lunes. 23.06.2025
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Opinión • Diálogo en viñetas • Arturo Mora

“Cuando la historia se repite, no hemos aprendido la lección. Erasmo de Rótterdam tiene razón si pensamos en Trump, Milei y Meloni…”
Opinión • Diálogo en viñetas • Arturo Mora

Porque la marea de mis sueños
me lleva hasta tus enormes soledades.

Lou-Andreas Salomé

Y el amor está en el mundo
para olvidar al mundo.

Paul Éluard

La nostalgia es el anhelo de volver,
no tanto a un lugar, sino a un momento.

Milán Kundera

De no estar tú, demasiado enorme sería el bosque.
Kobayashi Issa

Sólo sé que huyo de los dioses felices
para entregar mi espíritu a las tinieblas creadoras.
De ella surjo iluminado por la llama oscura del arte
a la conquista de mí mismo y del mundo.

Gonzalo Arango

Me he dado cuenta
que estar con los que uno quiere es suficiente.

Walt Whitman


Es al separarse cuando se siente y se comprende
la fuerza con que se ama.

Fiódor Dostoievski

El cosmos está dentro de nosotros.
Estamos hechos de estrellas.
Somos una manera para que el universo se conozca a sí mismo.

Carl Sagan

Cuando la historia se repite, no hemos aprendido la lección. Erasmo de Rótterdam tiene razón si pensamos en Trump, Milei y Meloni:

Cuanto menos talento tienen, más orgullo, vanidad y arrogancia exhiben. Pero la necedad nunca camina sola: siempre encuentra a otros necios dispuestos a aplaudirle. Porque en este mundo, muchos prefieren el ruido del halago vacío al peso incómodo de la verdad.

Hoy más que nunca la memoria tiene que ser convocada para no olvidar dónde se encontraban las mujeres hace unas cuantas décadas, y recordar que lo que han constado sus derechos. Marguerite Yourcenar escribió:

La memoria de las mujeres se parece a esas mesas antiguas que utilizan para coser, están llenas de cajones secretos. Algunos están cerrados desde hace mucho tiempo y no se pueden abrir, otros contienen flores secas, otros, madejas enredadas y a veces, alfileres.

No hay destinos manifiestos. La realidad social tiene estructuras que condicionan la vida, y aun así hay posibilidades de encontrar las grietas para romper los muros y transformar la realidad. Gioconda Belli lo pone por escrito así:

Cada uno de nosotros carga con lo propio hasta el fin de los días. Pero también construye. Como arquitecta deberías saberlo. El terreno es lo que te dan de nacimiento, pero la construcción es tu responsabilidad.

En esto vivir se aprende. Cada persona va encontrando sus momentos, sus espacios, sus deseos, sus luchas. Tom Hardy dice:

Un día dejé de pelear contra lo inevitable. Lo que duele, que duela; lo que quiera nacer, que nazca; y lo que tenga que ser, que sea. La vida no es un campo de batalla constante, a veces es aceptar la tormenta y aprender a caminar bajo la lluvia sin perderte a ti mismo.

Como a los peripatéticos de la antigua Grecia, el caminar nos da oportunidad de pensar. Además, hoy los procesos de neurogénesis son propiciados al caminar. Søren Kierkegaard lo expresó con una claridad que nos invita a no dejar de caminar, de vivir, de pensar:

Sobre todo, no pierdas el deseo de caminar. Todos los días, camino hacia un estado de bienestar y me alejo de toda enfermedad. He caminado hacia mis mejores pensamientos, y no conozco ningún pensamiento tan pesado que uno no pueda alejarse de él. Pero al quedarme quieto, y cuanto más nos sentamos quietos, más cerca estamos de sentirnos enfermos. Así, si uno sigue caminando, todo estará bien.

