Movilización y protesta social
“…expresan el debilitamiento de las formas de gobernar y la desconfianza de la sociedad en la política y en los partidos políticos…”
No existen pirámides sostenibles.
Jorge Wagensberg
Únanse al baile de los que sobran
nadie nos va a echar de más
nadie nos quiso ayudar de verdad
nos dijeron cuando chicos
jueguen a estudiar
los hombres son hermanos
y juntos deben trabajar.
La canción de los que sobran (Los Prisioneros, 1986), cantada masivamente en las recientes protestas en Chile.
Las movilizaciones y protestas que ahora se viven en América Latina son la expresión por demás clara del agotamiento de las formas de gobierno a escala local —crisis de la democracia-, pero sobre todo expresan el debilitamiento de las formas de gobernar y la desconfianza de la sociedad en la política y en los partidos políticos. Son, a su vez, la crítica contundente ante el fracaso de los modelos y de las estrategias dominantes de la economía implementados en las últimas cuatro décadas.
La excesiva concentración de la riqueza en la punta de la pirámide, junto con las diversas estrategias de precarización del trabajo, han creado un proceso agudización de la desigualdad social y económica, incrementando los índices de pobreza, adelgazando a las clases medias y demostrado la ineficiencia de los gobiernos, así como el fracaso de los programas y planes sociales para impulsar el desarrollo de los países latinoamericanos y del caribe.
Manuel Castells, economista catalán considerado un referente de las ciencias sociales contemporáneas, y Fernando Calderón, politólogo chileno especializado en movimientos sociales, publicaron recientemente La nueva América Latina (FCE), como lo menciona Blanche Petrich en esta entrevista con el primero, publicada en La Jornada, y que por su importancia dados los acontecimientos de Chile, Haití, Ecuador, Honduras y Bolivia, es relevante para el análisis de lo que sucede:
“Castells asegura que los países latinoamericanos han experimentado en 40 años la aplicación de dos modelos. Y ambos hicieron crisis. “El modelo neoliberal de finales del siglo pasado, que se hizo insostenible y topó con sus límites al nivel del medio ambiente, al poner en entredicho la sustentabilidad de la vida humana; en el plano financiero, donde el endeudamiento terminó por hacer explotar las economías y en la profundización de la desigualdad, la exclusión social y la pobreza. Esto provocó revueltas populares y proyectos alternativos en tiempos diferentes. Y surgió el nuevo modelo que llamamos neodesarrollista, que por un lado acentúa el crecimiento económico con políticas de redistribución económica social pero que por el otro, no disminuye la desigualdad social. Ese modelo también se hizo insostenible, principalmente por la corrupción. Ese ha sido el caso de las crisis de legitimidad en Brasil, en algún grado también Ecuador, Bolivia y Venezuela […]
–Paradójicamente, en medio de esta kamchaca[1] México emprende un camino alternativo, justo cuando aparentemente se cierra el ciclo de los gobiernos neodesarrollistas. Y pretende conjugar las dos metas: la redistribución de la riqueza y el combate a la corrupción.
–Lo que López Obrador representa es un modelo neodesarrollista, caracterizado por la intervención del Estado y el énfasis en desarrollar la competitividad de la economía y al mismo tiempo redistribuir, con 15 años de retraso respecto a otras experiencias similares, la de Brasil o Argentina, por ejemplo. Es fundamental, para lograrlo, acompañar el proceso con una regeneración del Estado, y en eso el énfasis en la lucha contra la corrupción es consustancial. Sin control de la corrupción todo el crecimiento se desvía hacia el desarrollo de las mafias de la empresa y la política que, junto con las mafias del crimen organizado, van a terminar por destruir todo. México está empezando con más conciencia que otros países sobre lo que significa acabar con la corrupción. Y ahí se la juegan”.
Desde la perspectiva que propone Manuel Castells, se abre una oportunidad para pensar y revisar la estrategia que ha seguido el gobierno federal en México, análisis que va más allá del recuento de los desaciertos, errores y ocurrencias que se han ido documentando casi diariamente, para con ello empezar a generar una reflexión crítica, por demás necesaria y urgente, para intentar explicar esta mezcla heterodoxa entre Bienestar Social y Mercado. El anuncio de la protección arancelaria de la industria del calzado y de la ropa es un ejemplo de la aplicación de medidas proteccionistas al mercado, y por otra parte está la reformulación del Seguro Popular bajo la idea del Bienestar Social, mostrado un eclecticismo por demás singular, en un contexto de un Estado debilitado estructuralmente, producto de la aplicación a raja tabla del modelo neoliberal desde 1988.
