miércoles. 25.06.2025
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Amoroso Diccionario

“Durante años me he arriesgado a escribir lo que pienso y lo que siento, desde lo que voy entendiendo a partir de mi mirada sobre la realidad social, política, económica, cultural, ambiental y humana…”

Amoroso Diccionario

Hace unos días tuve la fortuna de tener en mis manos y ante mis ojos el libro de Élisabeth Roudinesco “Diccionario amoroso del psicoanálisis”. Pude tenerlo a través de una gran persona y amiga a la que admiro y con la que he ido tejiendo una asertiva comunicación — en varios temas y campos del saber humano-enun diálogo valioso y fructíferoen que el intercambio de ideas, historias, conceptos, teorías y argumentos se entretejen,ahora bajo el pretexto del contenido de este libro.

Confieso que lo devoré en un par de días. Sus palabras remiten desde conceptos y personajes a momentos de la historia contemporánea,pasando por diferentes ciudades del mundo e iniciando desde el tema del “amor” hasta llegar a “Zurich”, en una trama de entradas de consulta propias de un diccionario y que a la vezaborda,desde una visión amplia con la perspectiva de occidente, una narrativa que da aconocer eventos, personas, contextos ya su vez cuestiona, argumenta, precisa, recupera historias, pensamientos y personajes. Nos lleva, por así decirlo,a realizar una lectura desde la complejidad de lo “humano”, y con ello reconocer el saldo civilizatorio y las posibilidades de pensar la época que nos ha tocado vivir, con unrelatoen la que se combinan música, historia, literatura, arte, cine y configuración del psicoanálisis, como un sistema de pensamiento que marcó un nuevo paradigma para intentar comprender la psique y la conducta humana, y sus relaciones a partir de la cultura y la interacción social en la dinámica del desarrollo humano de cada persona.

Más que hacer una reseña del contenido que se plasma en sus 513 páginas, compartiréalgunas ideas que suscitó en mí la lectura del “Diccionario amoroso del psicoanálisis”:

  • Hay tanto por aprender y recuperar de la historia para no repetirnos como sociedad, pero al parecer nos gana la desidia y el olvido;
  • Estamos viviendola sociedad de la información, en era del conocimiento, épocaque muestra que hay cada vez una ausencia de una lógica de sentido y de responsabilidad. Todo esto que ahora sabemos y que acumulamos como información a una velocidad inédita,observamos que no tiene rostro, ni nombre, en realidades sociales y humanas concretas, a las que tiene y debería responder el pensamiento crítico, la ciencia y la tecnología, el aparato de análisis de propio de la filosofía,la sociología,la psicología yen su caso el psicoanálisis, anteel dolor, la exclusión, la carencia, el abandono, el miedo, la crueldad y los asesinatos, en favor de la ganancia como único argumento, y de la explotación como única estrategia;
  • Es urgente pensar y trabajar sobre lo que implica la conciencia humana y los tópicos desde los que se puede analizar la psique humana y su comportamiento. Se requieren soportes institucionales, políticas sociales nuevas, y la revisión de las estructuras y mecanismos de formación social y psicológica —convivencia, cohesión social, interacción humana y desarrollo de habilidades socioemocionales– ante la soledad, la ansiedad, la depresión, el suicidio y todas la formas de adicción y evasión, junto contodo tipo de violencias, reales, simbólicas y estructurales que están afectando el posible desarrollo sano y humano de la sociedad en su conjunto.
  • Rescato que la cultura es un proceso y una construcción social, dinámica, imperfecta ehistórica, pero que sólo siendo parte de ella, es posible significar y resignificar, tanto las preguntas como las respuestas propias de la existencia humana.
  • Al parecer, la inteligencia y lascapacidades humanas de comunicación, junto con los actos que como especie hacemos en pro y en contra de la propia existencia, no bastan —especialmente-con la arrogante e irracionalapropiación de la naturaleza para el beneficios de unas minorías, que apenas alcanzan el 20% del total de seres humanos que poblamos el planeta,que se estima en 2020 en 7,625 millones de personas, que deparan una inevitable catástrofe cada vez más cercana, y si hay alguna posibilidad de corrección sólo será, si y sólo si, somos capaces de actuar y poner a la persona, sus derechos y dignidad en el centro de la acción social, política, cultural, ambiental, económica y psicológica.
  • Que la complejidad de lo humano, sus acciones y la forma en que se configura el pensamiento, y la forma en que se percibe y se siente la vida y el complejo mundo de la emoción en el actual contexto sociocultural, son temas y camposde permanente y urgente estudio.

Durante años me he arriesgado a escribir lo que pienso y lo que siento, desde lo que voy entendiendo a partir de mi mirada sobre la realidad social, política, económica, cultural, ambiental y humana. A veces el contexto inmediato es al que hago referencia; otras veces la escritura parte de conceptos y de reflexiones teóricas;en otras más esa partir de los acontecimientos que obligan a querer puntualizar algún aspecto. En algún caso,lo que escribo suma a la denuncia social que muchos actores hacen en la permanente y urgente lucha por la defensa de los derechos humanos y la dignidad de las personas. Agradezco a este medio digital de comunicación la oportunidad de que sean difundidos y en muchos casos leídos, para animar un dialogo y una reflexión social, cultural y política.

Ahora es la primera vez que escribo desde la experiencia de la lectura de un libro en particular, el“Diccionario amoroso del psicoanálisis”que, sin decirlo explícitamente, nos invita a pensar en el “amor” como la única fuerza que nos puede hacer humanos y constituir, transformar, tomar conciencia y usar el amor, junto conla fuerza de las palabras, para crear una red social nueva, critica, profundamente humana,desde lo que implica la construcción social de la cultura y del amor en su sentido más amplio, para con ello dar sentido y oportunidad a la “esperanza y la solidaridad”, reconociendo a la parla imperfecta e incompleta condición delo humano que nos define, en donde el psicoanálisis y la sociología analítica —entre otras disciplinas y ciencias sociales–tienen mucho por aportar para crear esa red social que es necesaria, pero sobre todo urgente, si es que queremos tener una oportunidad como civilización.