viernes. 18.04.2025
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Tachas 612 • Lo que dura el instante • Jeanne Karen

Jeanne Karen

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Tachas 612 • Lo que dura el instante • Jeanne Karen

No encontraba por ninguna parte un documento que deseaba abrir, releer y con suerte, poder continuar con la escritura. Los minutos se convirtieron en un par de horas, la angustia poco a poco se apoderó de mí. 

¿Dónde había quedado ese texto al que le dediqué tanto tiempo y que era importante seguir escribiendo? Casi caí en el desánimo, estaba por comenzar algo nuevo, algo distinto, pero con la idea de que lo anterior era algo que debía hacer. Por fin, después de mucho buscar encontré mi viejo archivo. La sangre me volvió al cuerpo y di un repaso rápido para retomar el hilo.

Luego, comencé a preguntarme cuánta literatura, cuánto material escrito se habrá perdido, por la impaciencia, la distracción, el desgano. Pienso también en lo afortunados que hemos sido como lectores, de que los grandes maestros hayan conservado su trabajo, de que nuestros libros favoritos hayan llegado hasta nuestras manos.

No sé, quizás para mí, la vida no sería la misma sin tanta poesía, sin todas esas imágenes que rondan mi cabeza, sin los implacables versos de Baudelaire, por ejemplo, o sin la luminosidad terrible de Rimbaud. Mis primeros años como lectora hubieran sido muy distintos. Siempre elegí primero a los poetas, de alguna manera sabía que en la poesía se encontraba el misterio del lenguaje.

¿Lo han pensado ustedes?, ¿cómo sería su vida sin su libro favorito?, ¿sin esas líneas que en algún momento les brindaron claridad en su pensamiento, el impulso necesario o reconfortaron sus días?, ¿cómo habrían iniciado esa conversación tan significativa con una persona querida, si no tuvieran en la mente un par de versos excepcionales?

La literatura también es una especie de fuente, a veces he pensado que es una puerta. Es cambiante realmente, pero ahora la pienso así, algo que permite que salga, que brote nuestra inteligencia, sensibilidad, ingenio y que al igual que la fuente nos proporciona un alivio en tiempos difíciles. El agua de la fuente suele ser fresca y dulce; la buena literatura debe tener el mismo efecto de bálsamo.

Por ejemplo, hoy necesitaba con urgencia encontrar la calma, un estadio de mi mente que me permitiera seguir a pesar de todo y de pronto por suerte me encontré de nuevo frente a la poesía que todo lo llena, que disuelve las dudas, que acompaña, unos versos del poeta Emilio Prados, español, perteneciente a la Generación del 27, escribió en el poema Alba Rápida: 

¡Pronto, de prisa, mi reino,
que se escapa, que huye,
¡que se me va por las fuentes!
¡Qué luces, qué cuchilladas
 sobre sus torres enciende!

Si en un momento la vida comienza a sentirse con mayor velocidad, los días como las aguas de esas fuentes, igual que el poeta Emilio Prados, deseamos detener el instante, alguien en una imagen, en un recuerdo, en un abrazo, otros tratamos de hacerlo entre las palabras, entre los versos. Como el agua de la fuente, somos luminosidad en un momento, para luego desvanecernos, ser parte del aire.




***
Jeanne Karen 
(San Luis Potosí, México, 14 mayo 1975). Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Temas como la muerte, la introspección y la complejidad semántica en la comunicación en relación con el autismo y las ciencias exactas como las matemáticas y la física, influyen su trabajo en un debate casi ético. Premio estatal de poesía Viene la muerte cantando (1998) Premio de Poesía Salvador Gallardo Dávalos (1999), de Poesía Manuel José Othón (2002 y 2006) Premio de Periodismo Francisco de la Maza por Publicación o Programa de Difusión Cultural (2009).

Ha publicado los libros: Simulación dinámica (Bitácora de Vuelos, 2015), Cementerio de elefantes (Múltiples editoriales). Hollywood (Ponciano Arriaga), Menta (Ponciano Arriaga).


 

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