miércoles. 24.04.2024
El Tiempo

Marchar por las Ciencias

“En las crisis económicas, lo que primero se sacrifica es aquello que realmente puede encontrar respuestas y soluciones a los diversos problemas que las sociedades padecen y que las ciencias pueden resolver….”

Marchar por las Ciencias

La ciencia es el gran antídoto contra el veneno del entusiasmo y la superstición.
Adam Smith

 

El científico no es aquella persona que da las respuestas correctas, sino aquél quien hace las preguntas correctas
Claude Lévi-Strauss

 

La ciencia es básicamente la inoculación contra los charlatanes.
Neil deGrasse Tyson

Desde hace unas semanas, en Estados Unidos se fue fraguando la iniciativa de la “La Marcha por la Ciencia” que fue convocada por decenas de organizaciones científicas, como la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia y la Academia de Ciencias de Nueva York, además de las revistas Nature y Science. También se suman grandes museos, universidades y ONG, y el pasado 22 de abril, “Día Mundial de la Tierra”, se realizaron marchas y actividades en apoyo a la ciencia y al papel que tiene ésta en el mundo, especialmente en los tiempos que corren. “La Marcha por la Ciencia”, si bien no se politizó, sí expresó la profunda preocupación mundial por las declaraciones que ha realizado Donald Trump, que manifiestan su profunda ignorancia, en los cuales no se usan argumentos propios de la razón científica, sino elementos propios de la ideología y del desconocimiento, como punto de partida para crear mitos y crear serios problemas, producto de esa  ignorancia.

Las afirmaciones que han venido haciendo Donald Trump y su equipo sobre que no hay evidencia del calentamiento global, y de que no hay demostración de que dióxido de carbono dañe la atmosfera, son “ideas” que están animando a actual gobierno republicano en ese país a quitar la regulaciones ambientales existentes, en favor de la inversión y de una productividad sin escrúpulos, argumentando que eso del calentamiento global del planeta es un invento de los chinos para quitar empleos, empresas y ganancias a los norteamericanos.

Las afirmaciones hechas por Trump, de que las vacunas en niñas y niños son causantes de muchos de los casos de autismo, rayan en la estupidez, y la de que la creciente expansión de las enfermedades contagiosas en los Estados Unidos se debe al arribo de los migrantes, se inscribe en la campaña de odio que ha desarrollado en su campaña, y que ahora quiere justificar por cualquier medio sus medidas racistas, afirmación política que no tiene ninguna  evidencia científica.

En América Latina, las diversas situaciones de crisis económica han llevado recurrentemente a castigar presupuestalmente los campos de la educación, la cultura y la ciencia, a quitar los fondos económicos a los centros de investigación y paralizar el desarrollo científico, tecnológico y, en especial, a reducir la inversión en el campo de las Humanidades, del Arte y de la Cultura. En las crisis económicas, lo que primero se sacrifica es aquello que realmente puede encontrar respuestas y soluciones a los diversos problemas que las sociedades padecen y que las ciencias pueden resolver.

No se trata sólo de hacer ciencia y tecnología por hacerla, sino que se trata de vincular las capacidades y el potencial que hoy tiene la “sociedad del conocimiento” y que puede aportar a construir respuestas y soluciones, en donde los procesos de globalización, del trabajo en red, del trabajo colaborativo a escala mundial o regional, pueden desarrollar estas alternativas, como parte de una comunidad global de creadores, tecnólogos, científicos y pensadores, para enfrentar los retos a los que nos lleva un capitalismo atroz que está poniendo en riesgo el futuro de la Tierra y de todos sus habitantes, la flora y fauna incluidos.

El que en 600 ciudades del mundo se hicieran expresiones a favor de la ciencia, muestra el ánimo que hay para solicitar que los gobiernos y los tomadores de decisiones vean, valoren e inviertan en la función social de la ciencia, y reconozcan en ella un aliado para resolver de fondo problemas de todo tipo: ambientales, de salud o educación, los del desarrollo social y comunitario, a la vez, de buscar formas de atender los nuevos problemas que laceran a las sociedades modernas: la esclavitud,  el tráfico de personas, el narcotráfico, la pobreza, los refugiados, la guerra, la violencia, la discriminación, los feminicidios, la impunidad, la obesidad, el cáncer, el hambre, entre otros muchos problemas humanos. La ciencia, las y los científicos pueden decir algo, proponer, usar los estudios y las investigaciones para encontrar estrategias, para crear programas sociales, para desarrollar soluciones integrales a todo aquello que pone en la fragilidad y riesgo la condición humana y los derechos humanos de quienes habitamos el planeta.  

La Marcha por la Ciencia nos convocó a que pensemos que el trabajo científico, en su sentido más humano, va más allá de las ideologías y de las creencias. La ciencia y la tecnología han hecho cosas asombrosas, sin duda en favor de la especie humana, pero también han creado armas y han desarrollado toda una industria de la guerra y de la muerte, que hoy se utiliza para crear miedo e incertidumbre sobre el futuro de naciones completas, ahora que el tema de una guerra mundial vuelve a hacerse presente como realidad no muy lejana.

El papel responsable de los actuales gobiernos es el de crear condiciones para que las nuevas generaciones tengan un futuro; que al menos tengan el derecho a tener un futuro. Por ahora debemos hacer frente a la ignorancia de Trump y su gabinete, pero también exigir a nuestros gobiernos –federal y estatal- que los recortes al gasto que anuncian y la austeridad que dicen promover, no afecten a las universidades y a los centros de investigación ni a los estudiantes de posgrado, y que asuman inteligentemente como gobiernos, que es en el desarrollo de la ciencia, de la tecnología, de las artes, de las humanidades, de la educación, de la cultura y de las ciencias sociales, donde están muchas de las alternativas para intentar resolver buena parte de nuestros problemas como país, por lo que habrá que seguir marchando por las ciencias.