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30/01/13

Chispitas de lenguaje | Tamales

Tamales Se acerca el 2 de febrero y a quienes tocó la fortuna de encontrar una figura al partir la rosca de Reyes el pasado 6 de enero, deberán invitar tamales a los comensales de esa reunión. La palabra ‘tamal’ es de origen náhuatl pero ya se encuentra en el español de muchos países americanos.
Chispitas de lenguaje | Tamales

Tamales

Se acerca el 2 de febrero y a quienes tocó la fortuna de encontrar una figura al partir la rosca de Reyes el pasado 6 de enero, deberán invitar tamales a los comensales de esa reunión.

La palabra ‘tamal’ es de origen náhuatl pero ya se encuentra en el español de muchos países americanos. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua, DRAE, recoge tres acepciones, pero en la uno define esta voz como «Especie de empanada de masa de harina de maíz, envuelta en hojas de plátano o de la mazorca del maíz, y cocida al vapor o en el horno. Las hay de diversas clases, según el manjar que se pone en su interior y los ingredientes que se le agregan». También indica que se aplica en América para llamar así a los «líos, embrollos o intrigas», así como a quien está sobrado de peso.

El Diccionario de americanismos, también de las academias de la Lengua, recoge las variedades de cocimiento y preparación (a la olla, costeño, curtido, de cambray, de cazuela, etc.), así como algunos usos metafóricos («tamal de votos: práctica fraudulenta que consiste en la introducción en una urna electoral de un fajo de votos a favor de un partido o candidato…»).

La palabra ‘tamal’ procede de tamalli, que se puede traducir como ‘envuelto’. Los historiadores de la cultura náhuatl, como fray Bernardino de Sahagún, los mencionan y describen en sus documentos como un platillo propio tanto de nobles como de comunes, no limitado a fechas singulares. Por ello, debe ser moderno asociarlo con el 2 de febrero, día para levantar o recoger el Nacimiento (Belén o representación del nacimiento de Jesús mediante figuras de todo tipo). La fecha corresponde al cumplimiento de la cuarentena de reposo posterior al parto de suceder el 25 de diciembre.

Su variedad es enorme. Lo mismo los hay salados que dulces; picantes, que sin ello; de carne (res, pollo o pescado) que de frijoles; envueltos con hojas de maíz, que de plátano e, incluso, de maguey o papel de aluminio. Por ello, los sabores son infinitamente diversos.

Seguramente, la costumbre de ofrecerlos el 2 de febrero se origina por la tradición popular de incluirlos cuando se festeja a alguna persona, básicamente por su onomástico o cumpleaños. El tamal, suele acompañarse con atole (otra voz náhuatl, que se interpreta como 'aguado'; de atl agua y tol, sufijo para diminutivo o despectivo), bebida también de maíz, antiguamente preparada con agua y hoy, con leche.

Las obras académicas citadas no recogen un mexicanismo muy común para cuando se prepara un ágape a base de ese guiso: *tamaliza (muy escuchada en el centro de México). Sin embargo, esas obras y el Diccionario de mejicanismos de Francisco J. Santamaría (Porrúa, 1959) solo incluyen la voz ‘tamalada’ para referirse a ese acontecimiento. En lo personal, me parece más común la palabra ´tamaliza’.

Como fuere, este próximo día de la Candelaria, amigo lector, disfrute de la tamalada o *tamaliza. Y recuerde la voz popular dice que si le ha correspondido invitar los tamales, es signo de que tendrá abundancia por el resto del año.

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