viernes. 13.09.2024
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Quanaxhuato • David Herrerías

“…los niños y niñas purépechas tendrán la oportunidad de presentarse en un escenario que nunca habrían imaginado…”
Quanaxhuato - Ilustración de Jorge Enrique Herrerías Guerra, basada en fotografía de Uërani-Eduardo López
Quanaxhuato - Ilustración de Jorge Enrique Herrerías Guerra, basada en fotografía de Uërani-Eduardo López
Quanaxhuato • David Herrerías

Estamos acostumbrados a pensar que la frontera del Imperio Purépecha llegaba hasta los límites del actual estado de Michoacán. Pero la influencia de esta cultura llegó a buena parte de Guanajuato. Todo el sur, e incluso parte del centro, tuvo presencia purépecha. Evidencia de esto son los nombres purépechas que perviven en nuestro estado: Irapuato, Acámbaro, Pénjamo, Huanímaro, Silao, Jerécuaro, Maravatío, Tarandacuao, Tarimoro, Uriangato, Yuriria y el mismo Guanajuato (Quanaxhuato). En algunos lugares de la Sierra Gorda, se han encontrado vestigios que se pueden identificar con el dios purépecha Curicaveri, lo que nos habla de la extensión cultural que alcanzó este gran imperio.

León es una ciudad a la que le cuesta trabajo reconocer sus raíces indígenas, quizás porque su fundación ocurre en un período en el que la dominación española estaba consolidándose. Sin embargo, en las primeras edificaciones de la ciudad de León participaron purépechas (y otomíes, chichimecas y nahuas). Estos fundadores indígenas de la ciudad se quedaron, habitaron los primeros barrios y eran la mayoría de los primeros pobladores de León.

En esta búsqueda de reconocernos, de volver a encontrar parte de nuestras raíces, la orquesta comunitaria infantil y juvenil Sonar Las Joyas, viajó la semana pasada al pueblito purépecha de Cherán Atzicuirín (Cheranástico). Se fundieron con la Banda Sinfónica de esta comunidad y durante una semana montaron un repertorio de música compuesta, básicamente, por integrantes de este pueblo, para presentar un concierto en Cheranástico y otro en Paracho.

El encuentro da a nuestros niños y niñas de Las Joyas la oportunidad de conocer un pueblo en el que existe un tejido social muy fuerte, y en el que la tradición y la cultura sirven como adhesivo que les ayuda a construir estrategias de solidaridad y defensa. Es grande el contraste con comunidades apenas en formación, sin historias comunes y con grandes problemas de organización, como Las Joyas. Pero, por otro lado, los niños y niñas purépechas tendrán la oportunidad de presentarse en un escenario que nunca habrían imaginado. La conjunción de las orquestas es en sí misma interesante, puesto que las Bandas tradicionales están compuestas principalmente de alientos y percusiones, y la orquesta Sonar les aporta las numerosas cuerdas que la componen. Una metáfora de lo que el encuentro de culturas ha logrado a través de la historia humana.

El próximo fin de semana la Banda Sinfónica Infantil y Juvenil Tarhiata Jimpanhe nos devolverá la visita, y repetirán este concierto con Sonar Las Joyas en el Teatro del Bicentenario. Una experiencia musical diferente que vale la pena presenciar. La cita es a las 17 horas del 29 de julio y la entrada es gratuita, con boletos que se entregarán antes del concierto.