Proyectos de avanzada para los más pobres, ¿por qué no?
Los índices de pobreza no se abaten, gobiernos de distintos colores, acomodan y reacomodan las cifras. Juegan con la línea de pobreza usan los calificativos dependiendo de la circunstancia: patrimonial, alimentaria, estructural etc.
Al final del día, la deuda social se incrementa. Estamos en presencia de altísimos índices de pobreza rural y urbana y la inaceptable politización de cualquier iniciativa para combatirla.
Explicar el programa federal de la cruzada nacional contra el hambre es ya arar en el desierto. Al día siguiente de que fue publicado el decreto en el Diario Oficial de la Federación, me di a la tarea de difundir, hasta donde los medios que tuve al alcance me lo permitieron, los municipios incluidos en la cruzada, y los criterios de selección, que explícitamente plasma el decreto. No los más alejados, no los “tradicionalmente” conocidos como pobres de nuestro estado y país. El criterio tiene que ver con el mayor número de mexicanos por debajo de la línea de pobreza alimentaria por ciudades o centros de población.
¿El criterio electoral? No me atrevo a dudarlo en su concepción y mucho menos en su implementación. De ahí nuevamente la necesidad de fortalecer los controles sobre el ejercicio de los recursos y la presencia de la sociedad haciendo contraloría del proceso.
Sin embargo, es obligación del Estado no abandonar la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. A nivel mundial hay esfuerzos por generar alternativas al sistema económico que produce la desigualdad que hoy padece más de la mitad del planeta. Pero mientras, hay tarea y mucho qué hacer.
No hay excusa, en Guanajuato debemos impulsar los mecanismos para lograr un crecimiento económico adecuado, impulsar políticas sociales que incluyan una fuerte inversión en capital humano que genere una distribución más justa de los beneficios del crecimiento y… la parte más complicada en este momento: la voluntad política.
Es imperativo lograr los acuerdos políticos para los temas de fondo que más allá de los coyunturales, y no por eso no importantes, como la impunidad de la que gozan los irresponsables del sexenio pasado, necesitamos llegar a los cómo sí, porque no es posible resolver los problemas de pobreza solamente a partir de políticas sociales de corte asistencial o de mínimo alcance por venir de un solo frente. Se trata de problemas muy serios que requieren de acciones compensatorias que no pueden ser tomadas por una sola autoridad o un solo nivel de gobierno.
Los proyectos para generar infraestructura integral para una de las zonas más populosas y marginadas de León, no son una ocurrencia. Las Joyas, (joya de la rebatinga política) es una zona marginada, en muchas partes irregular, que creció de forma descontrolada ante la permisividad y complacencia de los gobiernos panistas de la última década. De modo que, inocentes de la situación que hoy viven miles de leones en esta zona, pues no son.
Los proyectos planteados para esta y otras zonas de alta marginación de la ciudad, que concentra una cuarta parte de la población del estado de Guanajuato, no son una ocurrencia descabellada. Tienen el firme objetivo de romper el círculo de pobreza. Mantener la línea de la utopía en los jóvenes y niños de la zona, lo suficientemente visible y tangible para que muchos de ellos se muevan en pos de esa aspiración legítima: una forma mejor de vivir y convivir.
Y en este punto, acudo a decenas de estudios avalados por PNUD y CEPAL, que con todas sus letras establecen en las recomendaciones de políticas sociales para nuestro país, que éstas deben estar orientadas a aumentar las capacidades de las personas. Pero no basta cumplir en términos de cobertura, sino que es necesario ofrecerla de buena calidad, en buenas condiciones. Dar un salto cuantitativo pero también cualitativo en materia de educación, con innovación, con cercanía a la tecnología y a la ciencia.
La pobreza y la inseguridad son problemas multifactoriales e íntimamente relacionados. Debemos romper el círculo vicioso de ver pobreza en casa, ver pobreza en la escuela, ver pobreza en los espacios públicos que no van más allá de las calles, muchas veces sin banquetas, muchas veces sin pavimento, y en algunos casos más afortunados, espacios públicos de polvorientas y áridas canchas para jugar.
Es obligatorio incrementar y orientar el gasto social hacia los más pobres pero no sólo de forma individualizada, sino con acciones también de impacto colectivo que logren una mayor inclusión social, reconociendo la presencia de dos desafíos. La brevedad de los gobiernos municipales que nos obligan a apretar el paso para concretar y materializar los proyectos planteados a la ciudadanía, y el mayor de todos: que siendo de orígenes partidarios diferentes el gobierno municipal y el gobiernos estatal, entendamos que romper con el círculo de la pobreza introyectada como destino fatal, implica traer a los niños y niñas, la posibilidad de vivir la mitad de su día en un espacio de gran calidad, la infraestructura es una parte, la currícula es otra, la calidad de la educación otra. Pero si no empezamos ahora, con lo que sí está en nuestras manos, ¿cuándo?
Necesitamos esfuerzos muy decididos y sistémicos para reducir las brechas en las oportunidades de acceso a la educación de calidad. Crear un ambiente de estímulo al conocimiento y la inteligencia. Esto se traducirá en mayor equidad, en logros escolares y aprendizaje integral, y haciendo del espacio público, un espacio favorecedor de la convivencia y la optimización de la economía de los hogares más pobres.
Nosotros ya estamos listos.