César Zamora
09:50
05/11/14

Segundas partes nunca han sido buenas

“El reciclaje de fórmulas nunca ha sido sinónimo de éxito electoral. Si el PAN desea recuperar la Alcaldía de Silao, debe optar por el precandidato que cuente con el respaldo de organizaciones sociales y todo parece indicar que la responsabilidad recaerá en Juan Antonio Morales Maciel. Si el PRI pretende garantizar la continuidad, la mejor opción es un precandidato que no esté ligado al empecinado Enrique Solís y, contra todos los pronósticos, Leonel Mata lleva la delantera.”

 

 

No soy un ingenuo, ni un utópico;
sé que no habrá una gran revolución.

Slavoj Žižek, filosofo esloveno

Segundas partes nunca han sido buenas

Regularmente, el PRI ha hecho una vida política bastante irregular, con candidatos poco carismáticos e inclusive repudiados o desdeñados. Pero el PAN no se queda atrás. Si parafraseamos al poeta silaoense Efraín Huerta en su faceta «nanopoética», a muchos les fascina la idea de ser un grillero de segunda del tercer mundo y a pocos les interesa ser un político que ve el mundo político desde otra perspectiva —recordemos a John Keating (Robin Williams) en “La sociedad de los poetas muertos—.

En la época post–política, de vida despolitizada, es fácil entender tal diferenciación cualitativa, puesto que ya no importa el peso ni la fama del personaje, ni qué tan pulcro sea el partido en el poder, sino el arreglo cupular entre tecnócratas ilustrados, empresarios y uno que otro opinólogo.

Ignorar lo anterior sería como haber ignorado a Michelangelo Buonarroti o Rafael Sanzio en el Renacimiento. Si en la Italia del Rinascimento se toparon Maquiavelo y Leonardo da Vinci, en el Silao de las postrimerías del siglo XX y los albores del XXI se encontraron Gerardo Valdovino, Alfredo Mozqueda y Jorge Galván. La similitud entre todos ellos es una: fueron candidatos a presidente municipal dos veces.

La primera vez se alzaron con el triunfo, pero el pueblo —o algún arreglo cupular— les impidió conquistar la alcaldía por segunda ocasión.

Tal como decía el profesor David Arzola, la conseja popular reza así: «segundas partes nunca han sido buenas». En otras palabras, el reciclaje de fórmulas nunca ha sido sinónimo de éxito electoral, y tan sólo recordemos el caso de Gerardo Valdovino Fuentes —hoy preclaro empresario lechero—.

Gerardo Valdovino, cuyos diálogos con Vicente Fox son memorables —casi para enciclopedizar a la clase política silaoense—, contendió por la alcaldía en 1997.  Con 19 mil 937 votos, derrotó a José Raúl Zamora Fernández de Lara (PRI), José Corralejo Alamilla (PRD) y Mario Gallardo Velázquez (PDM), sin olvidar al candidato del exánime PC: Benito Torres.

Con Valdovino llegó como síndico el ahora adalid del Verde Ecologista en Silao: el médico Jesús Bolaños Audifred, quien fue candidato a la alcaldía por el PVEM en 2012.

Las dos primeras regidurías fueron ocupadas por Clemente Padilla y Gilda Teresita del Niño Jesús Rocha Zermeño, quienes luego pasarían a formar parte del PRD.

En la tercera estaba el ya extinto René Balderas y en la cuarta, es imposible no mencionarlo, el dos veces candidato a la Presidencia Municipal de Silao (una ganador, otra perdedor): Jorge Galván Gutiérrez.

En 1999, Gerardo Valdovino fue el encargado de anunciar el «destape» de Vicente Fox como aspirante a la Presidencia de la República. Lo hizo en Irapuato y promovió intensamente al PAN entre el campesinado. Cuentan los que saben que financió parte de la campaña presidencial de la llamada «Alianza por el Cambio», es decir, el binomio Acción Nacional–Verde Ecologista.

Vivió un largo destierro de casi una década y en 2009 volvió por sus propios fueros, para despotricar en contra de Elías Villegas, aunque luego lo reverenciaría e inclusive lo llamaría «mi padrino» en la presentación de Miguel Márquez como candidato a gobernador en la ex Hacienda de Sotelo. Si lo decimos de otra manera, estuvo «missing» hasta recibir nueva orden.

En 2009, Valdovino se convirtió en el candidato del triple entente (PRI, PRD y PT). A pesar de contar con el apoyo de ex panistas como Félix Durán o Mario Delgado, perdió frente al candidato de Acción Nacional, Juan Roberto Tovar, cuyo trabajo al frente del ayuntamiento desilusionó a derechistas e izquierdistas, facilitando el retorno del PRI al palacio municipal.

Nunca nos han sorprendido las revueltas en el interior del PAN. El panismo nunca ha creído que los militantes de viejo cuño fueran capaces de hacer una revolución democrática a gran escala, independiente de valores religiosos. Hace poco lo vimos, cuando Jorge Galván se postuló por segunda ocasión: Juan Roberto Tovar y Mario Roberto López Remus, ambos discípulos de Galván, se confabularon para sabotear el previsible triunfo galvanista.

