Tachas 578 • Jacqueline de Jong: • Vivir el arte

Jacqueline de Jong, 1982

Su ámbito más reconocido fue el de la pintura, pero se movió por los terrenos de la escultura, el grabado, la joyería y el trabajo editorial. Su influencia e importancia se cimentó durante la década los sesenta, en la que también se mantuvo en el activismo revolucionario y la reflexión sobre el sentido del arte y su relación con la conformación de la sociedad, con todo y sus salpicadas de ironía. Aprovechó las vertientes del expresionismo abstracto y la pintura figurativa para transitar por ellas y plasmar en las obras su mirada crítica de gran aportación para las vanguardias europeas.

Nació en Hengelo, ciudad de los ahora llamados Países Bajos, dentro de una familia judía en 1939. Vivió unos primeros años muy intensos y llenos de riesgo: debido a la invasión nazi, intentaron huír a Inglaterra pero fracasaron, por lo que su padre se tuvo que quedar en Ámsterdam mientras que ella y su madre se fueron a Suiza con el apoyo del pintor Max van Dam; gracias al apoyo de la resistencia francesa, se salvaron de ser deportados a un campo de concentración. Pasada la guerra, que fue un tema recuperado en su propuesta artística, regresaron a su tierra, donde Jacqueline de Jong pasó su infancia.

Tras un periplo por París y Londres entre 1957 y 1958, donde estudió actuación, volvió a Ámsterdam y se involucró en el mundo del arte a través de su trabajo en el Museo Stedelijk, y en su vuelta a Londres conoció al pintor danés Asger Jorn, del grupo CoBra, y cambió su orientación artística hacia la pintura. Entró a la Internacional Situacionista en 1960, liderada por Guy Debord, y tras ser expulsada del grupo, fungió como editora de The Situationist Times hasta 1967, influyente proyecto en el que participó gente como Gaston Bachelard, Jacques Prévert, Wilfredo Lam y Roberto Matta, entre otros. Por supuesto, participó activamente en el ‘68 parisino imprimiendo y repartiendo carteles y volantes.

Dentro de su obra de aquellos años se pueden encontrar las series Accidental Paintings y Suicidal Paintings, miradas sobre la violencia y la guerra con sus cuotas de humor, como la de Private Lives of Cosmonauts (1966), con todo y su tono sardónico, además de algunos murales en el ayuntamiento de Ámsterdam y una instalación en el Banco Nederlandse. En la década de los setenta entregó su serie Billar (1976-178), en la que la artista utilizó el famoso juego para plasmar algunas ideas sobre el erotismo, el azar y los hábitos, entre los jugadores, las mesas cubiertas de paño, las pelotas y los tacos, además de los contextos inmediatos.

En 1981 presentó su Série Noire (1981), retomando la novela negra francesa y para los años noventa se involucró en el tema de los derechos de autor junto a su pareja, el abogado Tom Weyland, participando en la International Journal of Cultural Property; tras comprar una propiedad en Bourbonnais, Francia, puso un huerto y de su cotidiano cultivo de papas, identificando sus imprevisibles y diversas formas, surgieron obras como Potato Language, Baked Potatoes y Pommes de Jong, a lo largo de la primera década del siglo XXI, cuando inició con la fundación Weyland de Jong, orientada a colaborar con artistas mayores de 50 años de diversas disciplinas.

En el Museo Cobra de Arte Moderno, ubicado en la ciudad de Amstelveen, se llevó a cabo una retrospectiva de su obra en el 2003, así como una exposición en Estocolmo en el 2012, año en el que también se realizó una exposición en Nueva York llamada Jacqueline de Jong: The Situationist Times 1962-1967 y otras más, como en Les Abatto irs, el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Toulouse, en 2018 y la titulada Pinball Wizard, en el Museo Stedelijk de Ámsterdam en el 2019, justo cuando recibió el premio AWARE. La artista murió el 29 de junio a los 85 años en Ámsterdam: por supuesto, quedan no solo sus obras, sino la nutrida influencia de sus ideas y premisas acerca del papel del arte en las sociedades contemporáneas.