Guía de Lectura 585

Tachas 616 • La morada de los hombres. Hogar, Familia y Comunidad en el Irapuato Antiguo, de Israel Morales Castorena • Jaime Panqueva

La morada de los hombres. Hogar, Familia y Comunidad en el Irapuato Antiguo, de Israel Morales Castorena

Jaime Panqueva

 

Hace diez años, durante la preparación de unos terrenos para construir una nave industrial en la comunidad irapuatense Lo de Juárez, los trabajadores encontraron una estructura antigua. Dieron parte al INAH, que tras realizar una inspección encontró dos elevaciones del subsuelo que ameritaban realizar una excavación arqueológica de rescate. Un irapuatense, Israel Morales Castorena, estudiante por entonces de la Universidad de Zacatecas, participó en estos trabajos donde se conjuntaron diversos equipos de estudiantes y expertos. Los resultados sobrepasaron las expectativas del grupo: el lugar había sido habitado por familias pertenecientes a la Tradición Bajío que vivieron aproximadamente entre los años 692 y 792 de nuestra era. No muy lejos de la casa excavada, encontraron un horno cuya datación arqueomagnética indica que fue construido hace 2.000 años.

Además de utensilios (234 entre trozos de metates, raspadores, navajas, conchas y más de 12.000 fragmentos de cerámica) y estructuras constructivas, el rescate desenterró 10 cuerpos que habían sido sepultados al interior de lo que fue una casa familiar rural. Comenta el autor: “Por vez primera, nos encontramos frente a frente con los restos de aquellas personas; los que fueron y los que somos nos encontrábamos en el mismo espacio. Debemos considerar que, en algún momento del tiempo, esos huesos habían conformado individuos con sueños, anhelos, esperanza, dolor, impotencia, tan humanos como tú, estimado lector, y como yo.”

La narración de la excavación, sus resultados, el contexto histórico que vivieron esos irapuatenses primigenios, se condensa en La morada de los hombres. Hogar, familia y comunidad en el Irapuato antiguo, una publicación divulgativa del Archivo Histórico Municipal de esta ciudad. En un lenguaje claro y cercano, Morales Castorena nos acerca a los pormenores de esta casa vinculada con las principales poblaciones de la zona, Arandas y La Garrida, y concatena el pasado lejano de las culturas de Chupícuaro con el repliegue poblacional posterior que vivió esta zona, al igual que buena parte del Centro Norte de México, hacia el 900 d.C. 

Como parte de una colaboración interinstitucional entre el municipio y la Universidad Quetzalcóatl, el libro contiene reconstrucciones arquitectónicas tridimensionales que ayudan a visualizar la forma en que vivían nuestros antepasados. También incluye mapas y fotos de los espacios. La sencillez relativa de la casa posee un detalle único: la inclusión de un patio hundido, particularidad arquitectónica de la Tradición Bajío, que sólo se había encontrado en construcciones monumentales o palaciegas. Algo que además de confirmar que el aspiracionismo también puede datarse con el carbono 14, explica el grado de refinamiento que alcanzó esta cultura en nuestra región. 

No puedo más que recomendar este libro de Morales Castorena y felicitar nuevamente al Archivo Histórico por hacer posible que los irapuatenses puedan acceder de forma gratuita a él: la edición de unas 320 páginas se entrega sin costo alguno.

Pero no es sólo eso: la voz vibrante del arqueólogo, como en el fragmento arriba citado, lleva al lector de la mano a los espacios físicos, y a imaginar cómo estaban conformadas las sociedades que habitaron estos parajes hace más de un milenio. Celebramos hace unos meses el aniversario de la fundación española de Irapuato; deberíamos también celebrar la particularidad de este tipo de descubrimientos, además de albergar la certidumbre de que hay mucho más por encontrar y aprender.

 

Comentarios a mi correo electrónico: panquevadas@gmail.com




[Ir a la portada de Tachas 616]