¿Y ahora quién podrá evaluarnos?

Hace tres años estábamos hablando de la creación del Observatorio Ciudadano de León, una organización de la sociedad civil con apoyo directo del municipio, que se encargaría de evaluar la labor del gobierno municipal. Era una propuesta novedosa que tuvo en su origen virtudes y defectos que le ocasionaron igual alabanzas que descalificaciones. Por un lado, la conformación de su Consejo Directivo, con personajes notables, le abrió muchas puertas e incrementó su capacidad de convocatoria. Pero al mismo tiempo, al ser vistos como personajes vinculados, en su mayoría, a la administración a la que evaluarían, generaron cierta desconfianza. Hay que decir que la incorporación de 160 evaluadores ciudadanos fue un valor, aunque a la postre muchos de ellos fueron sintiendo que en realidad eran instrumentos de una organización que los integraba poco en las decisiones concentradas en el Consejo Directivo.

Su vinculación con la Fundación Internacional para el Desarrollo de Gobiernos Confiables, liderada por Carlos Medina y Carlos Gadsden, le dio la herramienta IWA4 que facilitó el arranque y simplificó su trabajo, además de construir rápidamente los indicadores que supuestamente podrían ser comparables en el tiempo y en el espacio (con otros municipios). Sin embargo, esta relación sería a la postre la que más dolores de cabeza ocasionaría a la organización. Por un lado los indicadores, que resultaban sin duda de utilidad, estaban centrados principalmente en los procesos y no en los resultados. Por ejemplo: el sistema de limpia podía pasar la prueba si mostraba que tenía definidas las rutas de los camiones recolectores y estas cubrían el 100% del territorio urbano… pero no se verificaba que efectivamente los camiones realizaran las rutas y recogieran la basura. Esto, se supone, se trató de paliar al final con encuestas ciudadanas. La discusión de la metodología no se admitía, porque era una norma establecida y parecía una condición inamovible por los acuerdos con Fidegoc, lo que les restó flexibilidad.

Por otro lado, el financiamiento público (6 millones del municipio, 2 de la federación) les permitió operar con profesionalismo, pero al mismo tiempo los hizo dependientes del Ayuntamiento y generó una ambigüedad sobre su naturaleza: ¿eran una dependencia municipal, una paramunicipal o una OSC?  Finalmente este financiamiento los hizo dependientes, a tal grado que cuando la administración de Bárbara Botello les retiró el subsidio, se tuvieron que transformar.

Como sea, hay que decir que los reportes que entregaron fueron hechos con profesionalismo y no fueron complacientes con al administración evaluada. Además de los reportes, acogieron al Sistema Integral de Gobernanza Urbana (SIGU) con fondos de Subsemun, que generó una buena cantidad de información sobre temas relacionados con la seguridad y que se pueden seguir consultando en el sitio del Observatorio.

Más allá de lo que el Observatorio, como asociación civil decida hacer, ¿cuál es el sustituto que nos propone el Ayuntamiento actual? Se anunció a principios de año, que al Ayuntamiento de León lo evaluará la Asociación de Municipios de México AC (AMMAC). Es una organización conformada por varios municipios del país, que ha sido liderada, curiosamente, por una mayoría de ediles del PAN, pero que se presenta como plural. Esta asociación aplica en México un programa de evaluación a partir de indicadores, llamado SINDES. ¿Cuales serán las diferencias entre las dos evaluaciones?

En cuanto a los indicadores, el SINDES funciona con un total de 86 (contra más de 250 del IWA4) Si criticábamos al observatorio por medir más procesos que resultados, el SINDES tiene un énfasis en la eficiencia. Es curioso, por ejemplo, que tienen un indicador para saber cuánto cuesta al municipio el M3 de tratamiento de agua residual, pero ninguno respecto al porcentaje de aguas del drenaje que son tratadas. El grupo mayor de indicadores, seguridad, no habla de cantidad de delitos, pero sí del costo del aparato de seguridad. Hay indicadores útiles, desde luego, pero si los comparamos con los del IWA4, estos últimos nos daba información más completa y relevante.

El SINDES será mucho más barato. Según la Alcaldesa costará cerca de 300 mil pesos, aunque no está considerando en el precio a una persona que será la contraparte para proporcionar la información. El SINDES, por otro lado es también una AC y tiene independencia del municipio. Una ventaja es que la información se podrá comparar con la de otras demarcaciones, aunque no son muchas las que se asocian: en el primer semestre del 2012 sólo 9 municipios entregaron información. A cambio de esta pequeña posibilidad de compararnos, perdemos la participación ciudadana local y habrá poco control sobre lo que el municipio quiera que se evalúe: en el instructivo que se entrega a los municipios se establece que, aunque es recomendable, éstos no quedan obligados a entregar información de todos los indicadores. Finalmente, perdimos también las aportaciones de información del SIGU.

Se supone que en mayo de este año tendremos indicadores medidos del segundo semestre del 2012. No sabemos, aunque debemos exigirlo, cómo se hará pública esa información. Hasta ahora, y ojalá me equivoque, parece que tiramos el agua de la bañera con todo y niño: botamos al Observatorio pero no parece que lo que lo sustituye vaya tener el mismo valor y utilidad.

Si quiere conocer los indicadores del SINDES, entre a su página: www.sindes.org. Ahí encontrará evaluaciones pasadas y el documento Estudio comparado sobre sistemas de medición del desempeño municipal”.