La forma en que vamos recorriendo la experiencia de existir nos lleva a tener claro que la vida es y se vive en el presente, y que nada de lo que hemos sido lo podemos atrapar. Su insustancialidad nos debería ubicar en el mundo y aceptar que no todos merecen nuestro amor, nuestra amistad, nuestro esfuerzo. Albert Camus lo formuló así:

Qué sensación tan buena y tan profunda ésta de ir poco a poco desprendiéndose de todo y de todos los que nada merecen.

No está por demás aceptar que muchas cosas de las que pensamos y deseamos no suceden como quisiéremos. El vivir es un asunto de sumas y restas, de arriesgarse a amar y enfrentar los retos y desafíos que la realidad tiene en nuestras vidas, pero también es cierto que podemos elegir con qué quedarnos. Emmanuel Zavala lo plasmó de esta forma:

Muchas cosas no me salieron como esperaba, pero también muchas otras cosas bonitas sucedieron sin yo esperarlas; algunas personas se fueron de mi vida y me dejaron un poquito roto el corazón, pero también algunas otras llegaron de la nada a hacerme más bonitos los días. Claro que duele cuando algo no sale como queremos, pero la puerta que se cierra también a su tiempo nos lleva a un lugar más bonito, a un amor más bonito o a algo más bonito, y con eso me quedo.

El mejor estar de ánimo es la tranquilidad, en un mundo de prisas y exigencias absurdas que son demandas de un sistema económico, social y cultural que impone la exaltación de los sentidos y emociones al llevarlas a sus límites y a una estridencia que no permite pensar, sentir y vivir el presente. La tranquilidad, para el Dalai Lama,

Se llama calma y me costó muchas tormentas y las transitaría mil veces más hasta volverla a encontrar. Se llama calma, la disfruto, la respeto y no la quiero soltar…

La búsqueda del sentido de la vida va acompañada de múltiples preguntas; muchas de ellas no tienen respuesta. La posibilidad de conocernos internamente e integrar lo que se ha vivido como parte del proceso de ser personas, nos lleva a comprender que siempre nos faltará algo, eso que se quiere obtener, que no sabemos bien a bien qué es. Sylvia Plath lo expresó:

Toda mi vida mi corazón ha añorado algo que no puedo nombrar.

Se trata, sin embargo, de no quedarnos en la espera que paraliza y que aturde los sentidos, el corazón y razón. Se trata de ser y hacer en el mundo asumiendo lo que implica vivir con los otros, y nos invita a vivir con la conciencia de hacer y de caminar, de movernos y construir nuestras realidades. Buscando ser libres y con los ojos abiertos a la existencia y los maravilloso que es la vida. Marcos J. Celis lo expresa:

No aguanto a la esperanza
que esclaviza a una vida
basada en la pura fe,
ésa que no deja avanzar
y se come nuestras horas,
porque nos sumerge en el ensueño
de lo que podría ser
y nos ciega ante lo que de verdad existe.

La vida termina, la muerte es nuestro páramo de certezas. La tierra será nuestro sitio en el que nuestros restos sean humus de vida, las cenizas son el polvo del universo que se entrega a su origen como parte del ciclo de la existencia. La poesía de Laura Devetach nos lleva a dar valor a lo que se vive con los pies descalzos, a los pensamientos libres, y los sentimientos que nos hace seres con conciencia e historia.

Que la tierra ronronee bajo tus pies
cuando te saques los zapatos.
Que el aire
entre suave
te vuelva hilo
papel de seda
y aletee
cada uno de tus dedos.
Que la fruta madura
guarde el sabor del tiempo justo
para que no la olvides nunca.

José Emilio Pacheco, poeta mexicano, pudo en unas palabras describir lo que es la vida. Ojalá cada uno pueda aceptar las decisiones y los caminos transitados con esa única certeza:

Si vuelvo alguna vez por el camino andado no quiero hallar ni ruinas ni nostalgia. Lo mejor es creer que pasó todo como debía. Y al final me queda una sola certeza: haber vivido.