¿Onceavo título?
Se ha generalizado en México confundir los números para orden y los de fracción. Muchos de los medios con gran audiencia este lunes pasado en los titulares calificaron de «onceavo» el título conseguido por el equipo mexicano de fútbol América en el torneo de Clausura 2013. ‘Onceavo’ es el nombre que recibe cualquiera de las partes de un entero dividido en once partes (número fraccionario). En tanto, ‘undécimo’, ‘decimoprimero’ o ‘décimo primero’ son las voces aplicables para dar orden o sucesión (números ordinales).
«Americanistas festejan en las calles el onceavo título» (Excélsior); «Un cabezazo que será inmortal en la historia de las Águilas por ser el que valió la posibilidad del onceavo campeonato en su historia» (El Universal); «Onceavo título» (Yahoo México; tres horas después cambió el texto), son algunos ejemplos de varios de los medios de mayor audiencia. El impacto en los lectores es doble: además de lo informativo, lo formativo. El uso del idioma queda registrado o confirmado y así la barbaridad se recrea de tal forma que difícilmente se erradica de la mente de la clientela del medio. Muchos medios mexicanos, entonces, contribuyen al uso inapropiado del idioma entre la población a la que sirven. Pero en última instancia, flaco servicio ofrecen.
Ello evidencia desprecio, desinterés o deficiente formación de quienes redactan, reportan, encabezan y corrigen textos en los medios masivos de información.
Los números ordinales son los que sirven para dar jerarquía: «El primer lugar en la carrera de…» da idea de ‘por encima de’, ‘por arriba de’ o ‘antes que’; o para dar sucesión: «El decimotercer aniversario de bodas…», cuando es importante conocer la progresión, el orden de aparición de algo. Por ello, lo adecuado en la noticia del lunes pasado debía ser: «Decimoprimer título para el América» (también, justo es reconocer, que otros muchos medios así lo usaron: Reforma y La Jornada, por ejemplo).
Bajo esa lógica, dicho sea de paso, es inapropiado llamar al día inicial de mes: «Primero de enero…», porque no hay jerarquía o intención sucesiva; simplemente es el número que le corresponde. El único caso admitido es el Primero de Mayo, que se considera no como ordinal, sino como nombre propio de la festividad (aunque oficialmente siga siendo Día del Trabajo). Otro caso de imprecisión se daba en los primeros nueve artículos de las leyes (por fortuna, uso ya casi desterrado).
Por su parte, los números fraccionarios sirven para identificar en cuántas partes se ha dividido un entero. Por tanto, nada tiene que ver jerarquización con la parte de un entero; son términos incompatibles.
El error seguramente se origina en que algunas voces son idénticas. Es el caso del tercero al décimo. Pero, precisamente, a partir del once ya se presentan diferencias y algunas coincidencias. Se admite decir «undécima parte»; pero no *«onceava ocasión». Es decir, que ‘undécimo’ pude ser ordinal o fraccionario; pero ‘onceavo’ solo es fracción.
Entonces, como pocas personas caen en este detalle, siguen usando las mismas voces. Quizá de forma popular valdría cierta tolerancia. Pero de ninguna forma debe admitirse en los medios, por la influencia que ejercen en quienes los leen.