Protesta social y elecciones en América Latina y el Caribe
La movilización en Chile es resultado de 30 años de implementación del modelo neoliberal, que hace crisis ahora. Un cerillo se necesitó para que cientos de miles de ciudadanos de todas las clases sociales salieran a las calles a pedir el cambio de régimen, una nueva estrategia económica y el tener una nueva Constitución. Sebastián Piñera ha debido retractarse de las posturas y propuestas que como empresario multimillonario ha impulsado, aunque al parecer es ya demasiado tarde.
Los resultados de la represión, y las descalificaciones desde el gobierno y de sus representantes sólo han unido más a la sociedad chilena, y el que un millón de personas salieran pacíficamente a pedir su renuncia es una muestra por demás evidente del fracaso de las políticas neoliberales. Esto, después de haber publicitado el “milagro económico chileno” como el modelo a seguir por decreto, en donde toda la acción del Estado está preocupada por cuidar los indicadores macroeconómicos y donde el mercado regula, desde la privatización de los mismos, todos los servicios básicos.
Los resultados de las elecciones en Uruguay y Argentina estarán bajo el contexto de las movilizaciones en Chile. En el contexto particular de Uruguay, después de 15 años de gobierno de la coalición de izquierda a través del Frente Amplio, están en condiciones de perder el poder. Puede ser que ganen, pero no tendrán el respaldo en el Parlamento como lo tuvieron en los años anteriores, por lo que seguramente los resultados llevarán a una segunda vuelta electoral.
En Argentina, Mauricio Macri, candidato de centro derecha, busca su reelección. Sin embargo, las dificultades acumuladas en el campo económico hicieron que no cumpliera sus promesas de campaña y se enfrente a una oposición fragmentada, en la que compiten seis candidatos a la presidencia, con Alberto Fernández —en formula con Cristina Fernández de Kirchner- como favorito.
En Bolivia, la reelección de Evo Morales y la forma en que asumió los resultados electorales abre una serie de tensiones políticas de consecuencias graves, ante las denuncias de fraude electoral. Por ahora Evo se sostiene bajo la investidura presidencial, dando por hecho su triunfo y creando un escenario de conflicto político y social que seguramente llegará a las calles.
En Ecuador las movilizaciones en contra de Lenín Moreno, como protesta social contra el paquetazo, especialmente los pueblos indígenas han tomado las calles, mostrado el profundo descontento social ante el intento de imponer la medidas económicas del Fondo Monetario Internacional en una situación de pobreza y marginación, creando un conflicto político y social que aún no acaba de resolverse, ante la demanda de que “se vaya” Moreno pese a que ya se paró el paquetazo.
En Haití se cumplen seis semanas de protestas sociales, mediante las que la oposición demanda un cambio en el sistema económico y la renuncia de Jovenel Moise. Las protestas antigubernamentales muestran la profunda crisis social, económica y política ante la inflación, el incremento de los costos de combustibles y la corrupción. Las pésimas condiciones de vida y la pobreza histórica se han agudizado en las situaciones por demás dramáticas, luego de los daños del terremoto de 2010 y de los huracanes Matthew e Irma.
En Honduras las protestas sociales exigen la renuncia de Juan Orlando Hernández por sus vínculos con grupos del narcotráfico, a partir del enjuiciamiento en Nueva York a su hermano Tony Hernández por los delitos de narcotráfico, y a la que se suman denuncias de 11 legisladores del Partido Nacional acusados de tener nexos con organizaciones de narcotraficantes. Esta situación suma a la profunda crisis social y económica en ese país centroamericano, que tiene sus expresiones en las caravanas de migrantes que desean llegar a Estados Unidos, y donde también los migrantes ya ven a México como país “destino”, ante la miseria y violencia que se vive en Honduras.
Las protestas actuales —sociales y políticas- se dan en el contexto de una oleada de descontento y crítica a los gobiernos latinoamericanos que vienen aplicando los planes de ajuste dictados por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. La crisis de los modelos impuestos bajo el pretexto del desarrollo económico muestra que no se puede sostener la pirámide cuando la acumulación de la riqueza se ha incrementado sin escrúpulo, sin pudor y sin pensar en el desarrollo social y sustentable de las naciones.
[1] kamchaca. Es una palabra aimara, que nombra una niebla que baja de las cumbres e inunda los valles andinos. Es una niebla negra, densa, asfixiante, que hace perder el sentido de la orientación. Así creemos que está América Latina, millones de personas viviendo en enormes áreas metropolitanas donde el factor dominante es la violencia, el miedo y la economía criminal.