domingo. 09.02.2025
El Tiempo

Opinión • Reinventarnos • Arturo Mora

“Reinventarnos es no aceptar la realidad como fija, única e inamovible…”

Opinión • Reinventarnos • Arturo Mora

Lo que yo deseo, la fuerza que yo busco, no es aquella que lleva a ganar o a perder. Tampoco quiero una muralla para repeler fuerzas que lleguen del exterior. Lo que yo deseo es una fuerza que me permita ser capaz de recibir todo cuanto proceda del exterior, resistirlo. Fortaleza para resistir en silencio cosas como la injusticia, infortunio, la tristeza, los equívocos, las incomprensiones.
Haruki Murakami

Cuando dejo ir lo que soy, me convierto en lo que podría ser. Cuando dejo ir lo que tengo, recibo lo que necesito.
 
Lao Tzu

No hay finales felices de cuento: no es que la vida se recomponga. No, no se recompone jamás. Pero se reinventa. Eso es lo que significa ser superviviente: lograr convertirte en otro pese a los costes que ello tiene.
Rosa Montero

En la vida cotidiana nos vamos enfrentado a las circunstancias propias de nuestro contexto inmediato y a la vez vamos dado expresión y sentido a lo que somos y a lo que vamos siendo, esto, desde la identidad individual que vamos asumiendo -consciente e inconscientemente-, identidad que se ha desarrollado desde las diversas interacciones sociales que la cultura nos proporciona como un todo.

La mirada con la que observamos la realidad social y la forma en que nos percibimos, la manera en que creamos una noción de nosotros mismos, -autoconcepto, autoimagen y autoestima- nacen y hacen que la subjetividad sea la posibilidad de comprender, de escuchar, de entender al otro, a los otros. Magno reto para cada persona, ya que la apuesta del capitalismo como ideología y como estructura económica y social es fragmentar, atomizar al ser social, para convertirlo en un ser que sólo se puede aceptar individualizado al grado de negar la existencia del otro, de los otros, y a sólo querer vivir en sí y para sí, fantasía inalcanzable, que condena al vacío, a la soledad y a la autorreferencia ególatra y hedonista, que lo asila y lo convierte en lo único que al capitalismo le interesa: que sea un ser consumidor, un individuo obediente, endeudado y sumiso que se auto explota en la sociedad del rendimiento y que sólo quiere la gratificación y la recompensa inmediata, sin esfuerzo y sin compromiso.

La realidad social que estamos viviendo en todas las dimensiones del ser humano reclama con urgencia la acción colectiva. Requiere encontrar formas para recuperar la identidad social, que necesita desarrollar nuevas prácticas sociales de convivencia y solidaridad para recomponer el tejido social que está dañado, roto, fracturado, y así interactuar en una forma nueva, creativa, sana, humana, empática y justa, para interactuar con autenticidad para el bien común con todas y todos: vecinos, vecinas, amigos, amigas, familia, compañeros y compañeras de escuela, de trabajo, de juego y de vida.

Es una apuesta e invitación que puede parecer ingenua, a contracorriente y aun romántica. Sin embargo, dado el saldo civilizatorio que tenemos como sociedad en general, y de las condiciones concretas de vida que estamos experimentando, debe ser algo que se puede lograr pronto, si es que empezamos a reinventarnos.

Son datos reales, duros, crueles, que lamentablemente vamos naturalizando hasta que nos afectan en carne propia. La muerte de un familiar por alguien que conduce en estado ebriedad, o la desaparición, secuestro, homicidio, feminicidio, de un hijo, hija, prima, sobrino, nieto, nieta, padre, madre, abuela, abuelo. Los robos a casas y comercios, los asaltos con violencia, las violaciones y abusos sexuales, la violencia intrafamiliar, las adicciones a las drogas legales e ilegales, a lo que se suman los saldos sociales de la violencia estructural —y con ella, la pobreza, la desigualdad, la inequidad, la discriminación, el racismo, el clasismo, la injusticia social, la corrupción y la impunidad institucional.

Aspirar como personas y como sociedad a tener empleo digno,  salario justo, educación de calidad, acceso a seguridad social, contar con servicios eficientes y eficaces de atención a la salud, contar con un medioambiente sano, sin contaminación, tener acceso a agua potable, a respirar aire limpio, a tener áreas verdes suficientes y cercanas, además de tener la certeza de que se cuenta con policías y autoridades competentes, honestas, profesionales y que se apegan al Estado de derecho, que hacen valer las leyes, y que garanticen el total respeto y vigencia de los derechos humanos de todos y todas. Esto no debe ser visto como una ilusión o una fantasía. Tal vez toca, aquí y ahora, que sea una utopía compartida, un ideal colectivo, un sueño en común.

Habrá que reinventarnos. Deberemos poner de nuestra parte para luchar y exigir lo mínimo, lo básico, lo indispensable, lo necesario, lo que es irrenunciable y que pasa por el ejercicio de la libertad de asociación, de organización, de formar nuevas maneras de crear comunidad, de crear redes sociales humanizadas, aun en el ciberespacio, de apostar a reinventar el imaginario social y aceptar que la realidad es una construcción social que configuramos y podemos transformar desde la acción personal y, sobre todo, colectiva.

Reinventarnos es no aceptar la realidad como fija, única e inamovible. Reinventarnos es aprender de nuestra historia y del devenir humano, aprender del dolor y sufrimiento experimentado, y también de la dicha, de la felicidad, de la alegría, de la paz, de la tranquilidad que siempre es con otros, con los demás. Reinventarnos es pensar, es darnos la oportunidad de preguntarnos sobre lo que somos hasta ahora, para dar paso a lo nuevo, a lo que nos falta por vivir de manera consciente, y cuestionar lo que se presenta como algo ya dado, normalizado y naturalizado.

Reinventar es aprender de la historia, es traer del olvido a la memoria personal y comunitaria al presente, a la realidad. Es asumir la necesidad de aprender de otros y romper los círculos que nos llevan a la repetición como condena eterna. Sísifo y Prometeo son mitología para castigar la rebeldía y para instalar el miedo y crear la culpa. Reinventarnos es enfrentar las lógicas del poder, del abuso y de la dominación de unos pocos. Reinventarnos en creer en uno, en configurar y construir un nosotros, un ser con todos y todas.

Reinventarnos en poner en el horizonte de la vida, los deseos que apuestan y nos comprometen por la libertad, la igualdad, la fraternidad, la sororidad, la justicia, el bien común, la alegría, la dicha, el bienestar y el amor. Reinventarnos en levantar la vista, observar el mundo, ver al otro, a los otros a los ojos, extender los brazos, tocar y ser tocados, salir del ensimismamiento que nos ciega, nos acongoja y no deja sacar el dolor y la pena del alma y del corazón. Reinventarnos es creer y trabajar en uno y con los demás, ya que, aunque algunos no quieran, el futuro nos pertenece.