Recuerdo las primeras palabras que escuché en un evento de orden político; no un acto cívico, más bien fue en un mitin. Las promesas, los compromisos, los ideales de un partido político, -que para ese tiempo, ya era un partido desgastado-, marcado por errores muy graves, un partido que a todas luces estaba a punto de perder el poder de la nación. Todavía era una menor de edad, sin embargo el discurso me sonó hueco y sin intención; sin duda fue un momento que marcó mi vida y mis convicciones sobre el estado que debe guardar un país, pensando en uno justo, próspero, moderno, equitativo, libre.

En cuanto tuve oportunidad, cuando llegó el día, por fin saqué mi credencial para votar y me afilié al único partido de izquierda que estaba vigente en ese tiempo. Por muchas razones, no pude ser militante activa, sin embargo siempre observé los movimientos, participé en propuestas que tenían que ver con el ámbito artístico y cultural.

Hoy, han pasado muchos años de aquél evento; quizás para miles de mexicanos no es importante que haya llegado una mujer a la presidencia, para mí lo es, mucho.  Escucharla decir que “no llega sola, llegamos todas”, ha sido conmovedor, pero no solamente eso, porque seguramente a muchísimas mujeres nos ha dado la pauta para seguir; por ejemplo, yo seguiré escribiendo, ahora desde la certeza de mi libertad, desde la fuerza que me otorga el saber que nos estamos acompañando. Ahora más que nunca observaré, diré, nombraré también, como nos ha señalado nuestra Presidenta de México, la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo. Es el tiempo de las mujeres, es el tiempo de escribir, de pensar en contra de los incómodos silencios, es el tiempo de cuestionar, de señalar, de exigir y proponer. 

Me faltó escuchar en el emotivo discurso, algo sobre las mujeres artistas. Tal vez era poco el tiempo para hablar de todas; escuché que mencionó a Frida Kahlo, pero somos más, muchas más. Las mujeres mexicanas, desde el arte, hemos tejido también el entramado social, cultural, intelectual del país. Seremos voces entre los campos de maíz, entre las olas, en la montaña, desde las raíces, hacia el cielo, hacia el norte, hacia cada punto de la tierra. Las mujeres observaremos tranquilas, cantaremos cuando haga falta, exigiremos también. 

Pienso que una mujer debe gobernar distinto a un hombre, con un sentido maternal, de cercanía, de escucha. Una mujer, -creo yo-, tiene una visión de unión y de paz, de alimento, de vida. Ojalá que así sea, que los seis años que Claudia Sheinbaum sea nuestra máxima líder, sean seis años de prosperidad y que de alguna manera alcancemos también esa tan anhelada justicia social. 

Espero que nos nombren, que nos vean, que se escuchen nuestras palabras; que estemos ante la luz presentes, mujeres fuertes, mujeres mexicanas, que seamos y estemos todas.

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Jeanne Karen (San Luis Potosí, México, 14 mayo 1975). Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Temas como la muerte, la introspección y la complejidad semántica en la comunicación en relación con el autismo y las ciencias exactas como las matemáticas y la física, influyen su trabajo en un debate casi ético. Premio estatal de poesía Viene la muerte cantando (1998) Premio de Poesía Salvador Gallardo Dávalos (1999), de Poesía Manuel José Othón (2002 y 2006) Premio de Periodismo Francisco de la Maza por Publicación o Programa de Difusión Cultural (2009).

Ha publicado los libros: Simulación dinámica (Bitácora de Vuelos, 2015), Cementerio de elefantes (Múltiples editoriales). Hollywood (Ponciano Arriaga), Menta (Ponciano Arriaga).

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