Tachas 620 • Discos 2024 [V]: Desde los noventas • Fernando Cuevas
Fernando Cuevas
Toca el turno a grupos y solistas que emergieron en la última década del siglo pasado y que entregaron disco el año anterior.
Tindersticks se pusieron finos y entretejieron el imbricado Soft Tissue con su habitual enfoque a media luz, entre trompetas escapistas y juegos de cuerdas como para seguir siendo un extraño en el nuevo mundo, mientras termina por llegar abril. Grandaddy volvió con Blu Wav, su sexto álbum en vertiente country pop que avanza con calma para jugar con estados de ánimo opuestos que tienen sus puntos de encuentro: alegremente melancólico para encontrarse con la dureza de la realidad aún con posibilidades épicas. Eels buscó la atemporalidad y confirmación del momento con EELS TIME!, decimoquinto álbum en tonos dulces que de pronto sueltan cierta amargura sin perder rasposidad melódica.
Mercury Rev volvió tras seis años con Born Horses, su décimo disco con todo y sus atmósferas aireadas de cierta teatralidad en las que se construyen amores ancestrales, nacen y galopan caballos y habitan aves de revoloteos internos, mientras que The Smashing Pumpkins le pusieron pesadez a Aghori Mhori Mei, intercalando medios tiempos que integran la fuerza guitarrera característica de sus inicios noventeros, entre la progresión y el metal, con su inclinación melódica-orquestal. Los escoceses de Arab Strap confirmaron su vuelta al ruedo de hace tres años, ahora con el energético I’m Totally Fine With It Don´t Give a Fuck Anymore, octavo álbum en el que siguen con su rock soterrado en el que cabe una razonada amargura y cierto desdén nihilista y liberador, justo para apagar la luz.
To All Trains resultó ser el testamento de Shellac, trío formado por Steve Albini, quien falleció poco antes de ver la partida de este último tren: junto con Weston y Trainer, le pegaron fuerte al noise de formas geométricas para indicar las salidas y agendas del rock por salir a los rieles. Jack White, quien debutó con los White Stripes al final del siglo pasado, volvió a aquellos tiempos en plan anónimo para entregar No Name, plagado de entusiastas riffs que se entretejen con un desenvuelto garage-blues para confirmar estados de ánimo presentes y emociones en pleno bullicio rockero, mientras que el ex Czar John Grant firmó The Art of the Lie, sexta entrega en solitario con apoyos electrónicos contenidos que sostienen las difíciles historias de vínculos afectivos, tamizadas por vueltas a la verdad, siempre por salir a flote.
Por su parte, los incombustibles de Pearl Jam firmaron su duodécimo álbum, Dark Matter, con guitarras y líricas bien afiladas para adentrarse por esos misterios de las inevitables disoluciones: su obra más redonda en lo que va del siglo, en tanto, el rock en femenino originario de Olympia, Sleater-Kinney, convertido en dueto desde el 2019, entregó el incisivo Little Rope, undécimo álbum que encuentra a este par de riot grrrl combinando el dolor personal por la pérdida y la preocupación global por las amenazas que nos rodean.
El trío londinense Saint Etienne grabó The Night, undécimo álbum en el que proponen una estado mental, físico y emocional a media luz, vía su pop vaporoso y calmo, justo para escuchar el propio corazón, como si miráramos sin prisa el espacio celestial a través de un cristal en acompañada soledad. Desde Nueva York, Nada Surf completó la decena de obras en su trayectoria con Moon Mirror, rockpop que mira de frente el presente sin dejar de reflejarse, en tanto Bright Eyes lanzó los dados para terminar por entregar su undécimo disco, el sensiblemente aventurero Five Dice, All Three, bien acompañado por invitados ilustres que se suman a la poética dispersa y descorazonadora pero con algún resquicio para no tomarse demasiado en serio.
Un par de bandas formadas en Escocia que se mueven por los terrenos del rock y el pop: desde Aberdeen, Snow Patrol, reconoció senderos con The Forest is the Path, octavo disco que los encuentra en un momento de buscar caminos a través de su sentido y emocional rock, ahora como trío en busca de escuchar la propia voz desde el mismo principio; de Glasgow, Travis llegó a la decena de álbumes con L. A. Times, destilando amabilidad noticiosa con melodías pronto tarareables que se instalan en la memoria.
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