jueves. 18.04.2024
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El TLCAN 2.0 estancado por culpa de Estados Unidos

El TLCAN 2.0 estancado por culpa de Estados Unidos

En la víspera del arranque de la tercera ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte  (TLCAN), el viernes 22 de septiembre en Nueva York, el Secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray Caso, afirmó que si Estados Unidos decide abandonar dicho acuerdo, no será “el fin del mundo” para México.

Lo anterior, dado que más de la mitad de nuestro comercio con Estados Unidos se rige por reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y no por las del TLCAN. Es decir, la mayor parte de lo que exportamos a nuestro vecino del norte paga los aranceles que Estados Unidos tiene registrados ante la OMC y a los cuales se les conoce como aranceles Nación Más Favorecida (NMF). Estos aranceles NMF son los que se aplica a la exportación de productos mexicanos cuando no se cumple el porcentaje de regla de origen para cada producto (según sea su fracción arancelaria).

La declaración de Videgaray es una más que se suma a las tantas que han vertido funcionarios públicos y representantes de la iniciativa privada de nuestro país, las cuales buscan varias cosas, entre ellas, el mostrarle a Estados Unidos que no tenemos miedo de que la renegociación del TLCAN fracase; fomentar la confianza empresarial, de inversionistas y de los consumidores; y de alguna manera preparar sicológicamente a la opinión pública mexicana en caso de que efectivamente las negociaciones no lleguen a buen puerto.

Es verdad que el diálogo entre México y Estados Unidos ha venido mejorando desde que se dio la primera ronda de negociaciones en Washington DC el 16 de agosto de este año, pero la realidad es que hay altas probabilidades de que las pláticas no avancen en los temas ríspidos (laboral, reglas de origen, ambiental, resolución de controversias, entre otros) y que por lo tanto el TLCAN se cancele. De hecho, el Grupo financiero CitiBanamex, en un análisis de mediados de julio señalaba que hay un 10% de probabilidad de que el proceso de renegociación no se logre, lo cual llevaría a Estados Unidos a retirarse del TLCAN y a negociar dos acuerdos bilaterales por separado con México y Canadá.

Considero que este porcentaje se ha elevado a un 20% dadas las posiciones inaceptables que Estados Unidos recurrentemente arroja en los medios de comunicación, como la propuesta de elevar la regla de origen para los automóviles del actual 62.5% a un 70.0%, o la propuesta de que en la regla de origen se estipule un porcentaje de contenido estadounidense. La más reciente de éstas ocurrencias se dio la semana pasada y consistió en agregar una clausula para que el TLCAN tenga una duración de cinco años, a menos de que antes de su vencimiento sea nuevamente ratificado por los tres países miembros del acuerdo. Estos temas han sido rechazados mediáticamente por Canadá y México, no se han propuesto formalmente en un texto, pero siguen en el ambiente general de la negociación. Además de que no debemos olvidar que Estados Unidos continua insistiendo en que su objetivo es reducir su déficit comercial con México, que en el 2016 fue de 64.354 miles de millones de dólares (mmdd) y en los primeros siete meses de 2017 suma ya 41.210 mmdd.   

Así pues, en este contexto es que el sábado 23 de septiembre inició en Ottawa, Canadá, la tercera de siete rondas de negociaciones planeadas para el TLCAN. ¿Qué podemos esperar de dicha ronda? Pues a pesar de cierto optimismo expresado por el Secretario de Economía Ildefonso Guajardo, quien señaló el pasado lunes 18 de septiembre que en esta ronda se podrían cerrar cuatro capítulos (pequeñas y medianas empresas, transparencia, medidas sanitarias y fitosanitarias), las cosas no se ven muy bien para los temas sustanciales mencionados líneas arriba.

De acuerdo con unan nota publicada por el Toronto Star el sábado 23 de septiembre, Jerry Dias,  el líder del sindicato de trabajadores de la industria automotriz, predijo que la tercera ronda de negociaciones será un fracaso dado que los negociadores estadounidenses nuevamente llegaron a la mesa sin precisar sus demandas o propuestas específicas respecto a cómo es que la administración Trump quiere apoyar al sector manufacturero estadounidense.

El líder sindical dijo “estoy convencido de que los Estados Unidos no quieren un acuerdo para antes de Navidad….es imposible, estamos muy lejos (en las posiciones)” a más de un mes y medio de que comenzaron las negociaciones para comenzar a tratar los temas a fondo no conocemos sus propuestas plasmadas en textos del acuerdo.  De esta manera, el tiempo comienza a agotarse y cada vez se ve más distante el que se pueda alcanzar la meta de cerrar la negociación del acuerdo este año.

Por su parte, Steve Verheul, el jefe negociador de Canadá, dijo que era demasiado pronto para decir si podría haber un avance sustancial en la ronda de Ottawa, un comentario que fue secundado por el jefe negociador mexicano, Kenneth Smith Ramos.

En este contexto, Dias también predijo que el acuerdo se cerrará en el 2018, cerca de las elecciones de noviembre en Estados Unidos. Mientras tanto, agregó que la administración Trump habla fuerte para alardear y aumentar así su popularidad, pero esto es poco probable que provoque que Canadá o México claudiquen en sus respectivas posiciones.

Hay que recordar que Canadá se opone a la desaparición del Capítulo de Resolución de Controversias, algo que Estados Unidos ha señalado. Mientras que México se opone a que las violaciones en temas laborales y de medio ambiente tengan aparejadas sanciones comerciales. De igual forma, México se opone a que se le obligue a las empresas mexicanas a comprometerse a ir cerrando la brecha salarial con los obreros de Estados Unidos y Canadá.

Para los sindicatos canadienses hay molestia porque el gobierno de Canadá no ha sido lo suficientemente enérgico y no ha puesto sobre la mesa el requisito de mayores estándares laborales (lo que afectaría a México), mientras que México ha dicho que está determinado a no cambiar sus bajos estándares laborales y ambientales. De acuerdo con funcionarios y analistas estadounidenses y canadienses, esto le da a México una ventaja desleal en atracción de inversiones y apuntala su mano de obra mal remunerada y escasamente sindicalizada. Dado lo anterior, según Dias, nos dirigimos por un camino de colisión filosófica en la mesa de negociación.

No obstante todo lo anterior, hay quienes dicen que no hay de que preocuparse respecto al retraso de los Estados Unidos en la presentación de sus propuestas concretas formalmente, en especial las relacionadas con reglas de origen. De acuerdo con el abogado canadiense, experto en comercio internacional, Lawrence Herman, nuestro vecino del norte no está provocando un retraso de manera deliberada. “Estos son temas muy complejos” y el Representante Comercial de Estados Unidos está obligado a consultar al Congreso estadounidense a lo largo del proceso.

De esta manera, es altamente probable que no se reporten avances sustanciales al finalizar la tercera ronda de negociaciones y que se nos reportaran avances en los temas menos importantes. A manera de conclusión podemos decir que lo que podemos ver es que hoy por hoy está en marcha una  negociación en la que la administración Trump dice que los temas no van a avanzar si México y Canadá no están de acuerdo con sus planteamientos, entonces estos dos países le preguntan cuál es su posición, a lo que Estados Unidos no sabe que responder.