su papel de «brujo», ak’chamel, la autoridad envía su nahual para que penetre en el cuerpo de su víctima y devore lentamente su alma. En la estructura política del calpul las autoridades a la cabeza se definen por la fuerza de su nahual, siendo el dirigente máximo, el k’atinab, quien posee el nahual más poderoso. Además, en la caracterización de las autoridades y de sus funciones normativas tiene un papel fundamental la experiencia onírica, ámbito por excelencia de los nahuales (Villa Rojas 1995).
Me parece que con este preámbulo tenemos ya algunos elementos para situar el extraordinario trabajo que hace Calixta Guiteras en Chenalhó y dar inicio a una discusión teórica de gran relevancia para los estudios mesoamericanistas de nuestros días.
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Andrés Medina (CDMX, 1938). En 1963 egresó como etnólogo de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y, durante esta misma década, colaboró como investigador de un proyecto en los Altos de Chiapas que encabezó la Universidad de Chicago. Posteriormente, obtuvo los grados de maestría y doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente, es investigador titular del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, docente de la ENAH y de los posgrados del IIA de la UNAM. Sus principales líneas de investigación comprenden la etnografía de México, la etnografía de Chiapas y la historia de la antropología.
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