Alfredo Mozqueda Vieyra, presidente municipal de Silao entre 1994 y 1997, se registró como candidato a la Alcaldía por segunda vez en el umbral del siglo XXI y fue derrotado por el ingeniero Carlos García Villaseñor (PAN). Mozqueda, relacionista industrial de profesión, fue el último primer edil emanado del PRI en el siglo XX.

A 14 años de distancia, el partido albiazul tiene frente a sí la oportunidad de conquistar la silla principal en el salón de cabildos «Benito Juárez García», si sólo si vuelve a la estrategia fundacional de promoción electoral: tocar cada puerta, caminar por cada calle, recorrer cada manzana, cada colonia.

Si el PAN desea recuperar la alcaldía de Silao, debe optar por el precandidato que cuente con el respaldo de organizaciones sociales, y todo parece indicar que la responsabilidad recaerá en Juan Antonio Morales Maciel, por respaldos acumulados y trayectoria política. Sin embargo, el ingeniero Mario López Remus se ha obstinado —con el apoyo de Gerardo Valdovino— en bloquear las pretensiones del profesor Morales Maciel.

El Frente Democrático Independiente (FDI), a cargo de Eduardo Muñiz Barrón, y la Unión de Uniones de Comerciantes, en la que confluyen diversas ideologías, han dado su voto de confianza a Morales Maciel, quien actualmente se desempeña como director en el turno vespertino de la Escuela Secundaria Miguel Hidalgo y Costilla, la de más añeja tradición en la localidad.

Por el bando tricolor, Leonel Mata obtuvo la primera posición en la encuesta de reconocimiento público que meticulosamente se realizó en territorio silaoense por indicaciones del líder estatal del PRI, Santiago García López.

Ante el aplastante triunfo de Leonel Mata —ex delegado estatal del Registro Agrario Nacional en Guanajuato—, el Comité Directivo Estatal (CDE) conminó a los cuatro participantes a pactar la unidad.

Marissa Margarita Bravo Aguirre —directora del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Silao (SAPAS)— y el eterno aspirante Gilberto Solís decidieron declinar a favor del virtual triunfador, pero Juan Gerardo Vallejo Verver y Vargas —ex director de Seguridad Pública Municipal— se empecinó, al igual que el alcalde Enrique Solís, en impedir la designación de Leonel Mata como el candidato priísta a la Alcaldía de Silao.

Acompañado por los ex dirigentes Gustavo Carpio y Adolfo Meza, Gerardo Vallejo se mostró tan porfiado que no lo hicieron ceder. Tras someter a debate la solicitud de anulación del resultado oficial, se convocó a una segunda medición de fuerzas, pero ahora sólo entre Mata y Vallejo.

La confrontación entre Mata y Vallejo podría traer consigo una superflua revuelta intestina y, por ende, la fragmentación del partido en el poder. Sin duda alguna, tal situación fortalecería, en gran medida, al proyecto panista de retorno al Palacio Municipal. Si vemos más allá de un simple paneo de izquierda a derecha y tomamos como sustento conspiracional la médula filosofal del esloveno Slavoj Žižek, podría conjeturarse —y quizás de manera muy descabellada— que Enrique Solís trataría de pagar el favor que recibió del panista Juan Roberto Tovar en 2012: Juan Roberto Tovar apoyó al hoy presidente municipal de Silao para evitar el triunfo de Jorge Galván, ¿y Enrique Solís apoyará ahora al Partido Acción Nacional, en comunión mística e ideológica, para derrumbar las pretensiones de Leonel Mata?

Si el PRI pretende garantizar la continuidad, la mejor opción es un precandidato que no esté ligado al empecinado Enrique Solís y, contra todos los pronósticos, Leonel Mata lleva la delantera, mas nunca se nos olvide que segundas partes nunca han sido buenas y que personajes como Severiano Pérez Vázquez se mantienen detrás de cualquier jugada ajedrecística (recordando al jalisciense Juan José Arreola, «los mejores juegos son fuera del tablero y en silencio»). Y en todo este enredo político hay quienes insisten en ser un grillero de segunda del tercer mundo.

De refilón

Ahora mismo estoy en Guanajuato capital y vemos con inmenso asombro el deseo de convocar a «huelga masiva» en la educación superior. Quizás se exagere al mencionar la palabra «huelga» y la grandilocuente adjetivación «masiva», pero el paisaje guanajuateño huele a rencor muy arraigado, por las recientes pifias gubernamentales y la desaparición de los estudiantes guerrerenses. El «Plan Imperial» del PRI dinosáurico es una catástrofe. La extrema derecha y el brazo demoledor del bloque hegemónico quieren suprimir las humanidades. En vez de pensadores, quieren convertirnos en expertos que cumplan los encargos que las élites plantean, es decir, en seres robotizados. Como sujeto inmerso en la educación social, me parece importante defender que los grandes problemas nos conciernen a todos. La derecha debería estar en contra de ese «Plan Imperial», pero es imposible no pensar en connivencias. Convertir la universidad en una empresa es mucho más peligroso para México que el fundamentalismo islámico o el ébola africano, aunque semeje ser algún guión teratológico para el cine de Hollywood.